Richard Williams, su esposa Oracene, sus hijas Venus y Serena, y el resto de hermanas conformaban una familia que, en su conjunto, como grupo encabezado por el cabeza de familia, hicieron posible la emergencia de las famosas hermanas Williams (Venus y Serena), dos de las mejores tenistas de todos los tiempos.
Hermanas afroamericanas nacidas con 15 meses de diferencia, criadas en los ásperos alrededores de Compton (California), estas mujeres no solo aprendieron el elegante deporte predominantemente blanco del tenis, sino que lo dominaron de una manera sin precedentes, ganando 21 títulos de Grand Slam entre ambas, contando solo individuales.
Aunque mucha gente, aficionados o no, conocen los nombres de las hermanas Williams, sin embargo, su dominante padre Richard ha estado más oculto a los focos. En estas páginas hablaremos de la familia en su conjunto. Para ello escribiré en primer lugar sobre una película aún no estrenada en España, a modo de primicia: El método Williams (2021), de Reinaldo Marcus Green. Comentaré también el documental Venus and Serena (2012), de Maiken Baird y Michelle Major.
EL MÉTODO WILLIAMS (2021). Biopic sobre el padre de las archiconocidas tenistas negras Venus y Serena Williams, un padre y tutor inasequible al desaliento, un hombre infatigable y perseverante que planeó meticulosamente la crianza, la educación y el entrenamiento de dos de las deportistas más importantes de todos los tiempos, que acabaron cambiando de manera sustancial el mundo del tenis femenino.
Cuentan que un día, el Sr. Williams, viendo la TV vio a la tenista rumana Virginia Ruzici jugando y venciendo en un torneo. Cuando se enteró el dinero que había ganado, decidió tener dos hijas más para que llegaran a ser las mejores tenistas del mundo.
Los que lo conocieron de cerca lo describen como un padre amoroso y un estratega muy sagaz, que supo llevar a buen puerto cada uno de sus sueños. “Su locura tiene un método. Todo lo que dice está muy bien pensado y 99 veces de cada 100 obtiene ese resultado. No hay que subestimarlo”, dijo más de una vez Keven Davis, uno de sus asesores legales.
Algunos comentaristas escribieron que las ilusiones y anhelos de Richard eran fantasías de un excéntrico; pero la historia le habría de darle la razón. Richard se servía de técnicas poco convencionales. Diseño un plan contenido en un libro de 78 páginas, que impulsó a Venus y a Serena Williams al olimpo del tenis. (Abajo el actor Smith y a la derecha el padre real, el Sr. Williams).
El director Reinaldo Marcus Green lleva a buen puerto esta biografía con un Will Smith canoso e irreconocible en el papel principal. Green (Monsters and Men, 2018), construye una buena y apasionante historia con un atractivo y dinámico guion de Zach Baylin, un relato clásico en el cual un niño negro que creció huyendo del Ku Klus Klan en Luisiana, acaba poniendo su empeño y su fuerza en un objetivo aparentemente ilusorio, y acabó por hacerlo realidad.
Smith interpreta sin afectación, magistralmente, de manera natural y metiéndose de lleno en Richard Williams, un personaje bufo y presumido que exclama frases como: “Estoy pensando en comprar el Rockefeller Center, ahora no tengo tiempo para el tenis”.
Smith crea un protagonista más ambiguo de lo que esperamos ver, en lo que podría haber sido una historia formulada sobre el triunfo de una familia negra. Nuestro actor está muy inspirado y es capaz de llevar la película él solo, apareciendo en casi todas las escenas y asumiendo su rol con gran capacidad de convicción.
Smith ha declarado: Lo que me hizo conectar con el personaje fue la sensación de que nadie creía en él. Cuando tienes un sueño gigante y todo el mundo te sigue diciendo lo equivocado que estás, lo tonto que eres y lo imposible que es eso. Ahí es donde comencé a construir a Richard, eso me motivaba”.
La otra actriz que centra el rodaje es una excelente Aunjanue L. Ellis, que pone en su lugar el papel jugado por la madre en la carrera de las hijas. Igualmente muy bien Sniyya Sidney como Venus y Demi Singleton como Serena Williams; eficiente y estupendo como siempre, Jon Bernthal es el entrenador Rick Macci.
La película deja claras varias cosas. La primera es que el método Williams controló gran parte de la carrera profesional de sus hijas, entrometiéndose incluso en el trabajo del entrenador Rick Macci. Las alejó de los torneos nacionales juveniles para protegerlas del ambiente racista de un “deporte de blancos”, y nunca desatendió su educación ni el disfrute del propio juego.
Junto con su esposa Oracene “Brandy” Price -un pilar esencial en la vida de estas campeonas-, basaron la crianza de sus hijas en el “Triángulo de vida de los Williams”: compromiso, confianza y coraje, tres valores unidos por la fe. Porque, al final del día, ganar no era lo más importante.
Hay, pues, importantes mensajes educativos, de formación (les hacía ver a las hijas la película Disney La Cenicienta para que aprendieran a ser humildes), el sesgo religioso y siempre, el respeto por el contrincante.
También un importante mensaje que subraya el problema del racismo en los EE. UU. De hecho, el padre inculca en Serena y en Venus la idea de que sus carreras tenísticas deben servir para alentar a los afroamericanos a ejercitar este o cualquier otro deporte e insertarse socialmente con más facilidad y con la cabeza alta. Las Williams fueron ejemplarizantes a indicación de sus padres.
De otra parte, los valores son igualmente algo que se subraya. No dejarse llevar por la codicia, ni por las prisas, no dejarse tentar por lo fácil y elegir el camino correcto, aunque sea más dificultoso y aparentemente errado.
Como es sabido, el 25 de febrero de 2002, Venus Williams se convirtió en la primera jugadora afroamericana en ser número 1 de la clasificación de la WTA (Women’s Tennis Association). Serena Williams lo consiguió el 8 de julio de ese mismo año y se mantuvo ahí por 57 semanas consecutivas. La profecía de Richard se cumplió. Las hermanas Williams son consideradas dos de las mejores jugadoras de la historia del tenis.
Se le ha criticado a la película no darle demasiado lugar a la trayectoria de las tenistas y concentrarse sobre todo en el padre y mentor de las chicas.
Pero esta cinta tiene toda la aprobación de Venus y Serena, que acordaron convertirse en productoras ejecutivas; y dieron su Visto Bueno: esta era la historia que ellas querían contar. No sólo de su padre, también de su madre, y cómo la familia en su conjunto, las convirtieron en estrellas del deporte y en referentes para la juventud alrededor del mundo.
Es una buena película que tiene un aire noventero que entretiene, a pesar de sus 138 minutos de duración. No es una gran obra, ni memorable, pero tiene interés y mensajes positivos, aunque que hace una retrato bastante indulgente del protagonista Richard (ya saben, no es oro todo lo que reluce). Es una película más de luces que de sombras, que busca realzar la figura del Sr. Williams.
Esta película de Reinaldo Marcus Green, posee los elementos y cualidades que gustan a la Academia de Hollywood, de modo que me parece, optará a Oscar. Entre otras, tiene un gran mensaje que cala profundo en el público, pues es diferente a los dramas biográficos deportivos habituales que se centran únicamente en los triunfos y en las adversidades.
Más extenso en revista Encadenados.
VENUS AND SERENA (2012). Este documental ofrece una mirada sobre las vidas de las dos hermanas Williams, dos de las más grandes tenistas profesionales, como ya he apuntado antes.
En un deporte que no fue fácil para ellas, las indomables Williams lucharon con tesón y maestría, abriendo nuevos caminos para las jugadoras femeninas negras de todo el mundo, dominando el juego durante más de una década.
Incide esta cinta también, en la influencia decisiva de sus visionarios padres, para llegar a lo más alto.
Maiken Baird y Michelle Major, veteranos en la producción de documentales, emprendieron su primer y único trabajo como directores, hablándonos de estos personajes de manera fascinante, aunque por momentos, de forma un tanto inconexa.
Se brinda un retrato íntimo, cercano y personal de las hermanas W., que se muestran cercanas y muy unidas, a la vez que disfrutando del karaoke u otros buenos ratos.
Los realizadores siguen a las jóvenes en la temporada 2011, que fue tensa para ambas por problemas de salud. Venus, con una lesión en la cadera seguida de un trastorno autoinmune. Serena tuvo que ser hospitalizada con una embolia pulmonar que le hizo temer no poder volver a jugar. En el filme se ve y se palpa la naturaleza físicamente agotadora del tenis, así como el inevitable envejecimiento en un atleta, problemas para ambas tenistas en esta etapa de sus carreras.
"Venus y Serena" ofrece en este documento una visión retrospectiva de sus vidas a través de entrevistas y material de archivo. Este ir y venir da una sensación de dispersión, y la película, ocasionalmente se desvía por tangentes inesperadas, en una historia envolvente por momentos.
Aunque no descuida el papel clave de la madre Oracene Price, la película se centra prioritariamente, como decía en la primera cinta que he comentado, en un padre exigente que las hizo dedicar sus vidas al tenis.
El Sr. Williams se muestra siendo él mismo, como siempre, incluso intimidando a un fotógrafo del club de Wimbledon en 2011 por tomar lo que él consideraba fotografías no autorizadas.
El clip más memorable en ese sentido es una toma de una entrevista de ABC News a Venus en 1990, cuando tenía 14 años. Descontento por cómo se sucedía la cosa, el padre reprende al entrevistador, recordándole que habla con una niña de 14 años.
Esta obra tiene también algo de material sobre la vida amorosa de las hermanas, así como las complejidades de las relaciones románticas de su padre, pero este capítulo no está bien integrado.
Lo que se puede concluir es que se las ve a ambas muy unidas, teniéndose la una a la otra y ayudándose mutuamente. Este documental es una carta de amor a ese vínculo fraternal.