Hoy se celebra el “Día sin coches” y es motivo para que también en El Puerto de Santa María tomemos conciencia acerca de los problemas de la movilidad urbana, la contaminación del aire y el ruido pues son una fuente creciente de preocupación para los europeos. Y es que iniciativas como la surgida por parte de la Concejalía de Medio Ambiente creando las patrullas de ‘barrenderos’ a lomos de una bicicleta -como suena- son un claro ejemplo. Con el auge de las vías segregadas para ciclistas, este proyecto servirá también para que entren a formar parte del “carrilbicismo” fomentando la cohabitación entre practicantes y tráfico motorizado.
Afortunadamente el uso de la bicicleta está de moda en nuestra ciudad aunque parece ser que cobra auge la patineta eléctrica con usuarios que alcanzan velocidades ciertamente superiores a lo normal tanto por aceras como por la calzada. Más pedalear y menos patinear, oiga. Para quienes gusten de practicar el ejercicio más saludable, la ciudad goza de una infraestructura de 28 kilómetros de vía con una inversión de 426.000 euros que facilita un modelo urbano basado en la sostenibilidad aunque presente bastantes carencias y no se hayan vuelto a construir tramos nuevos desde hace mucho tiempo. Resulta increíble que durante los últimos gobiernos no se haya invertido ni un solo euro en diez años y ni siquiera se hayan preocupado de solicitar ayudas a las administraciones para dotar al callejero portuense de un carril-bici actualizado.
El Puerto, gracias a su clima y paisaje, es lugar idóneo para el disfrute del paseo en velocípedo estando aún lejos de ciudades más avanzadas y sin olvidar que el diseño de las vías ciclistas debe adaptarse a la calzada y que éstas fueron inventadas, promovidas, y pagadas por la clase dirigente motorizada.
Hay pocos lugares en áreas urbanas donde se pueda construir una vía ciclista que pueda utilizarse para el transporte y que no tenga intersecciones con el tráfico motorizado. El lugar más habitual suele ser siguiendo los bordes de una vía fluvial (el río Guadalete, por ejemplo). Pedaleando la ruta de los carriles portuenses pueden surgir situaciones kafkianas que no se ajusten al propósito por el que fueron construidos, amén de tramos inconexos o de poca longitud, señalización deficiente, contenedores sobre el carril y cosas así… En la Avenida de Menesteo -un segmento particular- existe una acera bici para la tercera edad, jubilados, deportistas ocasionales que salen a echar el paseo, etc.; para todos menos para el ciclista, con todo el respeto y admiración a los sectores de la población antes nombrada. Otra gran idea obra del “lumbreras” de turno del que siempre se dispone en todas las áreas municipales. ¿Era propicio en la avenida con nombre de caudillo griego y no en la paralela al río? ¿Es lo más corriente trasladarse al Ambulatorio del Carmen o a la Comisaría de Policía sobre una bicicleta? No obstante, viene de perlas para desplazarse a por unas aspirinas a la farmacia con permiso de la caravana de vehículos que impunemente obstruyen el paso. Y a la Casa de la Cultura cuando la abran oficialmente.