Quizás no nos dimos cuenta, o tan solo lo añoramos, paseamos por las calles y enseguida… lo olvidamos. Pero este año, con la temporada de ferias a punto de comenzar, es de agradecer el detalle de tener aun las calles llenas de cera.
Sorprende los chirridos al estilo rally de Montecarlo que se respira en El Puerto, y es que, si nos paramos a pensar, después de todo el tiempo transcurrido, las calles siguen sucias de cera.
Puede que la huelga de limpieza me hiciera caer en ese detalle, pero la verdad es que la suciedad de la ciudad no tiene nada que ver con esta huelga, es más, me atrevería a decir que incluso ahora, con los servicios mínimos, al menos hay mayor limpieza, ya que, por lo menos, en algunas zonas, retiran las bolsas que se acumulan alrededor de los contendores subterráneos.
No recuerdo que pasaría otros años, pero los chirridos no me vienen a la memoria en el mes de mayo, pudiera ser la tardía Semana Santa, o tal vez sea que apenas se ven fregadoras por la calle. Aun así, cuanto menos, resulta muy curioso el tener una tasa de basura que supuestamente debe cubrir el coste efectivo de un servicio municipal que el municipio subcontrata, con el sobre coste que ello supone.
No me cabe duda que el tema es mucho más complicado, pero acaba de pasar un coche y derrapaba como en Lemans, y no dejo de preguntarme… cuándo se junte la pergaña de la vendimia, con el barro del terral, y las cuatro gotas de verano, en que se convertirán las calles.
Sin embargo, me viene a la memoria el ahorro sustancial que el Ayuntamiento hizo con el servicio de limpieza, un ahorro sustancial que no abarató el coste de la tasa… o no… bueno, mejor no pensarlo, porque una tasa, cuyo coste se abarata, pero que no repercute en el contribuyente es algo demasiado complicado, sobre todo, cuando acaba de pasar otro coche chillando por la calle.