La existencia de perfiles falsos es una realidad innegable, al igual que lo es el malestar que crean y las acusaciones de cobardía, nocturnidad y alevosía que enmascaran la verdad.
Sin embargo, desde que la escritura es un medio de comunicación, los perfiles falsos han sido ampliamente difundidos, los escritores anónimos, los seudónimos, los nombres falsos han sido una práctica constante, y claro está, lo seguirán siendo, cosa distinta es la calidad de la mierda que se esconda tras el falso nombre.
Al hilo de esto, resulta no menos que curioso que la última cagada no haya tenido mayor resonancia. Por circunstancias, quizás socioculturales, actualmente la izquierda se alza con la corona de los perfiles, lo cual ni es mejor ni peor, ni critica ni alabanza, pues es solo un hecho.
Un hecho como lo es la candela que meten ante nimias circunstancias, en lógica y coordinada campaña, sin embargo, tras la aparición de Conan el Revienta cabezas, y como si de una consigna se tratase, todos callaron, lo cual demuestra que lejos de perseguir un bien común, son más bien coordinada campaña.
Mejor suerte tuvieron con el primer numerito donde acusaron de cacique. Mientras que la siguiente la maniobra les salió rana, sobre todo porque la estrella del espectáculo sobreactuó en exceso y no, no les vino bien aquello.
Mientras que en el primer caso nos repitieron, hasta que casi todos vieron el vídeo completo, la actitud caciquil de un ayuntamiento homófobo (no sé porque), casposo y facha, la injusta expulsión, en este caso, y tras, sobre todo, la ridícula intervención en Canal Sur, con lectura de mantras incluida, el caso se diluyó en las redes, el Silencio de los Perfiles, desterró de la memoria las hazañas de Conan el destructor. Pero como no hay dos sin tres, impaciente espero la siguiente entrega de este culebrón venezolano, y es que, yo me crié con Los ricos también lloran, y no ve van las series turcas.
Después de Expulsados de la jungla y el Codaso asesino ¿Qué vendrá… qué nos deparará el próximo pleno? Quizás sea La Gaviota Pepera que se cagó sobre los escaños…. O, El carbón de los concejales, en donde el malvado Grinch, representado por el alcalde, robe los regalos de los concejales de la oposición.