Javier Bello durante un pleno. / EA

El Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado es mucho más que un reconocimiento personal: es un mensaje al mundo de que la lucha por la libertad y la democracia sigue viva en América Latina.

Machado simboliza la resistencia cívica frente a un régimen autoritario que lleva años negando derechos y persiguiendo a quienes piensan distinto. Su galardón honra a todo un pueblo que no se rinde, que aspira a elegir en libertad y que, pese a la represión, mantiene la esperanza.



Por eso resulta incomprensible —y moralmente reprobable— el papel que han jugado líderes como José Luis Rodríguez Zapatero o Pedro Sánchez, que han mirado hacia otro lado o incluso han blanqueado a un régimen que vulnera sistemáticamente los derechos humanos. La neutralidad ante la dictadura no es diplomacia: es complicidad.

El Nobel a María Corina Machado recuerda que la democracia no se negocia, se defiende. Y que ningún interés político o económico puede justificar el silencio ante la opresión.

Porque cuando la libertad está en juego, sólo hay un lado posible: el de la democracia. Y debe triunfar siempre.