Cuando se cita el nombre de Rosco a los aficionados se les viene a la memoria Faustino Herranz, un defensor a ultranza de la pureza de la fiesta que tenía su asiento abonado al polémico tendido 7 de Las Ventas. Adquirió mucha notoriedad por su exigencia y no reparaba en alzar la voz cuando entendía que lo que acontecía en el ruedo distaba de la ortodoxia que tanto defendía. Acuñó una frase que debería rotularse en las plazas de toros: “Sin toro no hay nada”. Más de un Rosco haría falta en esta plaza.

Pero hoy no les voy a hablar de Faustino, sino de José María Ruiz “Rosco”, ex hermano mayor de la hermandad del Cachorro. Mi amigo Tano, trianero por los cuatro costados y que ayer vino a ver a Morante con su matita de romero en la solapa de su cubana, me relataba una anécdota que cuenta Rosco habitualmente. Resulta que Rosco, en los años en que fue hermano mayor del Cachorro, tuvo la mala suerte de que lloviese el Viernes Santo durante cuatro años seguidos. Aquello hizo tanta mella en él que en sus círculos más íntimos, y con la ironía característica de alguien que ha superado el disgusto cuenta que una noche tuvo un sueño. La hermandad se disponía a hacer su entrada en la carrera oficial de La Campaña tras aquellos años de “encierro” obligado. Allí en el palquillo de control de horas, llegó Rosco y se presentó al fiscal: “Soy José María Ruiz, hermano mayor del Cachorro de Triana”. A lo que le respondió el fiscal: “muy bien, el Señor puede pasar, y usted, váyase a su casa”. Y es que Rosco llegó a interiorizar que algo de gafe tenía y por eso la hermandad estuvo tantos años sin salir por la lluvia.

La tarde de ayer, tras la lluvia de trofeos de los festejos que la antecedieron estaba en sintonía con el sueño de Rosco. Morante se va una vez más inédito de El Puerto. Habrá que pensar quién o qué es el gafe para que el torero de La Puebla lleve varios años sin cuajar un toro. Estuvo predispuesto en el que abrió plaza, y el cuarto lo despachó pronto porque no es Morante torero de medias tintas.



Roca Rey llegó a la plaza andando ya que tuvo que bajarse del furgón 5 minutos antes de que el reloj marcase las 8 de la tarde. Tal era la expectación de la corrida con cartel de “no hay billetes” que el atasco de tráfico fue monumental. En lo artístico destacar la labor en su primer toro, al que pudo cortarle las orejas si no falla con los aceros. Fiel a su línea de arrimones y dominio, con una legión de partidarios que estuvo toda la tarde empujando para que el peruano abriese la puerta grande. Bueno, mejor dicho, saliese por ella porque este año no ha dado tiempo a que se cierre. Debe haber una orden presidencial para que la llamada “puerta real” se mantenga de par en par, que a poco que un torero de dos tandas ligadas el usía le concederá las orejas. Es tal el protagonismo que está adquiriendo el señor Carrero que algún día le veremos a él mismo portar a hombros a algún torero.

Bonita imagen de la Plaza este sábado con el cartel de "no hay billetes". / Bellido

Daniel Luque está a un nivel que empieza a molestar a las figuras. En el quinto toro demostró una vez más que es un torerazo. Entendió a la perfección al de Cuvillo y para el recuerdo quedan unos naturales de muchos quilates. Estuvo muy torero toda la tarde y se metió al público en el bolsillo con el remate final sin la ayuda del estoque simulado interpretando unas ajustadas luquesinas. Con la espada lo ve claro, y poco a poco se está convirtiendo en un nombre imprescindible en las principales ferias.

No deja de sorprenderme que muchos aficionados ovacionen a los picadores por no picar. Se ha instaurado tal buenismo en la fiesta que la suerte de varas está casi desaparecida. Y también se ha tomado por costumbre ovacionar al varilarguero que cierra plaza mientras trota con parsimonia en busca del patio de caballos, dando la vuelta según dicta el reglamento en sentido contrario a las agujas del reloj, lo que provoca un parón que el respetable a modo de distracción rellena con sus palmas sin sentido.

Esta noche he tenido un sueño muy parecido al de Rosco. El presidente de la plaza, una vez prestado sus servicios en esta temporada se presentaba a la Delegada del Gobierno para darle novedades. El señor Carrero fiel a su profesión, se cuadraba ante ella y decía: “A sus órdenes mi Delegada. Ante usted Rafael Carrero, y mis asesores taurino y veterinario”, a lo que la autoridad taurina contestaba: “Muy bien, váyanse a su casa”.

FICHA DE LA CORRIDA

Toros de Núñez del Cuvillo. De correcta presentación, descastados, excepto el quinto premiado con la vuelta al ruedo. Lleno con cartel de “no hay billetes”.

MORANTE DE LA PUEBLA: Estocada trasera y atravesada, y dos descabellos (ovación y saludos); media estocada (silencio).

DANIEL LUQUE: Estocada (silencio); estocada (dos orejas).

ROCA REY: Metisaca, pinchazo y estocada (ovación y saludos); estocada delantera y caída (palmas).