La cafetería Black & White, ubicada en el Camino Viejo de Rota, número 1, abrió sus puertas tras la pandemia del covid-19, tras haber pasado por distintas fases anteriores, como venta o restaurante, para reconvertirse, de la mano de su propietaria, Mónica Martín-Arroyo Amuedo, en una preciosa cafetería, que también ofrece otros servicios en los últimos tiempos.

El local lo inauguraron sus padres, y ahora es la pasión de Martín-Arroyo que, con anterioridad, tenía una empresa de eventos con una socia, siendo wedding planner. Aunque confiesa haber trabajado en la hostelería, “cuando éramos restaurante yo no era parte de la cocina, yo estaba en barra. Pero cuando pasamos a cafetería sí pasé a la cocina. No sabía que se me podía dar bien la repostería hasta que decidí que quería dedicarme a ello, y parece que tengo un don”.

En estos momentos “estoy mezclando mis dos pasiones, la hostelería, con algo que me apasiona como la organización de eventos”, resume.



Mónica Martín-Arroyo no sabe de dónde le viene la pasión por la repostería, pero en su familia hay mucho amor, en general, por la cocina. “Mi madre era una gran cocinera, era la cocinera del antiguo restaurante. Y mi hermana Yolanda, además de ser una estupenda cocinera, es una gran repostera. Ella era la que hacía las tartas cuando mis hijos eran pequeños. Además, tengo una hija, que se llama Daniela, que ha cogido su pasión de los dos lados, es una gran cocinera y una gran repostera”, dice orgullosa.

El horario, de 9.00 a 13.00 horas y de 17.00 a 21.00 horas, “es como el de una tienda, no es hostelería pura y dura. Es más fácil conciliar ahora” con la vida familiar y social, confiesa. Por ello, ahora “somos mucho más felices reconvertidos en cafetería”, admite. Con todo, en verano los horarios se modifican un poco, entendiendo que la clientela tiene mayor margen de maniobra para disfrutar no solo de desayunos, brunch y meriendas, sino también de la coctelería, de la que se encarga su marido, Robinson.

Con anterioridad, en la etapa en la que el negocio era un restaurante “abríamos a las once y pico de la mañana y no cerrábamos hasta después de las cenas”. Ahora la flexibilidad de horarios hace más llevadero el negocio. El único día en el que los clientes no encontrarán Black & White abierta es los lunes, por descanso del personal.

Si el cliente entra por primera vez en este local, su propietaria aconseja tomar “la tarta de zanahoria”, que asegura que es de las más demandadas. Si en cambio prefiere dulce, opta por “el rollito de canela, que lo hacemos tipo brioche, distinto a quien lo hace con hojaldre. A mí me encanta”. Además, confiesa que “utilizo mucho las especias en mi repostería”, por lo que tienen un sabor distinto y particular. En el apartado de cócteles, admite que “la piña colada y los mojitos se le dan genial” a su marido, que es el encargado.

Si se acude por la mañana, “yo optaría por un café latte, que preparamos nosotros, con dulce de leche o chocolate blanco, por ejemplo”, y para desayunar se decanta “por un número siete, que es pan de pueblo con aguacate, huevo y bacon”. Otro que también recomienda es “el que lleva el nombre de mi hija, ‘Daniela’, que está compuesto de semilla de amapola con guacamole, picada de tomate y chía y un vaso de yogur con granola, frutos del bosque, etc. Lleva una combinación muy rica”.

Pero la pasión de la propietaria va más allá de la repostería y la cafetería. Así, admite que “tenemos servicio de cáterin”, tanto en su local, como fuera del mismo, en eventos.

Por un lado, en cuando a las comidas en el local, informa que “ofrecemos comidas cerradas para un grupo de mínimo 25 personas, con menús cerrados”. Además, asegura que “se trata de comidas tipo cóctel. No es un menú sentado, es mucho más ameno. Se empieza de pie”, dando paso a una convivencia mucho más estrecha y especial entre los comensales.

Estas comidas pueden ser a mediodía o de noche, en un horario distinto al de la cafetería. Es decir, cuando se cierra a las 13.00 horas o a las 21.00 horas, es cuando se ponen a funcionar para las comidas o cenas cerradas, pudiendo dedicarse 100% a la demanda de sus clientes.

Algunos de los productos que ofrece.

Ya tienen cerrados distintos grupos, y están ofreciendo información y presupuestos a todo aquel interesado que se pone en contacto con ellos, bien a través de redes sociales, en su perfil de Instagram (@blackandcafeycopas) o en el número de teléfono 687 052 834.

Por otro lado, también se ofrecen para llevar el cáterin a eventos. En este caso, asegura que pueden llevar la comida a cualquier espacio, o bien ofrecer un servicio completo con el montaje de mesas y organización del espacio.

Mónica Martín-Arroyo explica a El Puerto Actualidad que “tenía claro que quería una cafetería donde no solo se disfrutara del plato, sino también del ambiente. Echaba mucho en falta en El Puerto un lugar en que poder salir a desayunar, algo que me encanta, y disfrutar del entorno”, como ocurre en Black & White. Además, cuentan con otra ventaja, que tienen un espacio reservado para el aparcamiento.  

Por otro lado, en este espacio se ofrece con mimo una carta dedicada al bruch, que se ha puesto muy de moda en los últimos tiempos. Acudir a este lugar es “una buena opción para aquellos que deciden comer entre el desayuno y la comida. Aún así, nuestra carta”, tanto lo dulce como lo salado, “está abierta todo el día”, se puede pedir cualquier producto indistintamente de la hora.

Black & White es un lugar especial, con una decoración coqueta y cuidada, que admite a comensales que se decantan por el dulce y a los que prefieren la combinación de salado. El desayuno, la merienda o la copa larga, son la mejor opción, pero sin duda, el negocio se agranda y cualquier cliente puede disfrutar de los platos de la propiedad allá donde se encuentren.