[Lee aquí el Capítulo VII] Si soy sentimental o no, lo desconozco, según El Bigotes, puedo ser tan cursi y sentimental como cruel y cínico, pero en estas fechas me gusta mirar en mi interior, y solo veo cosas buenas y malas, como todo ser humano.

En Navidades pasé por todas las etapas, las de la infancia, rodeado de seres queridos, rodeado de personas que un día se marcharon, y cuyo vacío, poco a poco, ser fue viendo sustituido por otros.

Nadie, excepto mis amigos, me quedan en aquellas tierras, y curiosamente este amor incondicional que cada día crece mas y mas hacia esta ciudad y sus gentes, me alegra y me llena, ojala, cuando pasen los años, seamos más a la mesa, pues la vida en como una noria. Pasamos de mesas más grandes a mesas cada vez más vacías, yo, por suerte, compartiré mantel con El Bigotes, si alguien más se une, será perfecto, porque la vida te va poniendo en camino gente maravillosa que pueden sentarse a tu mesa para compartir.



Escribo estas líneas desconociendo cómo será la noche, aunque estas palabras no vean la luz hasta mañana, pero quería dejarlas desde ya recogidas, antes de navegar por el mar de las copas, en esa nueva modalidad de precena de Navidad, en donde los bares se llenarán de gente para celebrar sin la familia lo que luego celebrarán en casa.

Recuerdo, que tanto allí como aquí, el día 24 era jornada donde los únicos negocios que realmente trabajaban eran los destinados a la comida, los más rezagados compraban los últimos detalles pasadas las ocho de la tarde, pero la realidad era que todos procuraban estar en casa a esa hora para poder comenzar a preparar la cena o preparándose para ir a cenar.

Los tiempos cambian, y a las diez de la noche aún hay gente molestando a los camareros, quizás en un esfuerzo de la soledad que quizás les espere en casa.

Prefiero mantenerme fiel a mi tradición, procuraré llegar a casa a una hora prudente para prepararlo todo, aunque solo seamos dos, y sobre todo, con enorme respeto hacia la hostelería, mi mejor bálsamo, mis mejores psicólogos, a los que tanto les debo, les deseo una Feliz Navidad, y espero que hayan podido llegar pronto a casa, que la gente es muy pesada y parece que no tienen casa.