En 1981 un treintañero profesor de arqueología, Henry Walton Jones Jr. –apodado «Indiana» en homenaje a su perro, y en apócope «Indy»–, se las veía con un grupo de entusiastas alumnos.
Sueña el joven profesor que un día pondrá sus manos en los secretos del mundo. Era la época de George Lucas y de Steven Spielberg, cuando se veía todo sobre la pantalla grande de las salas de cine.
Respecto a la última entrega de IJ, el filósofo Gabriel Albiac escribe: “Ante la pantalla de un cine casi vacío (…) un jubilado profesor Jones pasando los ochenta. A nadie, en esa última clase de despedida, parece interesarle nada (…) Tampoco la literatura griega o la arqueología”.
El sábado fui también yo a ver esta última entrega de IJ en una sala igualmente vacía, parecía un pase privado. Me di cuenta de que había pasado el tiempo. Había cambios en las costumbres, en los gustos y en las aficiones.
El cine parece fenecer en las plataformas y las series, pero el que escribe no conoce ninguna. Un servilismo menos. Mientras existan las salas de cine, estaré sentado en una butaca.
Presento hoy de manera resumida las cinco entregas de Indiana Jones: desde En busca del arca perdida (1981), de S. Spielberg; al estreno, Indiana jones y el día del destino (2023), de J. Mangold.
Dirigida por Steven Spielberg, música de John Williams y un joven Harrison Ford, al comienzo le veremos poner su vida en riesgo en Sudamérica. Allí, logra salir vivo (de milagro) evitando ser aplastado por una gran roca rodante.
Jones es enviado posteriormente por el gobierno americano a buscar el Arca de la Alianza, donde se conservan las Tablas de la Ley que Dios entregó a Moisés. Según la leyenda, quien las posea tendrá un poder absoluto.
Sin embargo, este preciado objeto está siendo perseguido también por los nazis, que desean hacerse con él para conquistar Europa.
Una película de aventuras ingeniosa y divertida. Un clásico moderno del cine de acción en el que Spielberg rescata la tradición del género en una hábil adaptación a los nuevos tiempos con una imaginativa trama conducida con enorme seguridad.
Película mítica de un Spielberg que reinventa el cine de aventuras, con lances sin fin, ritmo y el héroe por antonomasia que es Jones-Ford, a quien acompaña un elenco de primerísima como Karen Allen, Paul Freeman, Ronald Lacey o John Rhys-Davies, entre otros.
Película y divertida. Spielberg rescata la tradición del género en una hábil adaptación a los nuevos tiempos con una fantástica trama conducida con seguridad y magisterio.
Una “experiencia extracorporal” (Ebert), de imaginación suprema y una de las pelis americanas más divertidas y elegantes nunca hechas: un Spielberg que se sale.
Además, continúa siendo emocionante, animada y divertida más de cuarenta años después. Un clásico del cine moderno pleno de diversión, intriga y mucha deuda con el cómic, esta cinta es ya un icono y una obra que ningún cinéfilo, sobre todo los más jóvenes, se puede perder.
En su huida, el vuelo en el que se encuentran sufre complicaciones y los tres acaban en la India. Allí, se dispondrán a ayudar a los habitantes de un pequeño pueblo, cuyos niños han sido raptados de forma extraña.
Vuelve Spielberg con un castillo de fuegos artificiales de primer nivel, Ford excelente como casi siempre, de nuevo música de Williams en una entretenidísima aventura contada con los mismos patrones que la anterior.
Ese hombre es el padre del propio Indiana, Henry Jones, interpretado por Sean Connery. En esta ocasión, los nazis secuestrarán a Henry mientras se encuentra en búsqueda del Santo Grial, pues padre e hijo comparten profesión e interés por los objetos valiosos.
Indiana tendrá que comenzar una expedición para rescatarlo y, por supuesto, para encontrar el objeto santo que su padre andaba persiguiendo. ¡Una nueva carrera a contrarreloj contra los nazis!
La relación Ford-Connery da peso al filme y una profundidad emocional inesperada, lo cual nos recuerda que la genuina magia del cine no está en los efectos especiales. Es quizá la más salvaje e ingeniosa de todas las de Indy.
En este caso, nos situamos en 1957. Tras sobrevivir (una vez más, de milagro) a una explosión soviética en un remoto desierto, el decano de la Universidad en la que trabaja le confiesa a Indiana que sus últimas misiones han fracasado y que su despido es inminente.
Después de esto, Indiana conoce a Mutt (Shia LaBeouf) que le propone un negocio. A cambio de ayudarle con un problema, le mostrará el camino hasta uno de los objetos de mayor valor de la historia. Se trata de la Calavera de Cristal de Akator, que se encuentra en paradero desconocido dentro del territorio del Perú.
Como de costumbre, la tarea no resultará sencilla. Las fuerzas soviéticas, lideradas por Irina Spalko (Cate Blanchett), se encuentran en la búsqueda de la misma reliquia.
Aunque su desarrollo es bastante previsible, la película combina hábilmente la acción con la autoparodia y finalmente, lo pasamos bien con los ingredientes previstos y precisos.
En la historia, el arqueólogo Indiana (Ford) emprende otra aventura para recuperar un dial legendario que, supuestamente, puede cambiar el curso de la historia de la humanidad. Jones pronto estará acompañado de su ahijada (Phoebe Waller-Bridge) para enfrentarse Jürgen Voller, un exnazi que, curiosamente, trabaja para la NASA.
La partitura logra complementar las escenas de acción y añadir emoción a la narrativa, pero no deja una impresión duradera en el espectador. La cinematografía, por otro lado, es impresionante y captura la belleza de los exóticos escenarios que visita nuestro protagonista.
En cuanto al reparto, Harrison Ford no está al mismo nivel de siempre, como que su carisma se ha diluido con el tiempo. Han Solo, más o menos. Y Phoebe Waller-Bridge está bien como compañera, pero tampoco fascina. Magnifico Madd Mikkelsen como villano. Antonio Banderas y John-Rhys Davis tibios.
John Williams sensacional en la banda sonora (como siempre), y bien la fotografía de Phedon Papamichael, junto a una correcta puesta en escena y montaje. Sin embargo, mucho efecto especial CGI. El personaje de la hija del amigo muy forzado, personaje típico que introduce ahora Disney en sus películas y, además, al metraje le sobra media hora.