“Nuestra harina El Vaporcito siempre apoya la cultura, el deporte y el arte”.

No creo que sea un exceso escribir sobre la educación como tema en el cine; más aún sobre la vocación docente. Ya lo he hecho en entregas anteriores: Educar en tiempos difíciles, Profesoras de piano, El factor humano en la educación o en Maestros que no se olvidan.

La educación es el fundamento de la civilización y la convivencia humana. No hay paz, ni libertad bien entendida, ni democracia, ni progreso, sin que la educación no juegue un papel prioritario. Es así desde la civilización griega, aunque hunde sus raíces en el principio de los tiempos, no hay más que leer la Biblia o el Talmud, y tantos otros libros de peso y tiempo inmemorial.

Pues bien, hoy me referiré a la educación como vocación, como entrega por parte del maestro o el educador en general. Abordaré tres películas interesantes. Un estreno: Radical (2023), de C. Zalla; y Ser y tener (2002), de N. Philibert.

RADICAL (2023). Esta obra de Cristopher Zalla, nacido en Kenya, está basada en una historia real investigada por el periodista Joshua Davis en su artículo Una Forma Radical de desatar una generación de genios (2013), publicado en la revista Wired.

Habla sobre el profesor Sergio Juárez, su entusiasmo, su valentía pedagógica y humana, sus alumnos, entre los cuales estaba la alumna Paloma Noyola, quien es descrita en el tal artículo como “la próxima Steve Jobs”.

Todo ello en una ciudad a las orillas del Río Bravo, población presidida por el abandono, la violencia, la corrupción; y niños librados a su suerte.

En ese opresivo y nada halagüeño contexto están los estudiantes con los peores resultados académicos de todo México. El poco convencional Sergio (Derbez), acepta un trabajo que nadie quería: enseñar a esos estudiantes de sexto grado con tan malas notas.

Película que busca emocionar

La película, dirigida y escrita con oficio por Zalla tiene los elementos de esa tendencia en el cine a hablar de educadores excéntricos que no están con la autoridad y que inventan sus propias reglas.

Esta obra se desenvuelve en un contexto de guerra contra el narcotráfico y la presencia de cierta mafia institucional anexa a la corrupción. La escuela es un lugar para salvarse. Lo malo es que en esa escuela maestros y estudiantes están adormecidos.

Cine educativo

Es llamativo cómo el maestro transforma el clima “soporífero” del aula, en un espacio lúdico y luminoso, en el que se puede estudiar el principio de Arquímedes metiendo al director gordinflón del Centro en una pileta con agua para medir cómo sube el nivel y compararlo cuando se mete el menudo maestro en el agua.

Sonrisas y lágrimas

Derbez declaró que buscaba, tanto hacer reír como suscitar los sentimientos, lo cual es visible en su rol de maestro y el rumbo que toma la historia. Colabora a ello también el esmerado trabajo realizado con los pequeños Jennifer Trejo, Fernanda Solís y Danilo Guardiola.

Además de la evidente obsolescencia del sistema educativo, hay otro mensaje que Sergio transmite a sus alumnos: “Solo hay una cosa que puede detenerte si lo permites: tú mismo”. O sea, que para salir adelante hay que esforzarse, ponerle ganas y agallas.

El método de enseñanza

Sergio ha tomado la decisión de no enseñar expresamente para un examen nacional interesado para la escuela y para los docentes, sino en aras a permitir que la curiosidad y las preguntas divertidas de los estudiantes guíen su propio aprendizaje.

Y va probando un método “radical” para desbloquear la necesidad de indagación y conocimiento de sus alumnitos, y poner en marcha el potencial de estos e incluso su brillantez larvada.

Y las propuestas de que el alumnado colabore interactuando, unos con otros en su formación y activando los potenciales de aprendizaje en forma colaborativa, son los presupuestos de la Escuela de Vygotsky, que Juárez pone en práctica.

Pero lo veramente importante es el hincapié y el esfuerzo que Sergio pone para que sus alumnos tengan un aula de informática, herramienta fundamental pare el acceso al conocimiento.

Los colegas de trabajo

Al principio, Sergio choca con el Director de la escuela, el bonachón Chucho (excelente Daniel Haddad), quien duda de sus métodos supuestamente excéntricos, pero que cambia de opinión a medida en que ve que los niños se interesan en aprender y crecen en lo personal y en lo intelectivo.

Sergio se enfrenta igualmente con el corrupto gobierno local, que prometió a la escuela un laboratorio de ordenadores, pero desperdició el dinero de la subvención, o se lo robó alguien.

Alumnado

El ejemplo más conmovedor es Nico, un pequeño y sensible niño de 12 años, cuyo hermano mayor lo tiene reclutado para que entregue mochilas con contrabando ilegal de su pandilla.

Entre las estudiantes más tímidas está la brillante aspirante a astronauta Paloma (Jennifer Trejo, muy bien y guapa), a quien la franqueza y los ejercicios estrafalarios de Sergio le dan una importante inyección confianza en sí misma.

Otra compañera de clase es Lupe (una precoz Mía Fernanda Solís), que da muestra de su interés por la Filosofía y la búsqueda de profundas verdades insondables, que lee cuanto libro cae en su mano. Pero la niña debe cuidar de sus hermanitos.

Otras variables y cierre

La paleta de colores apagados y la fotografía de Mateo Londoro, son otro valor, a lo que cabe añadir la conmovedora banda sonora de Pascual Reyes y Juan Pablo Villa, que también la realzan y subrayan la sentimentalidad del filme.

Sin duda Derbez, Zalla y Davis se dieron cuenta del potencial que cara al cine tienen las extraordinarias hazañas de Juárez Correa y las mentes infantiles que colaboró a formar y a cultivar. Y creo que han acertado, pues estamos ante una nueva e interesante película de profesores-docentes, de la vocación del maestro, conseguida e interesante.

Al final, en los títulos, podemos ver a los protagonistas reales, la de quienes inspiraron esta cinta. Sin duda esta película habrá de colaborar para divulgar la necesidad de reparar en la importancia de una forma de educación diferente a la tradicional.

Más extenso en revista ENCADENADOS

 

SER Y TENER (2002). Excelente documental dirigido por Nicolas Philibert, que nos ofrece una visión de la vida de una pequeña clase de un pueblo a lo largo de todo un curso escolar, mostrándonos la educación primaria en el corazón de la Landa francesa.

En la clase, una docena de alumnos entre 4 y 10 años comparten el mismo espacio bajo la tutela de un solo profesor de extraordinaria dedicación y capacidad: el maestro Georges López.

Es una cinta realmente interesante, aunque la forma de la película acusa las deficiencias propias de un primerizo, como planos-secuencia fatigantes y excesivo estatismo narrativo.

El profesor Georges López demuestra cómo la vocación, el amor, la paciencia y la comprensión son fundamentales en la relación con los jóvenes estudiantes.

Destacan las enseñanzas pedagógicas excepcionales que se muestran en la película y nos describe también la vida de los niños, sus familias, en un ambiente rural, con las particularidades propias de ese tipo de entornos.

Sin retórica vana, con total naturalidad, la película se convierte en un verdadero punto de referencia pedagógico, ofreciendo un retrato fidedigno de la educación primaria. Maravillosa película en la cual la cámara convierte en espectáculo fascinante el día a día en un aula, sin juzgar ni manipular

En suma, nos invita a reflexionar sobre la pedagogía, la relación con los alumnos y la importancia del don para la enseñanza. Una obra valiosa para quienes se dedican a la enseñanza o están interesados en ella. La cinta demuestra sin exagerar, lo que un profesor de verdad puede hacer para moldear las vidas de los pequeños.