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Cuando yo era niño era costumbre por Navidad que TVE proyectara la versión al cine de Mervyn LeRoy de 1949, de la novela Mujercitas. Era ya una tradición ver esta cinta que era sin duda consistente, entretenida y a la vez una azucarada adaptación de la celebérrima novela autobiográfica de Louise May Alcott, Little Women (1868).

Era una buena versión con una interesante perspectiva de época y un gran elenco actoral; pero cursi, para mi modo de ver de aquellos años infantiles. Entonces, recordando y teniendo en mi preconsciente aquella sensiblería y dulzor de antaño, he ido a ver esta nueva versión de Mujercitas, 70 años después, segundo largometraje dirigido en solitario por Greta Gerwig.

Entré en la sala con ciertos reparos y pensando que al conocer ya la historia, no me iba a sorprender, y por lo tanto podría aburrirme. Pero veamos qué ocurrió; adelanto que nada de lo que yo anticipaba.

Otras “Mujercitas”

Que yo conozca al menos hay cuatro adaptaciones de “Mujercitas”. Todas ellas acomodaciones al cine de la conocida novela homónima de L. M. Alcott. Hay una Mujercitas de 1933 de George Cukor nada menos, con Katherine Hepburn en el papel de la indómita hermana y protagonista principal, Jo March. Le siguió a esta versión, como antes decía, la obra de estilo clásico en Technicolor dirigida por Mervin LeRoy, 1949, con June Allyson en el papel principal (hablaré de ella en la columna); en 1994 de Gillian Armstrong, directora australiana colocó en la pantalla a una convincente Wynona Ryder como la fantasiosa aspirante a escritora. Y en 2017, Vanessa Caswill rodó cuatro capítulos para la BBC que captaban muy bien el espíritu de la clásica novela, con un reparto excelente: Emily Watson, Angela Lansbury, Michael Gambon... y una Maya Hawke que encarna magistralmente a una Jo generosa, despreocupada y audaz.

De estas versiones, la de 1933 dirigida por George Cukor era muy buena. La de 1949 de Mervyn Le Roy era más glamurosa que dramática. La de los ‘90 de Gilliam Armstrong resultaba demasiado encorsetada. Y la serie de 2017 de Vanessa Caswill es tierna, idílica y generosamente interpretada.

La versión última que analizaré ahora de 2019, es la quinta (según mis conocimientos), obra de la norteamericana Greta Gerwig, que ofrece un enfoque diferente de la conocida historia, pues empieza el relato donde las demás acaban, o sea, cuando Jo March se ha convertido definitivamente en novelista. A partir de ese instante la cinta va dando pasos intermitentes por el tiempo y la memoria, y la nostalgia familiar de una mujer que concluye en el descubrimiento de que lo domestico es un vigoroso material para hacer literatura.

MUJERCITAS (1949).

MUJERCITAS (1949). Film producido y dirigido por Mervyn LeRoy (1900-1987) con un buen guion de Sally Benson, Andrew Solt y otros, que adapta la novela de Alcott. Se rodó en los MGM Studios y consiguió un Oscar a la dirección artística en color.

La acción dramática se desarrolla en una localidad indeterminada de Nueva Inglaterra y en NY durante la Guerra de Secesión (1861-1865). Cuatro hermanas con diferentes maneras de ser (Meg, Josephine, Amy y Beth) y edades entre los 13 y los 19 años, crecen y se preparan para afrontar la vida. Una familia con escasos recursos que hace que la madre se esmere mucho para mantener a flote la familia. El padre es un pastor protestante que asiste espiritualmente a los soldados en el frente.

En la casa vecina vive Laurie, un joven pudiente y revoltoso. La película es mezcla de drama, film familiar y romance. Consigue LeRoy una buena definición de los caracteres de las hermanas, sus anhelos más íntimos y su visión de la vida. Acertado análisis de época, y brillante decoración de escenarios y vestuario.

El reparto es de lujo: June Allison, Elisabeth Taylor (recién cumplidos los 17 añitos), Peter Lawford, Janet Leight, Margaret O’Brien y Mary Astor. Le Roy hace un retrato costumbrista de época, abordando el tema de las relaciones entre hermanas, de éstas con los jóvenes del lugar y con la madre; no olvida a la tacaña tía March. Presenta, en fin, un cuadro alegre, festivo y bullicioso, al que se añaden trazos dramáticos muy emotivos. Situaciones de un subido sentimentalismo envuelve el metraje en un tono melindroso. Pero no olvida dibujar la acción con pinceladas de humor ligero y juvenil.

En fin, que la famosa novela, pasada por el por el filtro estético de la Metro Goldwyn-Mayer aporta el encanto de un look visual ya desaparecido, junto a la eficacia de su elenco actoral, con actrices de gran nivel. Prodiga cursilería en algunas secuencias, pero no por ello olvida hacer una fiel y atractiva semblanza del difícil camino que va de la adolescencia a la madurez. Obra de época, divertida y cargada de emotividad. Tantas veces la disfruté en mi infancia, que a veces la echo en falta por Navidad.

MUJERCITAS (2019)

MUJERCITAS (2019). De nuevo tenemos a las cuatro hermanas y a su madre en una Norteamérica en plena Guerra de Secesión. Lo llamativo de esta versión, como decía antes, es que la película comienza donde las otras acaban, con Jo ya convertida en escritora y viendo cumplidos sus sueños, a pesar de vivir en un panorama literario difícil y casi exclusivo de hombres. Gerwig acierta a romper la organización lineal de la novela de Alcott, partiendo el film en dos tiempos.

Pasado y presente recorren la historia de la familia, incluyendo momentos dramáticos como el de la inminente muerte de Beth. Cada escena es una experiencia extraordinaria. Esta no es la “Mujercitas” melindrosa de LeRoy, es una obra de arte con un discurso sabiamente tejido que nos presenta verdades humanas y opciones de crecimiento y experiencia. Mujercitas de Gerwig es puro aprendizaje de vida. También habla del gusto por el compromiso y el riesgo que anida en los corazones valerosos de las muchachas protagonistas.

En esta “Mujercitas” hay, como digo, dos mitades, cada una separada por siete años de tiempo. El suficiente para que el relato vaya adelante y atrás, avanzando y retrocediendo, atendiendo a los sutiles deseos del cuerpo y el ánimo de las hermanas. Se confunde la historia de la autora con el relato del film, que viene a ser una reflexión sobre la labor creativa, que es en cierto modo una apología del amor. Como reza la protagonista del film: “He tenido muchos problemas, por esto escribo relatos alegres”; en realidad la obra de Alcott es alegre en su conjunto. Lo encomiable es que Greta Gerwig firma un producto atractivo y nuevo de la conocida novela, sin traicionar el texto. Nos envuelve en un universo de sensaciones muy bien dibujado. El arcano que incluye la vida y la muerte, el amor y la confianza en la bondad humana.

El reparto es superlativo: Laura Dern (la madre), Saoirse Ronan y Florence Pugh todas magníficas, sin olvidar otros actores y actrices magníficos como Timothée Chamalet (actor que cada vez va a más) o Emma Watson. El retrato de Greta Gerwig sobre las cuatro hermanas puede entenderse en clave feminista o más bien, como un dibujo de la excelencia y las claves de la feminidad. Hermosura, inestabilidad y arrojo se conjugan respondiendo al axioma que a la vez es un principio del film: buscar tras el sufrimiento, el júbilo.