El Puerto ya no es rockero, tampoco lo es alternativo y quizás tampoco lo sea de los “Siempre Así”, en verdad es latino -enhorabuena a los premiados que se lo están llevando calentito- y, ahora también, es pijo. Le gusta perrear y también mola mazo, o sea sabes.

Ciertamente por estos lares siempre se ha sido pelín pijo, desde aquella época dorada cuando durante los años 80 actuaron gente como Julio Iglesias, Hombres G o Miguel Bosé en discotecas con estilo y pedigrí como eran la Joy y Pachá, no obstante aquello fue un pijerío con clase derivando hoy día a un espécimen chungo de camisa blanca remangá - todos llevan el mismo modelo comprado en el Primark- y un mal beber ya característico donde a la tercera cervecita ya están fuera de combate. Totalmente KO. Y es que hace poco hasta un medio nacional como El Mundo nos ha dado publicidad, pero no por haber perdido el tren del progreso en la Bahía sino porque ahora somos el punto de encuentro pijo en una buena fiesta en la zona de Puerto Sherry.



El artículo en cuestión escrito es todo un panegírico sobre los nuevos bares de moda en el puerto deportivo y sus dueños. Rodilleras Decathlon, sobres generosos, historietas de chavales/as mal vestidos, locales decorados sin personalidad ni estilo, camareros/as que no saben poner una copa, y niños de papá metidos a empresarios de los ahora denominados “beach”, antes chiringuitos, en una zona del conocido por muchos como ‘puerto churry' donde se ha especulado bastante con el suelo... Lo mejor es cuando dice que "los mejores djs de Formentera pinchan en ese sitio" (sic).

En fin, no se dice nada en el periódico del ínclito Pedro J. acerca de la que lían los cayetanos cuando van “siegos” y el caos circulatorio que se produce un fin de semana en un puerto deportivo que hasta hace poco era un lugar para descansar, jugar al pádel, y dónde  de toda la vida alguna que otra embarcación aprovecha para colar droga. Playa canalla? Aro, aro.

Sea como fuere el  fenómeno del ‘pijismo’ ya es una realidad y ha venido para quedarse, junto con nuestras ya clásicas despedidas de solteras y solteros que amenizan el casco histórico un fin de semana sí y el otro también. Mal gusto a raudales y ahora esto, no obstante habrá que esperar por cuánto tiempo más, o si va ligado con uno u otro partido distinto que gobierne puesto que ya se sabe que no todo es pulserita rojigualda de terracita y pandilla de taberneros. Va por rachas.

El Puerto vuelve a estar de moda. En el candelero, o en el candelabro que decía Sofía.