Cuando apenas quedan papelillos en las aceras, el aire se va volviendo más primaveral. Aunque no sea Sevilla, y el aroma a azahares sea un mito, huele a semana Santa. Huele cuando llegas a un bar a tomar café y notas los restos del olor a incienso que la noche anterior termino de consumirse, flota en las conversaciones, en los comentarios de quienes quedan para los ensayos. La semana Santa se nota en esas manos con restos acumulados en las uñas, después de frotar y frotar.
Curiosamente esta zona del mundo es la única en la que la resurrección cobra más sentido. Lejos de la tristeza de la Pasión y Muerte, las emociones se cruzan, se mezclan, y una entraña sensación de paz y emoción se expresan en los rostros de quienes viven la Semana Santa.
Nunca una tragedia de la magnitud de la crucifixión genero tantos sentimientos. Nunca, la alegría de un Palio supo transmitir tanto amor por una Madre. Y es que, en cada rincón de estas tierras, únicas en el mundo, se desterró la tristeza, la sobriedad, el dolor y el desconsuelo a ritmo de las cornetas y tambores.
Comparados nuestro sentir con el mas adusto de los sentimientos castellanos, nuestra Semana santa es especial. Podremos ver el arte en la calle, la más espectacular de la imaginerías en el resto de España, podremos emocionarnos viendo un vía Crucis en el Coliseo, o llorar al paso de una afligida verónica. Pero aquí, la semana sata se convierte en el vórtice de la fe, mezclando el dolor, el amor y las más puras emociones. Mezcla de dolor y sacrificio bajo una trabajadera, mezcla de llanto, piel sensible e inmensa alegría.
La única tierra en donde las lágrimas siempre son de emoción, jamás de dolor, nunca de tristeza excepto porque todo acabe… a sabiendas de que la resurrección es posible… es una realidad que nos permitirá volver a vivir la Pasión en el próximo año.
Para los que hemos conocido el golpe rítmico de otras Semanas Santas… mi tierra es algo más, difícil de comprender, fácil de sentir, y que, por supuesto… a nadie deja indiferente… pues aquí, hasta Él sonríe camino del Calvario, pues sabe que esto no acaba más que de empezar.