Que somos un país cada vez menos apegado a las tradiciones, es una realidad. Si a eso le unimos la pérdida de valores, el desencanto y el consumismo, nos encontramos con los sentimientos vacíos y vinculados a la juerga.
La Navidad, en realidad, y aunque algunos no lo sepan, no es más que un cumpleaños, el de Alguien en quien, aun sin quererlo, está vinculado a nuestras existencias, pues todos, absolutamente todos, tarde o temprano acudiremos a Él, por si acaso, o simplemente porque alguien de nuestro entorno sí que cree profundamente en Él.
Sin embargo, el 25 se ha convertido en el día de resaca, el día de los estómagos agotados y las cabezas bomba. La juerga, el cachondeo y el desapego es más propio del último día del año, bueno del penúltimo… por si acaso, un día en donde, paganamente, sí celebramos un simple hecho desvestido de todo tufillo, como algunos dirían, de curitas.
Sin embargo, y aun habiendo sido, siendo, y que siempre lo será, un día de celebración, como todos los cumpleaños, y en donde al final, por derivación, celebramos por los están y por los que ya no están y, sobre todo, por El, siendo necesario por ello poner a la mesa lo mejor que podamos llevar, no deja de tener un sentido, el cual, ahora, o desde hace unos años, supone cogérsela más o menos gorda a medio día, por la noche, y si se puede, puede… por la madrugada.
No siempre fue así, y no siempre es así para algunos, que, con mesura, celebran la llegada la víspera, y por supuesto, el día en concreto, volviendo a comer con la familia, o, si tienen la suerte de haber ampliado la misma, con otra parte de la familia.
Mis Navidades están vinculadas a una u a otra familia, a los almuerzos con la familia no de sangre, sino con la que te llena el corazón también, a la celebración, que nada está reñido, al recuerdo, al sentimiento, a la lagrima fácil, a Él, que como dice la Salve, nos recuerda incluso más que su Madre si algún día nos olvidamos de Él. Y es que, aunque lo olvidemos algunas veces, la Navidad es simplemente, su Cumpleaños. Felicidades Jefe.