Cuando alguien no nace en el lugar que ama, algunos términos causan cierta curiosidad. Eso me pasa con el hermoso templo, que, además, resulta ser mi parroquia.
Puedo consultar la documentación que existe al respecto, leer sobre ella, y escuchar a quienes quieren explicarme su origen y su historia. Pero como con todo, prefiero vivir el momento, y tras mucho tiempo ya como residente, una mañana me pico la curiosidad. Tengo que reconocer que soy católico, pero como a otras personas, no suelo ir mucho a los actos religiosos.
Una mañana, mientras tomaba mi café senado en la gran plaza, mi vista se fijaba en las cigüeñas, pero el edificio atrajo mi atención y decidí observarlo más detenidamente.
Nunca había pensado en verlo entero, pero se día decidí observar con detenimiento. A diferencia de otras iglesias que he visitado, me sorprendió que tan magnífico edificio siguiera adosado a otras construcciones, por lo que no pude verlo en sus cuatro lados.
No sé porqué, siempre pensé que era un edificio que pudiera ser recorrido en todo su perímetro, y aunque eso no deslucía su belleza, sí que me creo cierta insatisfacción. Aún así, me sorprendió que la que debía ser su puerta principal, con el altar en su frente, no fuera así, sino que la puerta principal era una lateral.
Cuando entré, en lugar de encontrarme frente al altar mayor, me encontré frente a los bancos de la nave central, algo curioso e interesante. Pasé toda la mañana recorriéndola en su interior, y me agradó, me gustó, y salí reconfortado de mi visita.
Ya de nuevo en la plaza volví a fijarme en el edificio en sí, recorrí con la mirada sus piedras, y el efecto me transmitió una grandeza en la que nunca había reparado, me hizo pensar en una gran ciudad, en tiempos remotos y ricos, pero claro, si esto fue una ciudad comercial, llena de palacios, sus iglesias no debían ser menos.
Había encontrado una nueva fuente para seguir admirando la ciudad. La curiosidad al ver el edificio me lleva a iniciar mis paseos por algo más que sus playas, y ya he adquirido algunos libros locales para bucear en su historia.
Pienso que El Puerto es algo más que turismo y tiene mucho que ofrecer, y veo su historia como algo que merece ser estudiado. Ahora me apetece más que sus playas, su historia.