Érase una vez una patata. Un tubérculo al que una vez todos quisieron pero nadie lo hizo de corazón. Y es que esta patata no era una patata cualquiera, ella era una patata caliente que, al igual que aquel juego infantil, varios formaron una ronda y varios fueron eliminados al no seguir el ritmo al son de la música.

En sus orígenes, sus cultivadores se encargaron de que creciera con total garantía y decidieron darle un  terreno de grandes extensiones para que así echara raíces y solucionase un problema de escasez en la ciudad. Todo estaba atado, bien atado para que el proyecto de futuro prosperase sin ningún tipo de traba o impedimento. Pero hete aquí que aquellas tierras pasaron a manos de otros cultivadores, quienes en un principio no estaban muy por la labor de arar el terreno pues pensaban podía ser peligroso o no era la solución a los males del pueblo. Aún así, y con la promesa de darle una solución algunos de ellos decidieron huir hacia delante y continuar con lo que otros dejaron hecho, mientras otros abandonaron el barco y fueron expulsados del gremio. Y es que seguir con una idea impuesta con la que estaban en desacuerdo era como doblegarse ante el enemigo. Sea como fuere, la cosa siguió su curso porque el nuevo mandamás no quería detener la obra en ejecución por miedo a sentarse ante un juez...



El tiempo transcurrió y la papa se tornó amarga y olvidada, pues seguía ahí y nadie la regaba, triste. El pueblo no sabía qué ocurría con ella y sus nuevos dueños tampoco contaban mucho o eran todo dimes y diretes... "Como está amarguita?, la gente se preguntaba.“Bien, estamos en ello y este año será crucial para el devenir de nuestro querido tubérculo”...

Tras casi un decenio con un futuro incierto acerca de lo planeado, súbitamente vuelven a la ciudad los padres de la criatura con nuevas promesas para el resurgir de la patata, pero lamentablemente pasaron tantos años tirándose la pelota unos y otros con el cuidado de la pobre patatita que ya a nadie interesó y terminó por caducar aquella promesa con fecha de caducidad. Finalmente optaron por otorgarle un entierro digno y darle sepultura en aquel fantasioso lugar a la vera de la desembocadura del río del olvido. Una solución ingeniosa aplaudida por sus seguidores pero es que no quedaba otra...

Cuenta la leyenda que hay una inmensa patata en el centro y que los lugareños, agradecidos, volvieron a convertir la patata en la comida principal.

Todo vuelve.

FIN