Seguimos y con esta entrega hacemos un pequeño alto en el camino del describir lo que al toro queda desapercibido, será un compás de espera para continuar mostrando más y más Joyas de la corona de nuestra reina que pretendemos poner en valor.
Francis, “El torero” en el mundo carnavalesco, forma parte de una saga que como los collares de la reina son importantes todas sus cuentas, collares de perlas de nácar puro por lo valioso y lo imprescindible para lucir. [Los clarines del Reino: Juan Romero Viñas y Juan Antonio Tur Castro]
Francis encarna todo lo portuense, con el corazón tridividido en carnaval, mundo cofrade y taurino, pero nos centramos en su faceta taurina. Pertenece y es otra de esas joyas nacidas entre bambalinas casi, no en vano su padre “Juanini” encarnó a esta saga que hoy también se une a otras joyas como los “Andrades” y los “Quirós” pero ellos merecerán próximas entregas.
Francis y su equipo, él es el más veterano, llevan a cabo su labor desde hace muchas décadas, primero su padre que le observa orgulloso desde el tendido y ahora él. El “Morante” de las banderillas no puede tener más arte, no en vano también son y serán toreros... porque hasta para su labor hace falta tener arte. Su función es preparar las banderillas de forma impecable, y distribuyen los pares a los peones de cada cuadrilla. En algunas plazas les denominan «chulos de banderillas»... en nuestra reina son los toreros del personal... [Manuel Galán Quesada, aficionado y acomodador en la Plaza de Toros]
Además Francis es de esas personas que su sonrisa y su vitalidad hace que vivan intensamente cada momento, su expresión es de puro entusiasmo y entrega, que si súmanos pasión y afición es una mezcla de amor puro a la fiesta y al toreo caro. Además se encargan de entregar las banderillas y retirarlas, son una pieza clave pues auxilian al banderillero entregando el par con el que quizás se juegue en ese momento la vida, además de compartir callejón en su labor con el riesgo que ello implica pero es del todo necesario. No en vano su rincón en la plaza, el rincón real donde se guardan las banderillas es un mini museo precioso, plagado de imágenes religiosas que se entremezclan con herramientas y garapullos.
Francis y toda su saga buenas personas a reventar, muy queridos dentro y fuera del mundo del toro, y todo un ejemplo de afición y constancia porque siempre lo digo, cuando digo varias décadas hablamos de la época de Canorea y Barrilaro, que se dice pronto. [José Manuel Castillo Franco, responsable de la Capilla Real]
Otra joya clave, por su belleza intrínseca en la misión, mano con mano con los profesionales y lo mágico de su rincón donde las banderillas luces en una verdadera vitrina de amor a la fiesta y afición. Sus manos ceden banderillas reales y con ellas va el triunfo y la gloria, el vida o muerte, y debe ser que aportan la mayor de las fortunas porque si de algo disfrutamos en la reina es de soberbios pares de banderillas... para la gloria de los de luces y el orgullo de los Muñoz Camacho.