Las horas pasan, se unen a los días, a las semanas, y la confianza se quiebra. La situación actual se encuentran con un panorama político que raya en lo absurdo, el mundo entero se enfrenta a algo desconocido, algo que ni en nuestros peores sueños hubiéramos imaginado, las medidas aun siendo parecidas tienen sus diferencias, y ello conduce a una situación distinta en cada país.
A toro pasado todo son soluciones, y es injusto valorar la situación actual con actuaciones distintas a las tomadas y que se hubieran tomado, ya que la vida es un correr riesgos, tomar decisiones y obtener resultados. Sin embargo, en ocasiones, la cuestión no es tanto en tomar decisiones, acertadas o no, en ocasiones el problema es derivar el problema, actuar como si el problema fuera otro, y dejarse llevar hacia un estado caótico por la pérdida de objetivo.
Cuesta trabajo por ello, mantener la confianza en alguien que hace dejación de funciones centrándose en otras. Hay quien debe proporcionar bienestar a la sociedad, trabajamos para mantener ese estado de bienestar, para que nuestros recursos sean redistribuidos y gozar así de ese estado, de una sanidad eficaz, de una garantía de solidez económica en la vejez.
Damos la confianza a un estado que nos garantice ese bienestar, que proteja nuestro modo de vida, que nos proteja frente a quienes quieren arrebatarnos ese bienestar. Partiendo de aquí, qué nos queda, qué podemos pensar, en quién podemos confiar cuando lo más esencial para el mantenimiento de ese estado de bienestar, como es el trabajo, se quiebra.
Resulta curioso que, en lugar de buscar soluciones, se ordene el cierre, incluso de un año de ciertos centros de trabajo, olvidándose que todo está relacionado. Una rueda paralizada colapsa el engranaje, detiene la circulación, el flujo de liquidez se detiene.
Las horas pasan, la confianza se va quebrando y es cierto, nada será igual, porque la confianza, en los que deben garantizarnos el bienestar, se ha perdido, nos han llenado de miedos, recelos, desconfianzas y solo transmiten un mensaje de desesperanza difícil de superar.