Si la temática de la anterior entrega fue la intriga, aquí doy un paso adelante camino del miedo, pero un miedo difuso que incluso carece de un objeto real, que es la definición de angustia: inquietud, zozobra, desazón sin una causa manifiesta.
Angustia tras la pantalla
Hoy comentaré esta temática al hilo de dos estrenos importantes del cine francés. Un atardecer en la Toscana (2019), que expone el profundo y enigmático temor al inmigrante, al extranjero, sin que se sepa bien el por qué; y la segunda película de título, La última lección (2018), en la cual, un profesor novel rodeado de alumnos muy singulares e incluso siniestros, empieza a sentir una gran ansiedad que no acierta a entender y que lo oprime casi hasta el colapso.
UN ATARDECER EN LA TOSCANA (2019). Escrita y dirigida por Jacek Borcuch y ambientada en las bellas tierras toscanas la protagonista es una mujer con gran personalidad, poeta y poseedora del Premio Nobel de Literatura de nombre María Linde. Las relaciones con sus familiares y amigos dejan que desear.
En la trama hay diversidad de etnias y culturas y el punto central de reflexión es cómo se ve a sí misma Europa, cómo ha ido asimilando su historia y si en este proceso no hay un exceso de hipocresía. Como dice su director: “El viejo continente ha estado marcando el tono durante cientos de años […] Pero el miedo a lo desconocido, la falta de política sabia y la cooperación entre estados hace que el continente sea ‘sofocante’ y muy incierto”. Esta cinta cuenta con una veterana actriz del cine polaco, Krystyna Janda, que hace un trabajo con absoluto dominio del personaje, creíble, estupenda.
La protagonista intenta resistir la airada actitud del pueblo donde vive, por una relación sentimental con un hombre árabe. La historia concluye con un final abierto cargado de interrogantes, en el cual cada espectador debe intentar posicionarse. Un final tan simbólico como inesperado y escandaloso.
LA ÚLTIMA LECCIÓN (2018). El director Sébastien Marnier consigue desde el primer momento conducir de manera palpitante este thriller de suspense, centrado en un colegio de élite con adolescentes superdotados y engreídos. Pierre, un nuevo profesor ‘interino’, ha llegado para sustituir a su predecesor que se ha suicidado (nada menos).
Estos adolescentes fríos e inexpresivos tienen mucha mala bilis y encierran un secreto. Pierre no tarda en darse cuenta de la hostilidad de sus alumnos y del clima enrarecido que generan. La tensión va en aumento, suscitando múltiples sospechas en el profesor. Una sensación de angustia que hace prever malos augurios y el protagonista se siente abrumado, lo cual se traslada al propio espectador.
El director francés nos introduce en una fábula naturalista y paranoica, que no anticipa nada bueno. Espléndida y a ratos inquietante música de Zombie Zombie, así como una fotografía mate de Romain Carcanade, hacen que la cinta tenga unas características de cine fantástico con miedo de fondo.
En el reparto, Laurent Lafite hace una meritoria interpretación contenida y a la vez expresiva, en uno de sus mejores papeles. Junto a él un reparto de actores y actrices jóvenes muy bien elegidos. Cuando concluye el metraje, hay cierta sensación de que al guion le falta historia, y acaba dando un cerrojazo tan inesperado como impreciso al relato. Pero eso sí, todo el metraje mantiene en vilo al respetable.