Paolo Vertemati
| Encendido 10 meses hace

Pulseras

Por Paolo Vertemati
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[Lee aquí los capítulos anteriores] Estábamos tomando café, donde siempre, en ese típico bar cerca de casa, frente a la plaza, mi bar, en donde poco a poco, cada día tenía verdaderas lecciones para aprender a vivir en esta ciudad. Una ciudad que a veces se me antojaba complicada, amable, sencilla, pero que poco a poco era para mí, singular, divertida y sorprendente.

Cerca, como algunas mañanas, el señor, del que algunas veces ya he hablado, también se tomaba un zumo de naranja. Casi no podía terminarlo, antes de cada sorbo, alguien se le acercaba para decirle algo, y curiosamente, con una sonrisa, atendía a todos.

Para muchos no tendrá gracia, a mi sí me la hace, sobre todo por los extravagantes modelos que luce cuando lo veo, y por lo visto, cuando no lo veo, los modelos son igual de… para mi… extraños, para “El Bigotes”, esperpénticos, por no decir otra cosa. Aun así, hay que tener mucho valor para vestirse como se viste, y eso, le duela a quien le duela, es síntoma de personalidad, de mucha personalidad.



Observamos que a la gente le entregaba algo, no sabíamos que era, pulseras, me indicó mi amigo, que me explicó que últimamente, partidos, hermandades, equipos de futbol y asociaciones suelen entregarlas a sus… fans o seguidores para demostrar, algo así como, lealtad.

Entonces ocurrió, por primera vez  se nos acercó cuando se disponía a salir del establecimiento, primero de dirigió a “El Bigotes”, a quien conocía, sobre todo, porque le dijo, a ti no te doy, a lo que mi amigo le dijo que ni de coña, y a mí me tendió una con una sonrisa.

Tras darle las gracias, lo felicité por su trabajo y la rehusé, le expliqué que no me gusta identificarme con nada ni con nadie, pero que admiraba su trabajo. Se limitó a darme la mano… con fuerza, nunca me gustaron esas manos tímidas y escurridizas que huyen. Tras un “muchas gracias caballero”, se despidió, y siguió repartiendo pulseras, todo sea dicho, a petición de aquel con quien se cruzaba.

Me extrañó que gente de muy diversa condición, algunas que claramente no parecían tener ni siquiera simpatía por el PP, sino más bien odio, se las pusieran con foto incluida, y alegría en la cara. Le pregunté a “El Bigotes”, y me dijo que las pulseras no ponían Partido Popular, según sus palabras, el egocéntrico sujeto había puesto sobre el fondo del color del partido la frase Calleja Fiestas, solté una carcajada, y como se suele decir aquí, se me escapó un “que arte ma bueno”, creo que mi primera frase cargada de sentimiento portuense, gracias Calleja, aunque me corrigió “El Bigotes”, aún me queda mucho para hablar en condiciones.

Paolo Vertemati

Paolo Vertemati representa a un personaje ficticio, un extranjero que ha venido a El Puerto de Santa María, y a través de sus capítulos narra a modo novelesco sus sensaciones y experiencias con las tradiciones y la propia idiosincrasia del lugar, con historias entre reales e imaginarias.