Hace algún tiempo en la serie Big Bang Theory, se emitió un capitulo curioso, en dicho capítulo Sheldon publica una teoría, pero debe retractarse por errores en los cálculos. Barry Kripke comienza a hostigar a Sheldon, llamándole “el retractador”.
El tema, bastante gracioso adquiere en España un carácter que no es nada jocoso. Me pregunto en qué piensa una persona que cobra más de 5.000 euros de sueldo, que tiene a su cargo asesores que cobran incluso más, que, además, se reúne con otros ministros para tomar una decisión.
Parto de la base de que las personas que llegan a esos cargos tienen una formación, poseen al menos un carácter empático, al menos se asesoran de manera adecuada, y sobre todo, pienso que sopesan cada palabra tomando la decisión más acertada por el bien común, nos guste o no nos guste.
Sin embargo, las formas hacen pensar más en que viven en un mundo paralelo que un mundo real. La última de las decisiones, la adoptada con los menores, carece del más mínimo sentido común.
Anunciar una relajación del confinamiento para los menores en la forma que se hizo parecía más un chiste que un comunicado. No merece mayor comentario el tema, pues nadie necesita ver lo ridículo del tema. Pero sí merece la retractación posterior, algo que está siendo el tono común de quienes mandan.
Como anunciar que hasta el próximo invierno no abrirán bares ni tendremos vida social, para después decir que la apertura será por territorios y que dependerá de la evolución de la pandemia. La gestión de esta crisis es la que es, la gestionan personas que de no ser ellos los que la gestionaran hubieran incendiado España, y ya a nadie le cabe duda. La gestionan personas que creen en la utopía de un mundo imaginario.
No sé si pasará factura lo que ocurre, pero socialmente si la pasará, cada día que pasa se merma su empatía, carecen de fuerza moral para imponer normas, y la falta de realismo entre los hechos y sus teorías dejan abierta la puerta a una desobediencia civil en donde la lógica se imponga a unas normas de obligado cumplimiento pero carentes de todo sentido común.