Recuerdo haber leído de pequeño cuentos variados que había en la biblioteca de mi casa, cuentos de hadas que saboreaba especialmente en las fiestas navideñas. Uno de los que me llamaba la atención y que leí en diversas ocasiones fue La Cenicienta. Con el tiempo, supe que había muchos cuentos conocidos sobre este tema.
Las versiones sobre esta joven marginada, la única capaz de calzarse la famosa zapatilla, eran múltiples, aunque en el moderno imaginario colectivo prevalezca –y es una referencia inmediata– la versión de la película de Walt Disney, de 1950, inspirada directamente en el cuento de Perrault.
Pero como digo, Cenicientas ha habido siempre y en todos los lugares del mundo. Una universalidad sorprendente que nos remonta a las tres grandes culturas de Egipto, India o China, donde se transmitía ya este este relato siglos atrás.
Y como estamos en estas entrañables Fiestas Navideñas, quiero traer hoy a esta sección las nuevas “cenicientas”, las que se han dado a conocer en la gran pantalla, cenicientas hollywoodienses que, como ahora diré, que en algún caso podríamos calificar de “anti-cenicientas”, más que nada por el final poco feliz.
Fue hace poco que justamente vi un estreno que calca el mito de Cenicienta, pero invertido: bonita chica pero pobre y maltratada por la vida, que acaba subiendo a una especie de trono, con príncipe azul que es hijo y heredero de un poderoso magnate. La cosa tiene un incierto final.
Esta película de S. Baker se titula Anora (2023); y acompaño esta con los comentarios de Pretty Woman (1990), de G. Marshall, cinta equivalente, aunque en un tono distinto, que también marcó época. Muchacha descarriada cuyo príncipe es nada menos que Gere. Pero veamos cómo son las cosas.
ANORA (2024). Dirigida por Sean Baker, hace gala de un enfoque fresco, con un análisis incisivo de las complejidades sociales y económicas en una metrópoli como Nueva York: locales de alterne y puticlubes.
La película sigue la vida de Ani o Anora (Madison), una joven de 23 años que trabaja en un club de striptease y prostitución, que se ve envuelta en una relación arriesgada al involucrarse con Vanya (Piper), un joven ruso hijo de magnates traficantes de armas, muchacho infantil y rico.
La historia se desarrolla en un entorno urbano vibrante y sombrío a la vez, explorando la vida nocturna, el poder del dinero, el supuesto romance entre Ani y el jovencísimo príncipe azul que la sacará de las calles.
A través de Ani, la stripper, y Vanya, el joven millonetis, la obra explora cómo el dinero determina un engaño, una relación pseudoamorosa. Personas que navegan por el filo de la navaja y los desafíos de la gran ciudad con toda suerte de peligros, engaños y tentaciones. La historia de Ani es una reflexión sobre el amor de una pobre muchacha en un entorno ficticio y deshumanizante.
Anora cree haber encontrado a su príncipe azul. La chica tiene muy presente el cuento de Cenicienta e incluso es aficionada al personaje creado por Disney. La cosa es que la joven y el alocado muchacho, en constante borrachera, de fiesta en fiesta, deciden hacer una boda alocada en Las Vegas. Pero no tarda en llegar la realidad: los padres del joven están dispuestos a acabar con las fantasías y el cuentecito de nene malcriado.
Película que es una Cenicienta que desnuda literalmente y de manera figurada el cuento real de Cenicienta ante los ojos del espectador. O sea, que acaba más que peor.
Baker combina un enfoque realista con una estética vibrante y estilizada. La fotografía de Drew Daniels captura tanto la belleza como la sordidez de la vida nocturna neoyorquina, utilizando colores y luces para reflejar los estados mentales de los personajes. Las secuencias de la película están cuidadosamente compuestas, con una atención meticulosa a los detalles.
La banda sonora de Matthew Hearon-Smith juega un papel crucial, con una mezcla de música contemporánea y temas originales que refuerzan la atmósfera urbana y acompañan a Ani en su viaje, subrayando los momentos de tensión, tristeza y euforia.
Espléndida dirección de actores y un casting afortunadísimo. Es una maravilla ver a Mikey Madison como Ani, que ofrece una actuación destacada y con magnetismo. Su interpretación captura la complejidad del personaje, mostrando tanto su fuerza como su vulnerabilidad. Arón Piper, como Vanya, también hace un trabajo convincente, retratando a un joven atrapado entre el privilegio económico y social, y sus propios conflictos internos.
Dos secundarios destacan desde las sombras: Karren Karagulian y Yuri Borisov, hay que prestar atención a este último, quien lleva un peso insólito en todo el tinglado y lo hace con unos matices dignos de admirar. Acompañan también Vache Tovmasyan o Ivy Wlk que aportan realismo al cuento.
Es una cinta que merece la atención por su narrativa audaz y su abordaje de temas amorosos y sociales complicados, con sensibilidad y autenticidad. La dirección equilibra realismo con una historia cautivadora. La película ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes 2024 (premio excesivo), consolidándose en el mercado.
Es una obra que ha generado debates sobre la representación de las trabajadoras sexuales y ha sido elogiada por su perspectiva honesta. El estilo visual de Baker y las poderosas actuaciones de Madison y Piper han contribuido a su éxito crítico y comercial.
El filme ofrece una mirada profunda y conmovedora sobre los matices del submundo urbano nocturno con la llegada de gente millonaria como los jerarcas rusos, lo cual que invita a la reflexión sobre la búsqueda de la felicidad en ese entorno tóxico, más allá de las apariencias y los embelecos.
Esta cinta es una nueva vuelta de tuerca al mito de Pretty Woman, al menos en apariencia. Porque lo que vemos no se entiende como un proceso de enamoramiento entre él y ella, sino más bien como un capricho despiadado y feroz. Hasta las secuencias más bellas despiertan un extraño sentimiento de rechazo.
PRETTY WOMAN (1990). Dirigida por Garry Marshall, es una comedia romántica que se convirtió en un fenómeno cultural desde su estreno. La trama sigue a Vivian Ward (Roberts), una prostituta que vive y trabaja en Hollywood Boulevard.
Un encuentro casual la lleva a conocer a Edward Lewis (Gere), un empresario importante que está en la ciudad para cerrar un negocio de altura. Edward contrata a Vivian para que sea su acompañante durante una semana, y lo que comienza como una transacción comercial se convierte en una historia de amor inesperada.
Se ven temáticas como la transformación personal, las diferencias de clase y la dinámica de poder en una relación en que ella es pobre y él muy rico, aunque buena persona. A través de la relación se explora cómo las personas pueden cambiar y crecer al estar expuestas a nuevas experiencias, y al encontrar apoyo y aceptación. Sobre todo, en un cuentecito como este.
La dirección de Garry Marshall tiene un estilo accesible y un enfoque simple de los personajes. La fotografía de Charles Minsky captura tanto el glamour como la sordidez de Los Ángeles, con un contraste visual que refuerza la diferencia entre los mundos de Vivian y Edward. La película también utiliza la moda como un elemento importante, con los cambios en el vestuario de Vivian, que reflejan su transformación.
Tiene una banda sonora icónica y juega un papel crucial en la ambientación de la película. Canciones como "Oh, Pretty Woman" de Roy Orbison y "It Must Have Been Love" de Roxette se han convertido en sinónimos de la película y han contribuido a su perdurable popularidad.
Julia Roberts hace una actuación estelar como la señorita Ward, combinando vulnerabilidad y fuerza. Este papel la catapultó al estrellato y le valió una nominación al Oscar. Richard Gere también ofrece una actuación sólida como Edward Lewis, mostrando el cambio que se produce de un hombre de negocios frío y calculador, a otro más cálido y compasivo. La química entre Roberts y Gere es palpable y es uno de los aspectos más destacados de la película.
"Pretty Woman" fue un éxito de taquilla y recibió críticas mayormente positivas. Se elogiaron las actuaciones de Roberts y Gere, así como la dirección de Marshall. Sin embargo, la película también ha sido criticada por su representación idealizada de la prostitución y por perpetuar ciertos estereotipos de género. A pesar de todo, la cinta ha mantenido su popularidad a lo largo de los años y es considerada una importante comedia románticas hollywoodiense.
La obra tuvo un impacto cultural significativo desde su estreno, ayudó a definir el género de la comedia romántica en la década de 1990 y estableció a la Roberts como una de las principales estrellas de Hollywood. Muchas de las escenas y diálogos de la película se han convertido en parte de la cultura popular.
Combina romance, humor y drama de manera efectiva. A través de sus personajes entrañables y su narrativa cautivadora, tiene la película una mirada optimista sobre el amor y la posibilidad de promoción personal, lo cual que recuerda, como la anterior que he comentado, el cuento de Cenicienta, la muchacha pobre convertida, por cosas de la magia, en princesa. En este caso acaba bien.