“Nuestra harina El Vaporcito siempre apoya la cultura, el deporte y el arte”.

Hay géneros que, o se aman o no se toleran. Esto pasa con los musicales en pantalla. Ficciones que apelan a nuestras filias y fobias más extremas, desde las relaciones idílicas azucaradas, hasta historias macabras llenas de sustos y sangre.

Sería pretencioso dar títulos de películas musicales, pues hay muchísimas; remito para ello a sendas entregas anteriores: Musicales recientes; o West Side Story: 1961-2021.

Hoy comento dos pelis, estreno incluido: Wicked (2024), de J. M. Chu; y Set Up. Bailando (2006), de A. Fletcher.

WICKED (2024). La película del cineasta estadounidense de origen chino Jon M. Chu, se ambienta en la Tierra de Oz, antes de la llegada de Dorothy Gale desde Kansas. La historia abarca los acontecimientos del primer acto del musical.

Elphaba (Erivo) es una joven mal comprendida por su raro color verdoso de piel y que todavía no ha descubierto su verdadero poder. Glinda (Grande) es una joven muy admirada y popular que, amén de sus privilegios, tiene su ambición, pero no ha descubierto aún su verdadera pasión.

Las dos se conocen como estudiantes de la Universidad Shiz, en la fantástica tierra de Oz, y entre ellas se produce una profunda unión amistosa. Tras un encuentro con el Maravilloso Mago de Oz, su amistad llega a una encrucijada y sus vidas toman caminos distintos.

Glinda, que tiene enormes deseos de ser popular y aceptada socialmente, se deja seducir por los que mandan, mientras que Elphaba decide permanecer fiel a sí misma y a los de su entorno lo que tendrá consecuencias importantes en su futuro.

Las extraordinarias aventuras de ambas en Oz acabarán llevándolas a cumplir sus respectivos destinos como Glinda, la Bruja Buena, y la Malvada Bruja del Oeste.

Película que desafía las nociones tradicionales de bien y mal, presentando a Elphaba como una joven incomprendida con un fuerte sentido de justicia. A través de su historia, la película aborda temas profundos como la discriminación, la aceptación y la lucha por la identidad. La relación entre Elphaba y Glinda es central para el cuento, mostrando cómo las diferencias pueden concluir tanto en conflicto como en crecimiento personal.

La película es visualmente espectacular, con una dirección artística que transporta a los espectadores al mundo mágico de Oz. Los efectos visuales y la escenografía son impresionantes, con un uso brillante del color y el diseño para realzar la atmósfera fantástica de la historia. Las escenas de vuelo de Elphaba y los números musicales están coreografiados de manera elaborada, ofreciendo un banquete para los ojos.

La música, compuesta por Stephen Schwartz y John Powell, es uno de los pilares de la obra, con números musicales como "Defying Gravity" y "Popular", que son interpretados enérgicamente y con fuerza por Cynthia Erivo y Ariana Grande. La banda sonora, amén de complementar la narrativa, destaca la evolución emocional de los personajes, convirtiendo cada canción en un momento clave del desarrollo de la trama.

Wicked es maximalista en todos los sentidos de la palabra, un festín visual extravagante con actuaciones de estrellas de cine de principio a fin, que explotan en la pantalla. Pero, bajo la delicada mano del maestro Jon M. Chu, también está una manera que te conmueve (cerebro, corazón, coraje y todo), con maneras nuevas y emocionantes que profundizan y enriquecen el musical.

Cynthia Erivo ofrece una interpretación poderosa y emotiva como Elphaba, capturando la complejidad del personaje con su impresionante rango vocal y capacidad actoral. Ariana Grande aporta carisma y frescura a su papel de Glinda, mostrando su encanto superficial como su profundidad emocional. Ambas actrices están sensacionales. Los artistas de reparto, incluyendo a Jonathan Bailey como Fiyero o Michelle Yeoh, nos regalan también actuaciones destacadas.

Se trata de una cinta con muy buenas críticas, son dignas de tal, por su fiel adaptación del musical y sus impresionantes valores de producción. Destacan números musicales espectaculares, intensidad escénica y una historia conmovedora. Magníficas composiciones musicales de Stephen Schwartz y gran fotografía de Alice Brooks.

Película que ofrece una nueva mirada a la historia de Oz, desafiando las nociones tradicionales de bien y mal y presentando un relato profundo y emocionante. Es una obra para los fans del musical, pero también para nuevos espectadores, por su magia y emoción.

 

SET UP. BAILANDO (2006). Filme sobre la posibilidad de emancipación y redención, y a la vez una apología del estilo de vida americano, según el cual, se puede conseguir el éxito si se pone en ello empeño. Una sencilla e ingenua metáfora sobre el cambio vital y un canto a la esperanza sobre cómo conseguirlo a través del arte. Y un musical que, sin estar mal, carece de entidad.

En la historia, un joven adoptado de nombre Tyler Gage (Tatum), lleva una vida barriobajera junto a sus dos hermanos, con una madre adoptiva, muchachos de color que viven peligrosamente robando automóviles en un barrio difícil de la ciudad de Baltimore.

Cogido in fraganti en una acción gamberra dentro del Centro educativo al que entraron Tyler y su cuadrilla, el juez sentencia a éste a realizar trabajos comunitarios en la Escuela de Artes de Maryland, en la que había cometido destrozos; debe saldar su deuda con la institución.

Como no hay mal que por bien no venga, mientras friega suelos o limpia cristales, conoce a Nora (Dewan), una bonita muchacha dedicada a la danza, que busca desesperadamente un partenaire que sustituya a su compañero que se ha accidentado. Desea montar un número para la importante Exhibición Senior de la Escuela. Nora, que ha visto algunos pasos de baile de Taylor en la calle con sus amigos, se da cuenta que tiene cualidades y hace por ofrecerle el puesto.

Al principio de sus ensayos, se producen roces y recelos debido a sus diferentes ascendentes familiares. Mientras Tyler sueña con volver a la calle para continuar con sus andadas, Nora aspira a triunfar como bailarina en la tal exhibición. El resto es el intento por probarse, él y ella, que tanto en el baile como en el amor, son una pareja con posibilidades, algo que ninguno de ellos había imaginado.

La directora y coreógrafa estadounidense Anne Fletcher construye este filme (fue su ópera prima), como un anticipo de lo que serían otras obras suyas del tipo 27 vestidos (2009) o Un desmadre de viaje (2012), comedias mediocres. En esta cinta, Fletcher logra con oficio, fabricar una especie de tragicomedia musical, con bailongo medio gracioso.

El guion de Duane Adler y Melissa Rosenberg, adaptación de una historia del también director de cine y escritor Adler, resulta simple, ingenuo en su planteamiento e incluso capcioso y artificial. No obstante, guarda el tono narrativo y alcanza a terminar la historia felizmente para regocijo de algunos henchidos corazones. Música potable de Aaron Zigman y fotografía curiosa de Michael Seresin.

En el reparto destacan, de un lado el atlético y rebelde bailarín de hip-hop Channing Tatum, que aparte del atractivo físico, en lo que atañe a interpretación es bastante limitado. Y la otra pata del banco es la bonita Jenna Dewan, igualmente más bailarina que actriz, aunque da el pego en esta cinta. Acompañan Rachel Griffiths, Mario o Drew Sidora.

La cosa es que el musculado joven deja su vida delictiva y errática para sublimar y encauzar en la danza su energía que de otra manera hubiera empleado en seguir robando coches y todo eso.

La muchachita es Doña Perfecta: bailarina de ballet clásico, clase alta y una madre que no quiere ver a su hijita en la danza, sino en la Universidad. Entonces, a Fletcher y sus guionistas de lujo se les ocurre que entre ambos debe surgir una pasional e “hirviente” historia de amor y baile. Pero mientras ella es clásica, él es moderno y de “movidita”, lo cual que hay que encajar ambos patrones aparentemente antagónicos.

Como el machismo impera, ella deja el tu-tú y las bonitas formas de la danza clásica, para acoplarse al más asilvestrado “hip hop” y los movimientos cubistas del tal ritmo, y resulta que ¡oh! maravilla, la cosa funciona y van que vuelan ambos, en el escenario y en el romance.

El mensaje es que cuando quieres algo, debes demostrar que lo deseas y que ese deseo te ha de llevar a ser el mejor. O eres “perdedor” o consigues ser un “ganador”; entre ambas metas sólo existe una delgada línea dependiendo de cómo hagas el "meneíto".

Para los incondicionales del hip-hop, de Tatum y Dewan, para los crédulos del sueño americano y de las madres que acaban cediendo para que su hija continúe con el baile dejando de lado una brillante carrera de Derecho o Medicina, para quienes confíen en que la rica suegra tolerará que la hija se eche de novio a un pringado de los barrios bajos, aquí tienen las bonitas palabras del crítico Burr sobre este filme: "Llena de vida gracias a unos ritmos contagiosos, personajes simpáticos y cuidados movimientos de baile, Step Up concede respetabilidad al término cliche".