No pocos son los que emplean esta palabra a lo largo, sobre todo, de las campañas políticas, su definición es la que sigue: Empleo de halagos, falsas promesas que son populares pero difíciles de cumplir y otros procedimientos similares para convencer al pueblo y convertirlo en instrumento de la propia ambición política.

Si vamos mas allá, sería el empleo de halagos, argumentos irracionales etc., con el único fin de convencer al pueblo. Esto no solo es una moda que viene de antiguo, pues la inventaron los mismos que la democracia, los griegos.

Desgraciadamente funcionó, funciona y funcionará, pues hay verdaderos expertos, que mas que razonar la ejercen a diario. Pero cuando además esa demagogia se retroalimenta de voceros, asistimos a un verdadero, y lamentable, espectáculo de irracionalidad.



Avanzamos hacia el bulo, la mentira, los sentimientos racionales, el miedo, el desprestigio… y desgraciadamente, dichas armas hoy en día son de uso común en la nueva política, y a todos los niveles, y por todos los colores.

Quiero pensar en la buena fe de quienes creen que esto es lo normal y apropiado, acostumbrados como están en que se usa a todos los niveles, sobre todo porque son muchos los que piensan que la ya conocida frase del fin justifica los medios otorga carta blanca.

Atrás queda el daño, la frustración y la vileza que se va apropiado de todos los participantes. Al final queda el hastió de los que aspiran al sufragio activo, pues se encuentran con quienes ejercen el sufragio pasivo sometidos a la dictadura de la demagogia, con el agravante de que miles de seguidores y que solo ejercen ese sufragio activo, se involucran siendo cómplices de los electos.

Cada cual puede tener su opinión, cualquiera puede aspirar a ser elegido, y todas y cada una de las propuestas, sean del color que sean son validas y aceptables, pero el abuso de la demagogia ni es válido ni aceptable, aunque a la vista de cómo funcionan las cosas está claro que ese es el uso común, sobre todo porque todos piensan que el demagogo siempre es el de enfrente.