[Lee aquí el Capítulo VIII] Comienzo un año estupendo, me siento bien, rodeado de quienes quiero, viviendo como quiero, y, sobre todo, tranquilo por no desear mal a nadie, sin embargo, mi acercamiento a la ciudad, de la que me despegué sin querer, me hace que viva ahora, con más intensidad, los acontecimientos, las fiestas, la vida política y el todo.
Como firme propósito pienso anular mi cuenta de Facebook y no volver a mirarlo, pues, en mi vida, vi semejantes despropósitos. Que el ser humano es único, es cierto, que cada persona tiene sus propias ideas, es hasta bonito, que debemos ser tolerantes con las críticas, es necesario, pero lo que veo últimamente en Facebook es algo que se sale de la lógica.
Mensajes cargados de odio, sin sentido, irresponsables que dan un claro ejemplo de mala educación a las nuevas generaciones, porque, nos olvidamos de que el Facebook está al alcance de personas desde que tienen uso de razón hasta que la pierden.
Yo tengo mi opinión sobre cómo vivir unas fiestas, mi opinión sobre lo que se organiza y lo que no, también tengo mi opinión sobre lo que puede ser correcto o incorrecto, pero hay personas que día a día vierten vómitos de mosca sobre el teclado, y sí, los comentarios se dirigen a una persona en concreto, es curioso que absolutamente todo le es criticado, y amado, eso sí, muy amado por otros, hasta el fanatismo, pero los que vierten el odio, realmente carecen de sentido común, las luces, insuficientes, las ubicaciones erróneas, si las cabalgatas salen por el centro, El Puerto es muy grande y se olvida de otras zonas, pero si se organizan en otra zona, es que vaya en donde la ubican. Si baila, malo, si ríe, malo, si hace un tiktok, payaso, si se viste, no tiene estilo, si se pone un pijama, hortera; pero aún hay más, porque el resto no se queda sin dosis, si hay un bache, inútiles, si arreglan una plaza, debían haber arreglado otra; si hacen el parking, mafia, si no lo hacen corruptos.
En fin, más que opiniones parecen panfletos políticos destinados al desprestigio de alguien que creo que de político tiene muy poco, y a los demás se las trae un poco floja. En fin, comienzo el año bien, en mi amable y acogedora ciudad, y en donde a veces, me pregunto que cazzo quieren alguno.