Hoy, mientras veía las noticias, me hizo gracia una de ellas. En la ciudad de Málaga se va a multar a quienes hagan despedidas de solteros y lleven ropa poco adecuada o elementos que atenten al decoro.
La noticia me hizo gracia porque en mi ciudad, la de ahora, El Puerto, una parte importante de personas, incluso se han manifestado para que el Ayuntamiento tome medidas contra las despedidas de solteros, contra ese turismo que denominan “de borrachera”. Sinceramente me asusta, y mucho el cariz de puritanismo caduco que toman las cosas.
Siempre existieron los viajes, sobre todo cuando somos jóvenes, para hacer aquello que no podemos hacer cerca de casa. No me equivoco si digo que la amplia mayoría de todos nosotros alguna vez hemos rebasado la línea del decoro, sin hacer daño a nadie, pero molestando a otras personas con nuestros cantos, gritos y copas de más.
Me cuenta mi amigo que en otros tiempos se regulaba hasta los bailes agarrados, el tamaño de las faldas, se castigaba la falta de decoro, y con esta medida nos acercamos al control de la moral.
Málaga no es mi ciudad, y me da igual lo que allí ocurra, pero sí me importa el aluvión de críticas hacia quienes vienen a pasarlo bien a esta ciudad. Me asusta el intento de controlar nuestras vidas hasta el extremo de multarnos por faltas de decoro, por uso de elementos un poco picantes, o muy picantes.
No estoy de acuerdo con el vandalismo, no me gusta que me orinen en la puerta de mi casa, pero todos hemos sido jóvenes, y todos, en alguna ocasión hemos ido a una despedida de soltero, alguna más atrevida que otra. Pero se están alcanzando niveles de puritanismo ridículos y que solo nos llevan a una imposición moral que limita nuestra libertad.
Por mi parte, me agrada ver a grupos de jóvenes disfrazados y provocando, celebrando los últimos días de soltería, y no creo que hagan mal a nadie. También me gusta ver la ciudad llena de gentes que vienen a conciertos, y si me molesta el ruido, uso tapones o cierro la ventana, porque comprendo que al fin y al cabo hay gente que hace negocio, trabaja y tiene para un sustento digno. Ya sufrimos bastante quienes disfrutando del tabaco somos como gente de dudosa moral, asesinos pasivos, indolentes sin conciencia.
Espero que la medida no se extienda, pero viendo el perfil de quienes presumen de luchar por la libertad, mucho me temo que cada día estaremos más controlados.