Si algo es El Puerto de Santa María, es su centro, todo lo demás fue haciendo más grande a la ciudad, en todos los sentidos que queramos usar dicho término, pero, aún así, no podemos olvidar que el origen de esta ciudad, como el de todas, es su centro.
Bueno, algún quisquilloso dirá que soy un junta letras sin cultura, pues todos sabemos que El Puerto tiene su origen en la ciudad Finisia, sí, Finisia, que no Fenicia, de Doña Blanca, pero allí hace mucho que no vive nadie, no hay recogida de basura y se va mucho la luz. Pero volviendo al centro, al epicentro de nuestra ciudad, como en todas, tiene momentos mejores y peores. Los peores, cuando gente que ni vivió, ni vive, ni vivirá, se les llena la boca de alabanzas sobre su deterioro, suciedad e inhabitabilidad.
Curiosamente yo sí vivo en el centro, además, junto a unos contenedores de basuras, a lado del mercado de Abastos, a los pies del barrio alto, posiblemente, según algunos nos venden, entre escombros, ratas, borrachos, suciedad, insalubridad y maleza descontrolada, y aún así, vivo, y duermo estupendamente.
La realidad de mi día a día es otra bien distinta. Aunque a veces tenga que dar dos vueltas para buscar aparcamiento, a veces, se me pasan los días sin tener que coger el coche. Si me apetece un café y su tertulia, no tengo que hacer una excursión. Si quiero pasear ya sea en invierno como en verano, dependiendo de las ganas, o bajo al bullicio, o subo a la paz. Si me tomo dos copas no tengo que coger un taxi para volver a casa, porque la opción de arriesgarse a un test de alcoholemia ya no es opción, es una irresponsabilidad.
Por supuesto que a veces echo de menos algunas calles peatonales más. Es verdad que si quiero alguna ropa especial tengo que salir fuera, pero, sin embargo, lo que necesito del día al día, me sobran opciones.
Como en el campo, a veces veo… cucarachas, en alguna ocasión he visto alguna rata, como en cualquier lugar del mundo, y a veces, las más, algunas de dos patas. Este nuevo Beirut, para algunos, es mi hogar chico, y quien lo prueba se queda, sobre todo cuando llegando a cierta edad, buscas algo más.
Claro que hay un tiempo para todo, que vivir en un piso nuevo era más agradable que ocupar una casa con humedades. Claro que la vida en el campo era más agradable. Claro que socialmente un Chalet en las urbanizaciones era más elegante que ocupar el centro. Pero poco a poco, el hombre, que por instinto suele ser urbanita, tiende a vivir en sociedad, no aislado. Y es que, para aquellos que digan que ni loco vivirían aquí, hay una solución muy fácil, viva donde quiera, como si esta mierda de ciudad no le gusta y prefiere vivir en Puerto Real, yo, me quedo en el Centro.