El mediático Facebook a veces, muchas veces, pone en circulación memes que no tienen desperdicio, quizás por la genialidad, por la ocurrencia, por enmarcar en una imagen y una frase todo lo que se puede decir, y mucho más. Pero al ver el cartel de la mítica Robin de los Bosques por el Errol Flynn, no pude menos que rememorar todo lo que el mítico caballero bandido bondadose era.

Es cierto que vivimos en tiempos parecidos al medievo, entonces no podías hacer tu pan sin pedirle permiso al señor, que tenia exclusividad con el horno; tus campos no eran tus campos, y se trabajaba para comer vestir y poquito más.

Tiempos aciagos en los que, si algo hacías te cortaban la mano. Eran tiempos en que veías como los poderosos señores y sus amigos hacían lo que del alma les salía, sin más justicia que la divina, esa que llegaba, al parecer a la hora de la muerte, la cual, en más de una ocasión, la producían los excesos.

Encima, las distintas facciones se movían a capricho del que mandaba, y se caía en desgracia con la misma facilidad que tu bolsa te impedía continuar. A veces, la corrupción era descubierta, mas por la envidia de quien quería mamar, que de quien la justicia perseguía... y así, con esa escuela, el cartel me hizo gracia, con la cara del bueno de Chaves como Robin, y Griñán en el papel estelar de la Marian.

Recuerdo cuando la trama de los valencianos, al fin y al cabo, empresarios corruptos que ganaron más dinero con sus empresas, y políticos que se hacían trajes, regalos de los corruptos… también otros casos en donde se recalificaban terrenos, y se enriquecían empresarios que montaban una empresa con sus trabajadores…. En fin, gente cruel y sinvergüenza, no como nuestros Robin, que mas que Robin sería Pichurrin de los bosques, pues él, y su banda de abnegados justicieros sacaron de las arcas de Andalucía no cientos, si no más de miles de millones, y de forma astuta los repartieron entre los trabajadores, que ya jamás, jamás tuvieron que pasar fatigas ni trabajar.

Lo de los cursos en donde el profesor no aparecía a pesar de cobrar cientos de miles, con la connivencia de quienes no hacían los cursos a cambio de 800 euros (que después les fueron reclamados por estafadores, a los otros no). En fin, España, la España justiciera en donde a veces no solo ponemos la cama en casi todas las ocasiones.