El tiempo pasa, y para muchos, que, como deporte nacional, auguraban corta vida al evento, ven como sus predicciones van siendo desmontadas. Por suerte, para los que creemos en los proyectos, disfrutamos de ellos, y nos alegramos de todo lo que haga grande a esta ciudad, transmitimos no solo una felicitación por estos diez años, sino que compartimos como nuestra el nuevo éxito de esta edición.
Muchos desconocen que dichas jornadas forman parte de ese turismo gastronómico que atrae a cientos de personas de toda la geografía nacional, que eligen como destino la ciudad con tal de vivir este fin de semana. Con diferentes protagonistas cada año, se ofrece una visión de esos dos grandes recursos naturales con que cuenta la ciudad, envidia de muchos, y, en mi opinión, poco explotados.
Lo que ya es un evento con mayoría de edad, debería servir de ejemplo para darle mayor publicidad, si cabe, a esos espacios, y siendo como es, una iniciativa puramente privada, debería ser visto con otros ojos. Ciudades cercanas aprovechan sus recursos naturales, su medio de vida, y su gastronomía, como oferta pública para atraer turismo.
La ciudad, por suerte, cuenta con esa oferta turística, que como digo, atrae a personas interesadas en conocer la gastronomía de cada región. Las Jornadas de la Sal y el Estero, las rutas de la tapa, el propio Aponiente, son destinos en miles de agendas, y da igual nuestro turismo de Sol y Playa, es otro atractivo, un turismo mas de otoño. Pero volviendo a las Jornadas, quizás su propia riqueza radique en los propios cambios de ubicación. Cada año intenta superarse, ofrecer algo distinto. Los participantes se renuevan, y da igual el motivo, pero permite que cada año sea diferente e interesante.
Ya han pasado diez años, y visto el resultado de cada edición, espero que tengamos jornadas para muchos años más, sobre todo no ya por lo que ofrece a los visitantes, pues, aunque no dudo que todos salen satisfechos, los participantes quizás disfruten aun más si cabe, y aunque mencionarlos a todos sería difícil, siempre es necesario recordar y felicitar a dos habituales que merecen su mención especial, Afanas y nuestra escuela del Instituto Juan Lara. Felicidades por estos diez años.