Miro la ciudad con otros ojos, ya no me mira, ahora soy yo el que la mira, y desde mi ventana, cuando la vida empieza en mi zona del mercado, me gusta tomar el primer café viendo el deambular de la gente. Apoyado en el alfeizar saboreo el primer café de la mañana, me hacen gracia los turistas madrugadores que vienen por la zona aparcando el coche como si esto fuera una ciudad incivilizada, bajándose de sus coches como si fueran seres superiores, aparcando entre balizas, en zona de carga y descarga, con un gesto de superioridad que les otorgase ese beneplácito para hacer lo que les venga en gana, o sea, llevarse algún pescado o comprar el pan.
Aparte de esto, que me molesta en exceso, me agrada ver a las familias camino del puesto de churros, dispuestas tomar un desayuno y disfrutar de una ciudad que comienza a despertar. Tampoco me pasan desapercibidos los habituales de la zona, personajes que con la mirada lo dicen todo mientras ven pasar a los que regresan de una noche de fiesta, mezclados con los que quieren no perderse nada en un día en la ciudad.
Me gusta esta ciudad, mi ciudad, en la que todos tienen cabida, en la que por unos días acoge a miles de personas, algunas de las cuales no se apartarán más allá de cien metros de la playa, y que se perderán a qué sabe un café con churros en los Pepes. Bueno quizás no, pues la publicidad que hace don Ángel León de nuestros desayunos no tiene desperdicio.
Va siendo hora de terminar el café y bajar, y hora del segundo café con un buen mollete con manteca de cerdo colorada, una delicia que cada día me gusta más, pero que pienso que puede ser muy perjudicial para una dieta que no pienso seguir. Algo tan bueno no puede ser jamás insano. Escucho que mi amigo el Bigotes ya sube las escaleras, él vive justo en las habitaciones de abajo, pero siempre sube para que no nos retrasemos, y el no perdona el café con una buena copa de amontillado. Cuando le pregunté si no desayunaba se limitó a contestar que los flamencos no comen, nunca entendí ese comentario, entre otras cosas porque ni es de Bélgica ni es cantador.