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Durante décadas, el cine modeló y perfeccionó la imagen de la masculinidad que se tenía en la calle y ha perdurado hasta nuestros días: los hombres no lloran, no tienen sentimientos, son duros como la roca…

Pero con el nuevo siglo llegaron las nuevas masculinidades, las dudas, las preguntas, la necesidad de recontextualizar y enfrentarse a los tópicos, cuestionándose, de una vez por todas, qué significa ser un hombre en el siglo XXI.

Hoy comentaré en primer lugar Las ocho montañas, de F. Van Groeningen y Ch. Vandermeersch que habla de manera silenciosa pero inevitablemente sonora de la imposibilidad sentimental masculina en un tiempo en el que buscar tu lugar en el mundo es un reto en sí mismo.

Y no es baladí ni traída de los pelos la comparación con otra cinta que también comento: Brokeback Mountain (En terreno vedado), de A. Lee, una película basada en la relación entre dos hombres y la importancia igualmente de la montaña en sus vidas.

LAS OCHO MONTAÑAS (2022). Película dirigida por Felix Van Groeningen y Charlotte Vandermeersch, que es adaptación de la novela homónima de Paolo Cognetti, sobre la epopeya y la compleja amistad, a lo largo de décadas, entre dos niños-hombres distintos: un instruido y frágil turinés y un rudo muchacho de la montaña.

Se une un duelo-rencilla paternofilial. Todo ello llevado por la sugestiva composición de un reparto de fuste (Marinelli-Borghi), y con una sensacional fotografía de Ruben Impens, que consigue que la montaña sea un personaje más de la historia. Acompaña una música mágica de Daniel Norgren.

Pietro (de niño encarnado por Lupo Barbiero) es un chico venido de la urbe. Bruno (interpretado de niño por Cristiano Sassella) es el único infante de una pequeña localidad montañesa casi olvidada.

Con el transcurrir de los años, Bruno se mantiene fiel a su montaña, mientras que Pietro pasa largas temporadas alejado de la sierra, yendo y viniendo. Una madre paciente y callada (Elena Lietti) y un padre activo y audaz (muy bien Filippo Timi).

La película trata con gran sensibilidad la amistad y los afectos infantiles, pues once años tienen cuando los niños se conocen. Hay también un tratamiento de la relación con la naturaleza, los vínculos paternos. La trama se mueve por espacios extensos y una naturaleza grandiosa por donde los sentimientos entre los personajes se desplazan libremente y con enorme intensidad.

Obra emotiva y profunda, que retrata con belleza y realismo la relación entre los dos amigos, marcada por el amor, la lealtad, el conflicto y la nostalgia. La película también explora los temas de la identidad, la familia, la naturaleza y el destino, a través de los paisajes alpinos y las experiencias vitales de los personajes.

Dos personas unidas por el silencio sentimental, la masculinidad más dolorosa, no decir nada para decirlo absolutamente todo. Pietro y Bruno saben que son piezas que se complementan, sin las cuales su puzle no está completo. Cada reencuentro se vive como si no hubiera pasado el tiempo. La tonalidad bascula entre la inocencia de sus primeros compases y la desesperanza de un tercer acto, rica y repleta de capas, dos vidas que transcurren perpendiculares emocionalmente, con un punto en común: una amistad perenne e incombustible.

Con la magnífica dirección de Van Groeningen y la Vandermeersch, se va haciendo una película de gran hermosura. Un mensaje profundo, unos planteamientos valientes y arriesgados, y unas imágenes bellísimas de sierras y cumbres nevadas. Magistral guion de los directores (novela Le otto montagne, de Cognetti). Magníficas interpretaciones de Luca Marinelli y Alessandro Borghi, un dúo con química.

Las montañas tardan en formarse cientos de años, la película también es una acumulación lenta y gradual de detalles que se cimientan de manera gradual, vista a través de las crestas y los valles, las torres y los lagos, y una amistad de años que acaba por definir la vida de los protagonistas.

La película, narrada por Pietro, tiene un evidente tinte literario en el buen sentido del término, sumerge al espectador en el mundo de los protagonistas, en un nivel profundo y clamoroso al que puede acceder la literatura. Pero vive y respira también en términos cinematográficos con cada uno de los parajes.

La narración es parca y cuenta la vuelta a la ciudad tras un interminable verano infantil. Pero el niño echa en falta a su amigo Bruno, tan noble como capaz para andar por los riscos y servir de compañía irreemplazable.

La amistad comenzó en un verano de los años ’80, cuando Pietro, venido de Turín llega con su madre a Grana, pequeña aldea casi despoblada. Allí estaba Bruno, el “último niño del pueblo” que pastorea vacas, trepa por las rocas y chapotea en los claros lagos.

Ambos, niños se unen rápidamente a pesar de las diferencias: uno educado, el otro rudo. El temperamental padre de Pietro, gerente de una fábrica (muy bien Filippo Timi) y amante del alpinismo.

Tras algunas vicisitudes en que pierden el contacto, Pietro se entrega de nuevo a la vida en la naturaleza y se produce el reencuentro con Bruno. Su padre ha muerto y entre ambos construyen una casa que el padre dejó inacabada.

Pietro viajará al Himalaya, en tanto Bruno se empareja con una muchacha que se queda con él y con la que acaba teniendo una hija.

Aborda el filme la división de clases, memoria, arrepentimiento, y la relación de las personas con la tierra. Es una visión empírea, paradisíaca, una bella y provocativa historia sobre una amistad hondamente enraizada y dominada por las consecuencias de vivir libremente.

Es común que actualmente el cine haya tendido a introducir la sexualidad (eros) en la amistad masculina, visibilizar la parte o subtexto de deseo que tradicionalmente el cine clásico había ocultado o soslayado. En la película se indaga el tema del amor, de eros, teniendo en consideración los afectos más recónditos en el vínculo de los amigos, sentimientos que cruzan y traspasan el paso del tiempo de manera inquebrantable.

Un apego profundo que concluye en alguna manera de atracción mística, que en el caso del filme la Naturaleza alpina representa a modo de proyecto en común. Como un hogar lejano y aislado del mundo que deviene Arcadia donde cualquier cosa es factible. Que es también un sueño y una amistad queriente y sentiente.

Es así, por seducción y afinidad, por las cordilleras, por lo que la película acierta a encarnar desde la materialidad de los árboles, la nieve o el viento, por cuanto alimenta la fuerza de los lazos entre los dos personajes, que hay una libido que fluye como el TAO y une hasta la muerte.

Publicada más extenso en revista de cine ENCADENADOS.

 

BROKEBACK MOUNTAIN (EN TERRENO VEDADO) (2005). Película que narra la historia de amor entre dos vaqueros, Ennis Del Mar (Ledger) y Jack Twist (Gyllenhaal), que se conocen mientras aguardan turno para ser contratados por un ranchero. Ambos aspiran a tener un trabajo estable y con el tiempo, formar una familia.

Pero hete aquí que se enamoran en un verano de 1963, mientras trabajan en el pastoreo de ovejas en Wyoming, en el entorno de la majestuosa montaña Brokeback.

Muestra la historia dificultades y los obstáculos que enfrentan los protagonistas para vivir su relación en una sociedad conservadora y homófoba, que les impide expresar libremente sus sentimientos, historia de amor prohibido en tiempos y lugares marcados por el implacable "qué dirán".

Basada en el cuento homónimo de Annie Proulx, está dirigida magistralmente por Ang Lee (ganó el Oscar con este trabajo). El guion fue adaptado por Larry McMurtry y Diana Ossana de una historia de E. Annie Proloux (Oscar igualmente).

Los actores principales son Heath Ledger y Jake Gyllenhaal, quienes interpretan a Ennis y Jack y que deslumbran con actuaciones memorables y emotivas. Cuenta también con las actuaciones de Anne Hathaway, Michelle Williams, Randy Quaid, David Harbour y otros.

Obra maestra del cine romántico y dramático, que aborda con sensibilidad y realismo un tema tan delicado como el amor homosexual en un contexto hostil y represivo. La historia de un tiempo y un lugar donde dos hombres se ven forzados a negar la única gran pasión que ambos sentirán para siempre, un tipo de tragedia que es universal.

Pero el filme no se limita a contar una historia de amor, sino que también reflexiona sobre la identidad, la libertad, la moral, la familia y la sociedad.

La película tiene una fotografía impresionante de Rodrigo Nieto, que capta la belleza de los paisajes naturales y contrasta con la dureza de la vida de los personajes. La música, compuesta por Gustavo Santaolalla, acompaña perfectamente las escenas y transmite las emociones de los protagonistas.

La película es un clásico del cine LGTB, que ha sido aclamada por la crítica y el público, y que ha recibido numerosos premios y reconocimientos. Es una película que merece la pena ser vista y disfrutada, pero también para reflexionar sobre el mensaje que transmite.