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Hay que recordar que OVNI significa Objeto Volador No Identificado (en inglés UFO – “unidentified flying object”). Por ello, no necesariamente los avistamientos se refieren a alienígenas. Sin embargo, Hollywood ha equiparado los OVNIs con la existencia de extraterrestres desde hace décadas, y ha producido numerosas películas con esta temática, lo cual ha cautivado a los fanáticos de la ciencia ficción y en general a los cinéfilos.

Hay una enorme cantidad de películas de OVNIs y extraterrestres. Así, de entrada, me vienen a la memoria pelis como E.T. el extraterrestre (1982), de S. Spielberg; Alien (1992), de D. Fincher; Señales (2002), de M. Night Shyamalan; La Guerra de los mundos (2005), de S. Spielberg; La cosa (2011), de M. van Heijningen Jr.; o La llegada (2016), de D. Villeneuve. Y habría mucho más.

A propósito de esta temática traigo hoy a esta página cuatro películas de interés: el estreno Nop (2022), de J. Peele; Cowboys & Aliens (2011), de J. Favreau; Cocoon (1985), de R. Howard; y Encuentros en la tercera fase (1977), de S. Spielberg. Diferentes pero interesantes.

NOP (2022). El neoyorquino Jordan Peele (dirección y guion), amante de la fusión entre humor, onirismo y terror, añade abundantes dosis de desconcierto con una historia difícil de clasificar y de asimilar. En principio puede parecer difícil que atraiga a los espectadores, aunque el estreno de la película en los EE. UU. está siendo exitoso.

Desde el inicio donde una moneda decide el futuro familiar de un par de huérfanos en las afueras de Hollywood, el filme de Peele parece dilatar una búsqueda y la resolución de un misterio, referida al traumático y televisivo pasado infantil del personaje interpretado por Steven Yeun, el director de un parque temático del Oeste.

Película cuyo avance narrativo es todo un mecanismo de relojería que apuesta por la creación de una atmósfera insólita y por una marcada magnanimidad en sus intenciones.

El guion está tan perfectamente construido, con una precisión milimétrica, para finalmente ensamblar todas sus piezas en algo inesperado a varios niveles. Hace encajar todos sus coletazos, y además se entretiene en desplegar una sucesión de narrativas cambiantes. Bucea entre el terror alienígena, compone momentos de drama familiar sureño, nos sumerge en una perturbadora odisea y termina coqueteando con el western.

Los habitantes de ese solitario rancho, barranco incluido, en un pueblo del interior de California, son partícipes de un descubrimiento insólito y turbador. Lo que sigue acerca al espectador al miedo, también al humor, todo ello desde la incertidumbre de la trama y un particular tono delirante.

Daniel Kaluuya (bien) es el protagonista, quien se reúne con su hermana Emerald (Keke Palmer – muy bien). La cinta nos sumerge en una trama de OVNIs con poco parecido a otras que hayamos podido ver (un OVNI fascinante del cine contemporáneo). Peele aumenta gradualmente la tensión en forma perfecta, con los recursos adecuados.

Un caballo en una prueba de obstáculos, montado por un mono, dos animales que tienen un peso específico en una historia que no es narrada linealmente, lo que la hace aún más impredecible.

El resultado es fascinante, aunque a muchos espectadores no guste, con sus puntos extraños e incluso surrealistas. La belleza de las imágenes es muestra de un depurado trabajo del director de fotografía Hoyte Van Hoytema, y podemos concluir que la obra está cargada de talento, dentro de un ejercicio complejo.

Contenido racial (Peele no se anda con rodeos), donde permanece el amor por la cámara y por el esfuerzo de rodar lo imposible en algo que es arte, entretenimiento, periodismo, o cualquiera de sus combinaciones. Peele proyecta su idea en un cine que ha perdido la capacidad del asombro, de lo artesanal y del sentido primigenio de la maravilla.

 

COWBOYS & ALIENS (2011). Hibridación de western con ciencia ficción. Un solitario hombre (Daniel Craig) se despierta herido en pleno desierto, sin memoria y con un extraño grillete metálico en su muñeca. Tras matar a unos vagabundos que pretendían agredirle, se adentra en el pueblo de Absolution.

A continuación, Craig le ajusta las cuentas a un borracho violento, Percy Dolarhyd (Paul Dano), y el Sheriff Taggart (Keith Karradine) lo detiene y reconoce al extraño como Jake Lonergan, un forajido.

El padre de Percy, el coronel Woodrow Dolarhyde (Harrison Ford), es un ganadero poderoso que quiere liberar a su hijo. En medio de estas pugnas, una nave alienígena comienza a atacar la ciudad. Percy, el sheriff y muchos otros habitantes del pueblo son atrapados por el OVNI y son secuestrados. Pero el grillete extraño que lleva Jake se activa y se convierte en un arma de gran poder, derribando una de las naves.

La película se desarrolla en el viejo oeste de 1873, época en que colonos e indios libran un duro enfrentamiento por el dominio del territorio. También hay beligerancia entre una banda de forajidos y el resto de los protagonistas. Pero cuando hacen su aparición los extraterrestres, colonos, forajidos e indios dejan sus peleas internas y se unen para acabar con el enemigo exterior.

Esta peli es un mashup, o sea, es un collage, una obra que usa y combina contenidos de más de una fuente, para crear un nuevo producto. La dirección de Jon Favreau es profesional y el guion está basado en un cómic publicado en 2006.

Buena puesta en escena, buen montaje, adecuada música de Harry Gregson-Williams y una fotografía excelente de Matthew Libatique, todo ello en una peli que es entretenida.

El reparto está compuesto por actores muy conocidos. Daniel Craig cumple en su papel de duro; Harrison Ford en plena madurez; y la belleza de Olivia Wilde.

El mensaje de este filme es de sobra conocido: cuando aparecen enemigos externos, todos se unen como Fuenteovejuna, en este caso, contra los «marcianos». Cuando los OVNIs hacen acto de presencia, los bandidos, vaqueros e indios, combaten conjuntamente a los alienígenas.

En revista Encadenados.

 

COCOON (1985). Ron Howard dirige con solvencia este filme, un director que ganaría dos premios Óscar en su carrera con: Una mente maravillosa (2001). Howard hace una película entretenida, con humor y también tragedia, y acertadas dosis de sentimentalismo que dieron mucho éxito a este drama fantástico.

Tiene un guion ingenioso y bien elaborado, adaptación de la novela de Saperstein, Cocoon (Capullo). La banda sonora compuesta por James Horner se convirtió en todo un clásico de las BSO en los ochenta, con el tema Ascension.

Un grupo de personas mayores que viven en una institución de lujo, descubren que los baños que se dan en una piscina cubierta cercana, les proporciona una vitalidad y una energía creían perdida. Tras esos baños practican sexo, bailan, conducen a todo trapo y están sanos.

Un buen día caen en la cuenta de que la piscina tiene unos inquilinos y que esos seres son extraterrestres altareanos, de los cuales desconocen sus intenciones.

 

Finalmente, la historia se desliza por derroteros variados e interesantes que mantienen la atención del espectador. Sólo diré que la película termina, tras la supuesta desaparición de los ancianos en un barco, con la nave de los antareanos encaminándose hacia un planeta muy brillante. De lo que no cabe duda es que esta es una de esas películas que se queda en la memoria.

El reparto del filme es genial en su conjunto; cabe destacar el trabajo de Don Ameche, una estrella del cine de los treinta (Oscar). También renacieron otros actores y actrices veteranos, como Jessica Tandy o su esposo en la vida real, el actor canadiense Hume Cronyn. Pero en realidad, este filme se caracteriza por una actuación coral con artistas todos de primer nivel.

El American Film Institute incluye esta película en el apartado de ciencia ficción. Tanto éxito tuvo que fue la sexta con mayor recaudación en el año 1985; y la secuela de 1988, Cocoon: el retorno, fue interpretada de nuevo por casi todo el reparto original.

Es destacable cómo Howard construye una obra optimista, con el trabajo de un equipo de efectos visuales maravilloso (Oscar). Película primorosa, original y que logra reunir temas candentes como la vejez, los extraterrestres, el amor, la amistad, el drama y el humor.

Nos enseña, como dice el sabio aforismo que «más vale añadir vida a los años que años a la vida». Continuar en la edad provecta teniendo metas e ilusiones, sueños, relaciones de amistad o amorosas, proyectos a medio o corto plazo o saber seleccionar lo más importante.

También ver el atardecer y soñar que, con el nuevo día, nos aguardará una hermosa tarea. Buenos estímulos con los que llenar de vida nuestra existencia: las ilusiones en la vejez. De eso y más nos habla este filme.

En revista Encadenados.

 

ENCUENTROS EN LA TERCERA FASE (1977). Steven Spielberg consiguió una de sus mejores películas con esta historia en la que su protagonista, Roy Neary (estupendo Richard Dreyfuss), observa en el cielo misteriosos objetos voladores y se siente irremediablemente atraído por un lugar donde va a haber un encuentro.

Roy es un hombre común, un protagonista humilde que tiene una epifanía espiritual, que se siente tocado, quemado por el sol y exaltado por su encuentro próximo con un más allá intrigante. Desde entonces vive obsesionado por entender mejor lo que ha visto; incluso se distancia de su esposa (bien Teri Garr).

A cambio encuentra apoyo en una mujer que ha sido también testigo de los mismos hechos. Juntos ansían encontrar una respuesta a este misterio que ha trastocado sus vidas. Al mismo tiempo, un grupo de científicos internacionales comienza a investigar las apariciones de OVNIS y otros extraños fenómenos en esa zona.

Por una visita extrañamente aterradora en su casa, bañada en luz naranja, queda claro que se encuentran entre los implantados que tienen una visión compartida, una conexión que significa algo importante.

El acento de este filme recae en los efectos especiales que son espectaculares, culminando con un OVNI majestuoso que literalmente llena la pantalla, con su sonido estéreo: impresionante. Un enorme espectáculo de luces que aturde los sentidos.

Estamos ante un clásico del del cine fantástico que confirma su originalidad y validez a pesar de los años transcurridos. La cinta sigue los pasos del mejor cine de Spielberg, siempre en el límite de las emociones, pulsando los sentimientos más sensibles.

La música de John Williams es un espeluznante lenguaje musical extraterrestre de cinco notas, que termina interrogativamente en “La dominante”. Se repite una y otra vez hasta que se encuentra exactamente el tempo cósmico adecuado para la comunicación. Y la inolvidable aportación de François Truffaut, todo ello hace de esta obra... una abducción necesaria.