Hoy El Puerto sabía que, con o sin Covid-19, era un día triste, por eso amaneció lluvioso. Su gente sabía que hoy era día de Zona Norte. De aquello que los cofrades llevamos años envidiando de otros lugares, como son las Hermandades de barrio.

Cada Sábado de Pasión veíamos como crecía una Agrupación con dotes de ello, y desde Urbaluz llegaba al Juncal con ánimo de visitar a su gente de la Zona Norte, de aquellos barrios que necesitaban a Jesús y al que nunca le llevábamos. Y todos nos ilusionábamos con verle cruzar el parque camino de Pinillo Chico para buscar el centro, cuando reviraba a sus puertas iniciando su camino de vuelta. A la salida del barrio, los bomberos le dedicaban un homenaje y le hacían una ofrenda. Sí, el Señor del Soberano Poder tampoco era profeta en su tierra, pero como le quieren un poco más abajo…

Esto ya sabía aún más a Domingo de Ramos, y largo en su caminar iniciaba el camino de regreso, lo que algunos seguían afanosos de ver el arduo trabajo costalero, y otros se marchaban al barrio de las Nieves. Allí de nuevo veíamos el fervor de un barrio, los vecinos volcados con el paso de la cofradía, y las ganas de estar unidos por el Señor. Buena gente y muchas ganas se vivían viendo el humilde resultado del trabajo de cada año, con poquita historia a sus espaldas, pero mucho interés en dar testimonio de fe en la calle, que es de lo que se trata. [Viernes de Dolores]

Ambas nos tenían en vilo deseosos de verlos crecer, y aunque por distintos motivos, ninguna este año volveríamos a ver en esas circunstancias. Pero sin duda los que quieren al Señor en su Soberano Poder y ante la Traición de Judas, se estremecerían al saber ver ese Vía Crucis que los llevará, aunque no sabemos cuándo, a ser una devoción más de El Puerto, y saber que será su gente y sus barrios los que “bajarán” a El Puerto para demostrar una forma que aquí no conocíamos de querer al Señor, bajo la mirada de Nuestra Señora de la Estrella. Y si no, que se lo pregunten a la Salle…

Pero todo no queda ahí, pues en un Viernes de Dolores que suena a “forjado” ya, habríamos visto por primera vez en las calles de la feligresía de San Marcos al Señor de la Salud en sus Tres Caídas. Y hoy viviríamos la resaca de haber vivido estas imágenes y haber sentido al Señor más cerca de poder bendecir a su barrio como su gente quiere… Pero es que lo están haciendo tan bien, con tanto gusto y tan cerca de lo que realmente esto significa para el cristiano, que apetece seguir viéndolos trabajar así para que no se “manchen” del que viene buscando resultados triviales.

Pues eso, Salud a todos, y que de estas Tres Caídas nos levantemos pronto…

Que así sea.