Aún resacosos por las fiestas en los patios, la cata de cerveza o el atracón de tapas, nos metemos ya  en el evento más amado, odiado y ruidoso de nuestra ciudad.

Recuerdo con la nostalgia de hace casi 30 años cuando las motos llevaban a Valencia por bandera, los motores valencianos venían en masa para jalear a sus ídolos en el circuito de Jerez, ciudad desbordada, y sin playas, que dejó a nuestra ciudad como epicentro del evento.

Las carreras improvisadas frente a Bugatti o Romerijo, mientras se apilaban los vasos de cerveza, dejaba paso a mini tracas improvisadas en la plaza de Las Galeras, con el consiguiente corte improvisado de tráfico, y desbordamiento policial.



Años de locura que dieron paso a los retenes de Policías Nacionales antidisturbios, aquellos de traje marrón, boinas y largas porras. Carreras por Micaela Aramburu, primero de las motos, luego de las cargas policiales, que jamás consiguieron despejar la calle.

Los tiempos van cambiando, y pasamos del todo a la nada, ajenos a un control que llegó con los años, de forma moderada y que dejaban, con las consiguientes molestias, conciliar turismo, fiesta, ruido, descanso y, cómo no, resignación durante tres mortíferos días donde las motos se adueñan de las calles del centro.

 

 
 
 
 
 
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El punto medio de todo suele ser virtud de pocos, y los incívicos hacen lo posible por saltarse normas, usos y costumbres, fomentando que los más cívicos al cuadrado critiquen hasta que se aparque en las aceras, sin comprender que, para un motero, dormir lejos de un bien que a veces supera los treinta mil euros es impensable.

A prueba pondremos la paciencia, la comprensión, la capacidad de gestión de los hosteleros, la ocupación hotelera y el fomento del turismo, que jamás podrá ser sano, ya que recibir gente de fuera es recibir ruido y hasta botellones, a no ser que aspiremos al Turismo Vaticano, silencioso y muy  poco intrusivo.

Llegaron las motos, así que armémonos de paciencia para soportar el ruido de los unos, con tubos de escape, y de los otros con un Facebook que no dudo echará más humo todavía.