La Academia de Bellas Artes Santa Cecilia afronta un nuevo reto desde que en abril de 2023 asumiera su presidencia Luis Garrido Quijano: “Siempre he querido abrir la academia a la ciudad, que entren aquí y vean cosas”, confiesa en declaraciones a El Puerto Actualidad.

Aunque esta centenaria institución no ha cerrado sus puertas al público desde su fundación el 8 de diciembre de 1900, lo cierto es que no siempre ha podido ser disfrutada plenamente por los portuenses y visitantes, más allá de los eventos, cursos y espectáculos que organiza. Su sede, ubicada en la calle Pagador número 1, en la antigua casa palacio de los marqueses de la Candia, no estuvo completamente dedicada a la academia durante buena parte de su historia, lo que impedía apreciar todo su esplendor.

Hasta hace poco, la planta baja del edificio albergaba parte del Museo Municipal. Sin embargo, como explica Garrido, “el edificio al completo fue cedido en 1973 a la academia, pero tras las primeras elecciones democráticas, el concejal de Cultura del Ayuntamiento, Antonio Muñoz Cuenca, más conocido como ‘Muñoli’, apareció un día diciendo que necesitaban ese espacio porque iban a arreglar el museo de la calle Ganado, algo que sería temporal… y ha durado hasta septiembre de 2024”. Recuperar ese espacio no fue fácil: “Nos ha costado trabajito”, reconoce, pero añade que “la espera ha merecido la pena”.

Un nuevo impulso

La noticia fue recibida con gran alegría. “Hasta ahora, en invierno no podíamos hacer nada en la planta baja por falta de espacio. Siempre teníamos que pedir algún local al Ayuntamiento”, explica. Hoy, ese problema se ha resuelto: el espacio cuenta con un salón de actos, una entrada acondicionada como recepción y un patio decorado con plantas para presentaciones al aire libre durante la primavera y el verano.

Desconocimiento general

Garrido se dio cuenta del desconocimiento que existía entre los portuenses sobre la academia a raíz de una exposición que organizó en diciembre de 2023, titulada “María en el arte”. “La gente subía y no conocía el espacio ni la academia. Y esto lo tiene que conocer todo el mundo. Todos nuestros actos son gratuitos: conciertos, conferencias, exposiciones...”

Desde que recuperaron el edificio, con la excepción de una sala que el museo aún usa como almacén arqueológico, las puertas permanecen abiertas cada tarde. “No deja de entrar gente a visitarnos”, comenta, encantado con las reacciones: “Me gusta la expresión que muchos dicen al entrar: ¿cómo, esto estaba aquí?” Y es que se trata de una de las casas palacio mejor conservadas de El Puerto.

Uno de los próximos objetivos es recuperar la habitación del fondo y retomar los talleres de restauración, una labor que la academia no quiere perder. “Hemos restaurado prácticamente todos los cuadros de la Iglesia Mayor, gratuitamente, buscando recursos, promotores o rifas. Pero echamos en falta el apoyo económico de las administraciones”.

Obras necesarias

Para preservar la sede, la junta directiva ha solicitado al Ayuntamiento colaboración para acometer arreglos que exceden sus posibilidades. “La academia funciona milagrosamente gracias al esfuerzo de los que estamos aquí sin recibir nada”, explican. Han podido pintar la azotea o pulir el suelo por sus propios medios, pero otras obras —como la rehabilitación de la fachada o la reparación de una escalera hundida— están fuera de su alcance.

Además, quieren estudiar la instalación de un ascensor exterior que facilite el acceso a personas con movilidad reducida, ya que el interior no permite reformas de ese tipo.

Oferta académica

Actualmente, la academia ofrece clases de pintura, modelado, cerámica, guitarra, piano y dibujo, con alrededor de 150 alumnos. El taller de dibujo, el más demandado, ha duplicado su capacidad. La edad mínima es de siete años, pero no hay límite máximo: “Los mayores disfrutan más que los niños”, asegura Garrido.

También planean celebrar por todo lo alto el 125 aniversario el próximo 8 de diciembre. Desde enero, ya se han iniciado actividades conmemorativas. Una de ellas ha girado en torno al médico Federico Rubio, con exposiciones y conferencias. “La idea de la academia fue suya. En su último viaje a El Puerto en 1900, planteó crear una Academia Libre de Bellas Artes. Murió en 1902, pero su espíritu sigue vivo aquí”.

Desde sus orígenes, la academia se concibió como una institución accesible. “No era elitista. Ya en el primer año había clases mixtas de niños y niñas, algo impensable en aquella época”. Además de bordado o corte y confección, las niñas recibían clases de economía, magisterio, idiomas y contabilidad, muy demandadas por las bodegas y comercios locales.

Todo ello se sostenía —como hoy— con cuotas simbólicas y la colaboración voluntaria de profesores y socios. El ambiente sigue siendo familiar y el compromiso de artistas y empresas como Osborne o Caballero ha sido clave para mantener viva esta institución.

Historia del edificio

La casa palacio de los marqueses de la Candia fue propiedad de Antonio Cólogan y Zulueta, V marqués de la Candia, y su esposa Elisa Osborne Vázquez. Tras el fallecimiento de él, decidieron venderla con idea de construir en el solar. La academia, entonces situada en la calle Santo Domingo, supo de la venta y, al conocer los planes de derribo, solicitó al Ayuntamiento que interviniera para preservar el inmueble. A partir de ahí, comenzó una nueva etapa en la historia de esta joya arquitectónica, hoy símbolo del compromiso con el arte y la educación en El Puerto.