Ha quedado patente en el Pleno del mes de noviembre que la participación para el gobierno de Beardo no es una prioridad. Se ha evidenciado que pasan los meses, incluso los años y no se convoca ningún órgano de participación, ya sea una comisión, consejo ni nada que tenga que ver con la intención de dar voz a la ciudadanía.

El gobierno de los preparados que tanto iba a escuchar al pueblo para darle soluciones no da ningún espacio para que éste se pueda manifestar y decir su opinión a no ser en las cabalgatas y fiestas callejeras que ahí lo que la gente quiere es disfrutar y olvidarse de quehaceres y responsabilidades civiles.

Lo primero que hizo el gobierno del PP y Ciudadanos es quitar de un plumazo los Presupuestos Participativos, una forma de participación en la que la ciudadanía podía opinar y elegir en qué gastar una parte del dinero del presupuesto municipal de una manera democrática. Dado que el equipo de gobierno de Beardo siempre ha sido reacio a la apertura y a la participación de la ciudadanía en asuntos de la ciudad, no era de extrañar esta negativa a dar voz a la gente, pero lo que no se puede tolerar es que, habiendo un reglamento de Participación Ciudadana en donde se recoge la representación de la ciudadanía por medio de los consejos de distrito y de los sectoriales, éstos no se convoquen con la asiduidad que corresponde.



Según el concejal Javier Bello esto no es posible porque no cuenta la concejalía de Participación Ciudadana con el personal necesario para convocarlos. Y, ¿no sabe este concejal que los consejos sectoriales los convoca el concejal o la concejala del ramo del que se trate? El consejo de Igualdad lo convoca la concejala de Igualdad, el de Medio Ambiente el concejal correspondiente y así sucesivamente. Entonces qué razón hay para que no se convoquen? Es el político o la política quien convoca y no el personal técnico el responsable de convocar.

Aquí se demuestra la ineptitud de este equipo de gobierno que por no saber no sabe ni quien tiene que convocar y así pasan los días, los meses y los años sin que la ciudadanía diga algo, sin que se le escuche y se lleve a cabo las propuestas que consideren más necesarias.

Todo se hace por ordeno y mando, sin tener en cuenta los intereses y necesidades de la gente, sólo lo que se le antoje a Beardo y su cuadrilla para el pueblo, pero sin contar con el pueblo.

Mientras la gente esté distraída en este mundo ilusorio de reinas del sur, de las nieves y hasta del más allá no hay por qué pensar en lo mejor para mi ciudad.