Los mano a mano de ahora no son los de antes. Dos toreros que se “retan” en la plaza deben competir en quites, deben picarse entre ellos, y deben tener la ambición suficiente como para calentar a los tendidos cuando el ganado no da el juego deseado. Ayer no se vislumbró competencia en el ruedo. Bien es cierto que los de Puerto de San Lorenzo fallaron y no dieron muchas opciones a los matadores.

Hubo más competencia entre los subalternos y los mulilleros para ver quién aguantaba más al toro para apretar la concesión de trofeos. Porque este proceder del tiro de mulillas es otro mal de esta plaza. Se demoran en exceso en arrastrar a los toros. Y qué decir de las malas artes de los subalternos que obstaculizan con descaro y poca vergüenza la celeridad en el último viaje del toro camino del desolladero para conseguir calentar la petición de orejas.



También hubo competencia en el palco de ganaderos. A falta de uno, dos curas ocupaban la tribuna. Pero ninguno como el padre Estudillo con su sotana. ¡Qué mal bajío que haya dos sacerdotes por si a uno se le acumula el trabajo! La corrida de ayer tuvo poco fondo, con un encierro mansurrón. Ningún toro fue propicio para el lucimiento aunque los toreros estuvieron por encima de sus oponentes. En cuanto veían la ocasión buscaban las querencias del manso y así es difícil hilvanar una faena. A pesar de todo Aguado estuvo muy correcto ante el segundo de la tarde al que le dosificó una faena basada en la mano derecha con cuatro tandas y a matar.

Por su parte Juan Ortega toreó muy despacito al quinto al que consiguió darle varios naturales con la muleta baja durmiendo al animal. Quizás debió entrar a matar antes, y el pinchazo y descabello le privaron de un botín mayor.

Tan nulo fue el juego ofrecido por el ganado que no hubo opción a que al sobresaliente Álvaro de la Calle le ofrecieran un quite. Aunque para quite el providencial que hizo en el tercio de banderillas del sexto. Justo después de que un aficionado pidiera que le dejaran participar en la lidia. Ahí justificó sus honorarios. Esperemos que los cobre y no le suceda como al portuense Ángel Luís Gallardo, al que Barrilaro le pidió que le pintara la casa. A la hora de cobrar le dijo que le pondría de sobresaliente en un mano a mano entre Curro Romero y Galloso, y le pagaría ambas cosas. Al final se quedó sin cobrar la pintura y los honorarios por su actuación, pero con la satisfacción de haberse visto acartelado con dos figuras de la época.

Resulta extraño que en un festejo en la plaza real no se abra la llamada Puerta Real. Se puede decir que es un fracaso que un torero no salga por la puerta grande en esta plaza. Parece que la puerta se atrancó. Ayer lo impidió el presidente que en un cambio radical de criterio se mostró inflexible a la hora de conceder la oreja del sexto a Pablo Aguado y se empeñó en ponerle el pestillo a la puerta grande. La bronca del respetable fue monumental y el torero rescató una costumbre en desuso en este coso. Dar la vuelta al ruedo como premio a su labor. Porque aquí se ha instaurado el todo o la nada. O se cortan orejas, o se saluda a la ovación desde el tercio.

Se pone fin a este ciclo exitoso en cuanto a asistencia de público y triunfo de los toreros. Como no hay propósito de enmienda, no nos vamos a desgastar en pedir la dimisión o la destitución del presidente Carrero, porque al nuevo hay que darle un voto de confianza. Sabemos que Carrero seguirá porque debe caerle muy bien a la delegada que lo nombra. O debe ser muy pelota. Hacer bueno al difunto de Fernando Gago tiene su mérito, y eso lo ha conseguido el usía. ¡Música maestro! Que suene “La Puerta Grande” en honor al presidente. Y que salga por la Puerta Real, a pie o a hombros, pero camino de la parada del bus y que coja “Los Amarillos” a cualquier destino menos al sillón del palco presidencial.

FICHA DEL FESTEJO
Toros de Puerto de San Lorenzo y La Ventana del Puerto, correctamente presentados. Descastados y mansos en general. Media entrada.
JUAN ORTEGA: Estocada corta y tres descabellos (ovación y saludos); estocada caída (ovación y saludos); pinchazo hondo y descabello (oreja)
PABLO AGUADO: Estocada trasera (oreja); pinchazo y media estocada atravesada (ovación y saludos); estocada (vuelta al ruedo tras fuerte petición)