El barrio de Urbaluz inicia una etapa decisiva con la renovación integral de su red interior de abastecimiento, una infraestructura con más de medio siglo de antigüedad que llevaba años generando averías constantes y problemas de suministro. Las conducciones, de fibrocemento y situadas en viales privados de difícil acceso, jamás habían sido recepcionadas por el Ayuntamiento ni incorporadas a la gestión de Apemsa, lo que mantenía a los vecinos en una situación de gran vulnerabilidad hídrica.



El convenio firmado esta mañana entre la Comunidad de Propietarios de Urbaluz y Apemsa —con la presencia institucional del alcalde Germán Beardo y del gerente Juan Ángel Poyatos— permite desbloquear por fin la actuación. La empresa municipal ejecutará la obra con todas las garantías técnicas y a un coste inferior al de mercado, asegurando un suministro estable tanto en caudal como en presión para las viviendas de las calles Lebrillo y Botijo.

La intervención incluye una garantía ampliada de 10 años, durante la cual Apemsa asumirá el mantenimiento y la gestión de las nuevas conducciones. El plazo estimado de ejecución es de dos meses, una vez inicien los trabajos.

Beardo, que ha mantenido varios encuentros previos con la Comunidad de Propietarios —representada por su presidente José Gil Caballero—, ha señalado que se trata de una actuación largamente reclamada por el vecindario. Según el regidor, “hoy damos un paso decisivo para atender una reivindicación vecinal que llevaba demasiado tiempo esperando una solución real”. El alcalde ha defendido que el Gobierno municipal está actuando para revertir años de abandono y mejorar la calidad de vida en los barrios.

El convenio no solo moderniza una infraestructura obsoleta, sino que abre la puerta a mejoras progresivas en Urbaluz, reforzando sus servicios básicos y su capacidad para afrontar futuras intervenciones de urbanización.

Construido en 1968 para alojar a trabajadores de la Base Aeronaval de Rota, Urbaluz es un barrio singular por su diseño de estética americana, cuyos espacios y tipología residencial marcaron una época. Tras la marcha de la comunidad estadounidense, las viviendas pasaron a manos de familias locales. Hoy, con esta actuación, el barrio inicia una nueva fase de revitalización y puesta al día.