Se acaba el año, el año redondo, el del 20…20; el año del amor, de la tristeza, de los abrazos olvidados, de los besos perdidos, de El Puerto en soledad.
Se va el año de las calles vacías y los corazones llenos, de las patrullas perdidas y los brindis a escondidas. El año de la distancia, de la distancia y el acercamiento, de la convivencia impuesta, de los acercamientos confinados, de los familiares olvidados. El año del deseo reprimido y desolador de no poder estar con quien amamos. El año del abrazo sincero ante la incertidumbre.
Estamos dejando atrás el año de los héroes, de los héroes sencillos y cotidianos que todo lo dan, el de los agradecidos por las pequeñas cosas. Se acaba, se acaban los pequeños momentos marcados por el número 20, los que jamás olvidaremos, los que estrecharemos mas fuerte porque se quedaron.
Se acaba, se acaba el todo y el nada, la incertidumbre y el descontrol, se acaba el año en que aprendimos a ser mayores, el año de la impuesta responsabilidad, el del lamento por la inconsciencia… por la culpa y el descontrol. Se acaba el año de nuestras vidas, el que jamás olvidaremos, y no por ser el peor, pero si por ser el común a todos. El año donde las películas y los cuadros sobre la peste acabando con el humilde y el poderoso, se hace realidad, cruel realidad.
Se acaba el año de las calles vacías, el año de las playas olvidadas, de las mareas tristes con besos olvidados en las rocas. Se acaba aquel maravilloso año de pijama y calcetín de felpa, el del tiempo inagotado, el del amor de sofá, el de los juegos infinitos.
Se acaba el año en el que por momentos aprendimos que la vida sigue, aunque nosotros nos detengamos, en donde la angustia y la ansiedad dejan hueco a la imaginación y el cariño. Se acaba el año paseando el pensamiento por las arenas húmedas del invierno, dejando las huellas sobre una orilla mojada y un cielo soleado y lejano. Se acaba, se acaba el año de la Pandemia y el dolor, y en su estela… los recuerdos mojados de los que en él se han quedado para enseñarnos que por muchas teorías que existan, por muchas conspiraciones o engaños y mentiras, el daño no tiene interpretación alguna, el dolor es real, y la responsabilidad nos debe acompañar para que el 2021 se parezca lo menos posible al que jamás olvidaremos. FELIZ AÑO NUEVO.