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Es sabido por la Psicología que el olvido, la amnesia, puede tener consecuencias incapacitantes, no sólo por la pérdida de memoria en sí, sino también por las derivaciones que tiene sobre la propia identidad (alzhéimer), porque oscurece la capacidad de saber quiénes somos verdaderamente (demencia senil), o porque oculta las razones por las que hacemos algunas cosas (neurosis-psicosis-inconsciente).

No sólo la neurología, como en el caso de la primera película de hoy, sino también el psicoanálisis explica el olvido de propósitos e intenciones ocultas (represión), como defensa ante la angustia.

Hoy me voy a referir a un interesante estreno: Sombras del pasado (2024), de A. Cooper; y a una película clásica de A. Hitchcock: Recuerda (1945).

SOMBRAS DEL PASADO (2024). Un antiguo detective de homicidios americano llamado Roy (Crowe), padece alzhéimer y por tanto, pérdidas de memoria. Se está sometiendo a un novedoso tratamiento contra la enfermedad.

En este punto, a llamada de un joven negro en el corredor de la muerte, visita al reo, quien le expone con crudeza absoluta que él no mató a nadie en una lejana noche diez años atrás, en un caso de homicidio en el cual nuestro policía tomó parte.

El detective, que no recuerda nada y que fue expulsado del cuerpo tiempo atrás, ahora jubilado, decide apiadarse del convicto y examinar de nuevo el caso sobre el brutal asesinato de un profesor universitario.

La investigación que emprende sobre su pasado, ya casi borrado para él, le revelará nuevas pistas sorprendentes y turbadores acontecimientos de su vida.

Adam Cooper se estrena como director de largometrajes con una peli un tanto anómala, con una fotografía oscura de Benn Nott, una música lóbrega de David Hirschfelder y un guion de Bill Colage y Adam Cooper, que adaptan la novela de E.O. Chirovici: “El libro de los espejos”.

Cooper se queda corto en el ritmo, en una película que padece la gran cantidad de puntos de vista y los forzados cambios estéticos que utiliza para poner en imágenes la reconstrucción de la memoria.

Vemos a un Crowe obeso y mayor, con una barba blanca y cabeza afeitada encarnando a Roy Freeman, antiguo policía ahora nadando en medio de su demencia, que se pasa la vida escribiendo etiquetas y pegándolas por su apartamento para recordarlo todo: su nombre, dónde está el agua caliente, la noche de basura es los miércoles, etc.

Roy tiene dos incisiones recientes en la parte superior de la cabeza, por la cirugía experimental a la que se está sometiendo para estimular su cerebro. A medida que avanza la película, su memoria empieza a regresar en destellos que van actualizando su propia historia.

Como decía, de las primeras cosas que hace Roy en la peli es visitar al preso negro, Isaac (bien Pacharo Mzembe), a quien Roy colaboró a encarcelar y a confesar el asesinato. Isaac está a días de ser ejecutado. Pero el chico afirma ahora que es inocente, aunque admite que estuvo en la casa la noche en que Joseph Wieder (magnífico Márton Csókás), un profesor del Waterford College, fuera asesinado a golpes.

El joven afirma que Roy sabe que es inocente y le ruega que revise el caso. Esto conduce a nuestro protagonista a una tarea de inmersión profunda y laberíntica que le hará recordar las cosas poco a poco.

La película se retrotrae en el tiempo y nos adentramos en un triángulo amoroso académico en el cual el brillante Dr. Wieder, profesor y persona manipuladora, vive a todo tren y se relaciona con mujeres que lo visitan, a las que graba en sus relaciones íntimas.

La adorada asistente de laboratorio, Laura Baines, es interpretada brillantemente por Karen Gillan como mujer hermosa y peligrosa. Tenemos también al escritor Harry Greenwood (eficiente Richard Finn), un ambicioso aspirante a novelista, enfrentado a Wieder y obsesionado con Laura.

Hay unas memorias manuscritas tituladas "El efecto espejo", que varios personajes afirman haber escrito. Para que de nada falte, hay otros sospechosos, el ayudante del profesor (un solvente Thomas M. Wright); también el viejo policía y compañero de Roy, Jimmy (excelente Tommy Flanagan), que le sugiere al amigo que no se meta en líos.

Resulta interesante ver al protagonista Roy buscando entre sus recuerdos, quién fue o qué hizo en la vida. Es como si Roy se abriera por vez primera a su vida anterior que permanece como indica el título, en la “sombra del pasado”. Será el deterioro cognitivo de Roy lo que le ayuda a resolver el crimen.

Por supuesto, a medida que su memoria va más para atrás, va dándose más cuenta de cuanto ocurrió y al final, acaba comportándose de manera inteligente, tirando de los hilos para hilvanar las pruebas.

Russell Crowe interpreta de manera brillante a un demente, al personaje trágico y complejo de Roy, lo que da pie a nuestro actor a transmitir infinidad de emociones con mínimos gestos. El trabajo de Crowe es principal para el filme. Lo que mantiene la atención hasta el final es su hipnótica actuación. Un hombre perseguido por sus ocultos demonios; un ser que debe hacerse cargo de todo.

Final feliz para el reo y candidato a la silla eléctrica, que resultará absuelto y se libra de la muerte por un plis plas. Diferente será el futuro de Roy, toda vez se adentra en su identidad perdida y empieza a recordar su tortuoso pasado. Pero para esto hay que ver la peli.

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RECUERDA (1945). Película de Alfred Hitchcock con guion de Ben Hecht (novela "The House Of Dr. Edwardes", 1927), de J. Palmer y H. St. George. Una excelente música de Miklós Ròzsa que le valió el Oscar a la mejor banda sonora con composiciones de gran intensidad dramática y temas de de gran lirismo.

En el centro psiquiátrico donde trabaja la psicoanalista Constance Petersen (Ingrid Bergman), el Dr. Murchison (Leo G. Carroll) anuncia que deja la dirección. Para reemplazarlo llegará el Dr. y escritor Anthony Edwards, a quien Constance admira. El mismo día en que el apuesto director (Gregory Peck) es presentado ante los directivos, la psicoanalista comenzará a observar signos de un oculto trauma en él.

Muy pronto sabremos que sufre de una grave amnesia. Pero Constance y Edward tienen un flechazo y caen rendidamente enamorados.

Los intérpretes son de lujo con una inmensa Ingrid Bergman y un Gregory Peck algo más apocado que en otras actuaciones memorables. Y excelentes nombres de reparto como Michael Chekhov, Leo G. Carroll o Rhonda Fleming, entre otros.

Constance descubre un problema amnesia en su enamorado Doctor, pero puede ser también un asesino, y se pone manos a la obra a trabajar en los vagos recuerdos de su amante y paciente a la vez, para salvarlo a todo nivel.

Recuerda es ante todo una historia de suspense, con giros que incluyen una gran variedad de asuntos que pueblan la mente del amante-enfermo o asesino, Anthony.

Hay un episodio, tras el primer beso entre los protagonistas, en que las rayas de la bata de ella dejan paralizado a Edwards. El doctor Edwards empieza a desvariar y se desmaya. Constance lo lleva a su habitación y continúan los desatinos de él que dice que ha matado al auténtico Edwards. La doctora le dice que no es verdad y que sufre de “complejo de culpabilidad” y pérdida de memoria.

Al principio del filme podemos leer: “El psicoanalista sólo pretende inducir al paciente a hablar de sus problemas ocultos, con el propósito de abrir las puertas cerradas de su mente… tan pronto como los complejos que han estado inquietando al paciente se sacan a la luz e interpretan, la enfermedad y la confusión desaparecen y los demonios de la locura son expulsados del alma humana”.

Se trata de una película que mezcla a tres genios: Hitchcock, Freud y Dalí. Hitchcock como director de los muy grandes; Dalí aporta los decorados relacionados con los sueños del protagonista; y Freud que tiñe el filme con su teoría sobre el psiquismo humano y el mundo inconsciente.

Hitchcock trata extensamente como en ninguna de sus películas el tema del psicoanálisis de Freud, sobre su teoría de los sueños y sobre los efectos curativos de tu terapìa y la necesidad que plantea de explorar traumas psicológicos infantiles ocultos en lo más profundo de nuestro inconsciente. Incluso, el productor Selznick contrató a su propio psiquiatra como asesor técnico del film.

Se analizan los sueños de Edwars, el cual se somete también a hipnosis y a otras estrategias terapéuticas. La trama deriva por derroteros que mejor no desvelo, para que quien se sienta interesado visione la película en alguna plataforma.

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