Cuando se cumplen 25 años del secuestro y asesinato del concejal de Ermua a manos de ETA, el Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, con el alcalde Germán Beardo a la cabeza, ha inaugurado este miércoles 13 de julio, día de su muerte, la calle “Miguel Ángel Blanco”.

Acompañado por el equipo de Gobierno y varios miembros de la Corporación Municipal, el Comisario de la Policía Nacional, José Miguel Saenz, el jefe de la Policía Local de El Puerto, Carlos Rodriguez Baturone, y varios vecinos de El Puerto, Germán Beardo ha descubierto la placa que inmortaliza el nombre de Miguel Ángel Blanco en el corazón de la Bahía, en recuerdo eterno.

El primer edil de la ciudad, Germán Beardo, señala que con este sencillo pero emotivo acto “El Puerto inmortaliza el nombre del concejal de Ermua cuando se cumplen 25 años de su secuestro y asesinato a manos de la banda terrorista ETA, honrando y reivindicando su memoria, pero sobre todo impulsando su recuerdo, para que no se olvide ni el paso del tiempo borre su recuerdo porque con su vida defendió la libertad y la unidad de la nación española”. Fue una muerte que transformó la conciencia ciudadana y su memoria quedará siempre en el legado democrático de nuestro país, al que defendieron con valor por la unidad, el pluralismo político y la libertad.

El alcalde Germán Beardo recordaba que Miguel Ángel “fue una víctima de ETA, que fue asesinado por ser concejal constitucionalista en este caso del Partido Popular, pero también fueron otros tantos concejales miembros de partidos de Estado que fueron asesinados por pensar en la Unidad de la Nación, en los valores democráticos y trabajar por los ciudadanos en el País Vasco y en toda España”.“Su memoria quedará siempre retratada en la ciudad, porque el compromiso de las instituciones -en este caso del Ayuntamiento de El Puerto- es contar siempre la verdad: en esa época unos mataban y otros ponían la nuca y Miguel Ángel puso la nuca. Hubo concejales, militares, policías, funcionarios de prisiones, incluso médicos y otros miembros de la sociedad civil que tuvieron que salir del País Vasco, refugiándose en otros lugares de España, también en la provincia de Cádiz, para huir del terrorismo. Algunos fueron asesinados, otros fueron extorsionados y otros como Ortega Lara fueron secuestrado él durante más de quinientos días. Por tanto, nuestro país no puede quedar nunca en la distancia de lo que verdaderamente pasó y desde las instituciones tenemos el deber y el compromiso de reafirmar esta realidad, para que todas las generaciones presentes y futuras sepan que hubo una banda terrorista que mataba a gente por su ideología y por defender desde el pluralismo político la libertad y la igualdad de todos los españoles”.



El Ayuntamiento de El Puerto reconoce así la figura de Miguel Ángel Blanco y en su nombre la de todas las víctimas del terrorismo. “Miguel Ángel fue la voz de una España que se levantó para pedir paz, para reivindicar el cese de la actividad terrorista y para decir muy alto con las manos blancas que basta ya”. 25 años después, debe quedar siempre presente en la memoria de todos los portuenses y de todos los españoles.

La calle dedicada al concejal de la localidad vizcaína de Ermua, asesinado en el año 1997, Miguel Ángel Blanco se sitúa muy cerca de la Avenida Víctimas del Terrorismo, en la zona comercial que transcurre entre la rotonda del Centro Inglés y la del Bar Jamón, compartiendo espacio con la calle Alberto Jiménez Becerril, asesinado en el año 1998 junto a su esposa Ascensión García Ortiz; y Luis Portero, asesinado en Granada en el 2000. Configurando así un lugar donde El Puerto rinde homenaje a las víctimas de ETA, mostrando también a sus familiares y amigos que el dolor que junto a ellos tuvimos que soportar con la barbarie terrorista en nuestro país no ha sido en vano.

Con este símbolo, señala el alcalde de la ciudad, “mostramos a las víctimas que han sobrevivido a los ataques de ETA y a los familiares que no están solos y que no los olvidamos, en un homenaje explícito que rememora que la unión de todos los demócratas consiguió combatir el terrorismo, siempre respetando el Estado de Derecho y con la unión de todos los españoles”.

El Puerto se une de nuevo, 25 años después de su asesinato, desde este rincón del Sur para reafirmar los principios de convivencia en los que creía Miguel Ángel Blanco, recordando su historia y sobre todo explicándosela a los más jóvenes que la desconocen, para que sepan que su muerte provocó una ola de indignación y solidaridad en toda España que supuso un cambio en la percepción social de la banda terrorista. Que fue secuestrado por ETA el 10 de julio de 1997 y que todos los españoles vivieron durante 72 horas conmocionados, pero unidos como nunca en una marea de manos blancas y lazos azules que crearon el espíritu de Ermua, que supuso un “basta ya” sin precedentes. Germán Beardo quiere hacer hincapié en que “no podemos permitir que nadie trate de borrar ese espíritu que alcanzamos todos los españoles en democracia y concordia, por justicia y por dignidad y porque la historia no se puede reescribir”.

ETA secuestró a Miguel Ángel Blanco el 10 de julio de 1997. Tenía 29 años y era concejal del Partido Popular en el Ayuntamiento de Ermua, en Vizcaya. Para su liberación exigió el acercamiento de los presos de la organización terrorista a las cárceles del País Vasco. A pesar de que miles de personas de todos los lugares de España salieron a la calle de manera pacífica para pedir su liberación, exigiendo su libertad desde todas las Plazas de España al lado de su familia manteniendo la esperanza, ETA cumplió su amenaza y lo ejecutó dos días después. Pese a los disparos, el concejal de Ermua aguantó vivo aún unas horas, hasta fallecer en la madrugada del 13 de julio. Fue asesinado de rodillas, por la espalda, maniatado, recibiendo dos tiros en la cabeza a bocajarro. Su crimen desató la unión de toda la sociedad española en contra del terrorismo de ETA implicando un punto de inflexión ¨cuyo significado debe permanecer vivo y que tenemos que seguir defendiendo, impidiendo que se olvide o que se relate de otro modo”, señala Germán Beardo, “porque esta es la memoria democrática”.