Entender una ciudad, con sus costumbres y manías es difícil, por eso, cuando le dije a mi compañero de café que el verano había terminado me lo negó.

Para mí, la llegada de septiembre siempre era el principio del trabajo, de la actividad, el final de los días relajados, pues no siempre se estaba de vacaciones en agosto. Aun así, ese mes la actividad se detenía bastante. En ciudades como El Puerto, eso era normal, por el calor, en otra, aun no habiendo calor, el tiempo se ralentizaba. [Lee aquí los capítulos anteriores]

Hasta mí llegó el perro chocolate, anuncio de que la calva aparecería en breve, como así fue. Al comentarle lo del verano, coincidió casi punto por punto con “El bigotes”. Curiosamente, la festividad de la patrona de la ciudad marcaba el fin del verano en El Puerto. No podía entenderlo, pero comprendí que quienes siendo de la ciudad residieran fuera tratarían de alargar su estancia en la ciudad hasta la festividad de la patrona.

El hecho me resultó curioso porque durante el año tampoco había escuchado hablar de fiestas o verbenas, o eventos multitudinarios. La patrona se festejaba en su día con mayor o menor gloria, pero sin causar excesivo revuelo, aun así, todos me confirmaban que hasta que no pasara el 8 de septiembre, en la ciudad seguía siendo verano.

Quedaban pocos días, así que me dispuse a esperar pacientemente el día, sin embargo, no dudaba de que cualquier evento que este año se organizase contaría con la crítica más mordaz de quienes no veían con buenos ojos cualquier evento, ya fuera multitudinario o no. 

Mientras apurábamos el café charlamos de ello, y me extrañó que en una ciudad que marcaba sus ritmos con ese día la patrona no tuviera mayor protagonismo, no fuera la excusa de una feria, o la excusa para la organización de eventos culturales y religiosos.

Seguramente, que no fuera de aquí me hacía perderme algo, lo malo era que este año no tendría manera de comprobar realmente como sería la celebración. Seguramente solo la iglesia sería el lugar donde adquiriría protagonismo, así que me preparé par alguna semana cargada de religiosas manifestaciones. Al parecer, entrabamos en semana de patrona.