Las noticias de la mañana me trajeron una noticia curiosa. La Televisión estatal nos recordaba que, en Pekín, en el día de hoy, miles de alumnos hacían la selectividad. La pregunta era qué importancia tenía que los alumnos de Pekín se examinaran hoy de su equivalente a la selectividad, sobre todo cuando miles de jóvenes españoles se examinaban hoy de Selectividad en, al menos, la Comunidad Autónoma Andaluza.

Mientras trato de entender por qué durante cinco minutos se me informa acerca de lo ocurrido en Pekín, me pregunto por qué no hay ni una mención a los españoles que hoy si hacen la selectividad. Tampoco una mención a San Fermín, ni un recuerdo al primer encierro, ni imágenes de encierros de otros años. Seguro que muchos se harán la misma pregunta, y otros muchos lo justificarán, incluso verán la importancia político social de hacer mención a lo que ocurre en Pekín.

Lo selectivo en darnos noticias, como el meter miedo por seis infectados, con veladas amenazas de cierre, de una de las comunidades con mayor incidencia en el turismo, me hacen preguntarme qué está pasando. Mejor ni pensar, mejor confiar en manos de quienes estamos, y sobre todo preocuparnos por los jóvenes pekineses que hoy se examinan de la selectividad.

Sin embargo, prefiero aprovechar para desear no solo ánimo, ánimo a quienes se enfrentan a su futuro con una canícula insoportable, ánimo a quienes van a pagar las consecuencias de una pandemia que les afectara de por vida, porque de seguro que jamás olvidarán el verano del 2020, el verano de sus vidas, el verano en el que pasarían de ser adolescentes a universitarios o gestores de su destino en oposiciones, trabajos o cursos.

El verano del 2020 para muchos será el comienzo que posiblemente marque sus destinos. A todos les deseo la suerte que precisen, les felicito por el esfuerzo y les trasmito el ánimo oportuno, porque al fin y al cabo, ellos son el futuro, y ese, ese futuro… estará en sus manos.