Soy estudiante de ingeniería mecánica de El Puerto de Santa María, estaba en Italia realizando unas prácticas Erasmus en la universidad de Sassari, Cerdeña y he sido una de las repatriadas en el ferry a Barcelona el pasado 24 de Marzo. Desde aquí “quiero trasladarle a los ministros y a toda la cuadrilla de cargos políticos que hay en el organigrama, de los errores que se han cometido con nosotros para que los corrija y no se vuelvan a cometer con los futuros repatriados que están por venir”.

"Nunca se dirigieron ni a mí, ni a nadie, para explicarnos la posible operación"

Tras un mes de confinamiento allí y de máxima desesperación, pues en ningún momento recibí por parte del gobierno español información directa y clara. Eran múltiples las noticias que se publicaban sobre las posibles repatriaciones, pero nunca se dirigieron ni a mí, ni a nadie, para explicarnos la posible operación: ni el cómo, ni el cuándo, ni el dónde, ni con que medios. Todos los intentos para hablar con el gobierno fueron fallidos, ni embajadas, ni Consulados, ni Ministerio de Exteriores, nadie sabía decir nada. La única vez que Exteriores me contestó el teléfono fue para decirme literalmente “que demasiado que nos traían a España, que para salir de Barcelona y llegar a mi casa debía buscarme la vida”.

No se imaginan la impotencia y angustia que provoca esta situación, ya no sólo por la falta de información, sino porque cada vez Italia y España se encontraban en peor situación sanitaria y traslados y parecía que nunca podríamos volver.

El pasado 22 de marzo el consulado de Roma público que se fletaba un ferry de repatriación para el 24 marzo e indicaba el enlace para la compra de billetes. Muchos de nosotros nos enteramos porque estábamos siempre atentos a las noticias, no porque se pusieron en contacto directo con nosotros. Por fin llegaba la solución, aunque a medias, pues quedaba como llegar hasta El Puerto con todas las cancelaciones y restricciones de trasporte que hay en España, y evitar en todo lo posible la sobreexposición al virus y poder contagiarse.

No era tan difícil organizar la vuelta de Barcelona hacia distintos núcleos de España, y no lo digo por la comodidad para nosotros, sino porque podríamos ser grandes focos de contagio, veníamos de un país que está peor que España, y nos dejaron tirados en Barcelona, y seguir dando tumbos por España.

"No había ni hoteles donde quedarse, ni sitios donde comer..."

La guinda al pastel, se la puso Vueling y una de sus azafatas. Pues en mi caso y en el de otras 15 personas, teníamos a las 21:40 un vuelo hacia Sevilla el mismo día, pero el ferry se retrasó y por dos minutos perdimos el avión. Estábamos en la puerta de embarque a las 21:22 frente a la azafata que daba ya el acceso a la aeronave, y “no nos dejó montar, decía que estaba cerrado y eran las reglas, que el avión no podía esperar a ningún pasajero”. Lo perdimos no porque estuviéramos de charla tomándonos un café, sino porque el barco con carácter de REPATRIACION debido a que el mundo se encuentra en estado de alarma llegó con dos horas de retraso. Se trata de una situación de fuerza mayor. ¿cómo pueden pasar estas cosas? ¿Tan difícil resulta a los Ministros dar indicaciones y coordinar con los medios de transporte, aerolíneas, etc. de flexibilidad y ordenes especiales para la situación tan especial que estamos viviendo y retrasen la salida del avión dos minutos? Del único avión que había, no había más opciones. No pedimos que nos paguen el viaje, lo que estamos pidiendo es que ponga los medios con idea de estar el menos tiempo posible expuesto al virus. Podría incluso haber habilitado un tren de Barcelona- Madrid- Sevilla, de los que existen normalmente, no tenía que inventar nada, ni construir la vía ni el tren, ya están.

Además, como la situación es tan especial y surrealista, no había ni hoteles donde quedarse, ni sitios donde comer, ni donde dormir, ni tomar un café después de casi tres días de viaje.

Llegué el jueves cogiendo trenes, pasando por Madrid y todas las estaciones, vamos por los puntos más calientes de contagio que hay en España.

Desde aquí millones de gracias al abogado del consulado Italiano en Cerdeña, gracias a él y a la infatigable labor de mis padres he podido volver.

“Señores y señoras que mandáis y ocupáis las posiciones de poder, tenéis el poder y recursos para hacer que las cosas se hagan y se hagan de la forma más optima, eficaz y seguridad sanitaria. ¡Háganlo!, nuestras vidas, nunca mejor dicho, está en sus manos".