Elvis Presley es un mito en la historia de la música rock. A pesar de todo, su vida oculta aspectos que ni el propio Elvis quiso desvelar. O tal vez no haya tanta dinamita oculta como algunos suponen.
Lo cierto es que pasó de ser un jovencito de Memphis con muchas cualidades e influencias del Soul negro y el country, y no tardó en saltar a la fama, sobre todo por su forma de moverse e interpretar canciones sobre el escenario. Justamente, esta forma provocativa de cantar, su magnífica voz, unido a la influencia de su música con el entonces rechazado mundo de los negros, hizo que lo acusaran casi de todo.
En aquella época difícil, a instancias de su representante, se alistó en el ejército norteamericano para lavar su fama de inmoral y próximo a los negros, en una época de segregación dura. El destino lo envió a Alemania a una base militar USA. A su vuelta, además de haber conocido a la que sería su esposa Priscila, continuó su carrera triunfal.
No sólo musicalmente, también Elvis quiso ser actor de cine a lo “James Dean”, como gustaba decir. Interpretó más de 25 películas, todas ellas bastante mediocres; pero aparecía él cantando, bailando, romances por medio, y la gente iba al cine a verlo. Pelis como: Pista de carreras (1968); Paraíso hawaiano (1966); A lo loco (1965); Puños y lágrimas (1963); El barrio contra mí (1959), etc.
Y desde entonces, muchos jóvenes querían emular al ídolo. En estas mismas páginas hablé hace algún tiempo de un mitómano que se identificó masivamente con Elvis: El último Elvis (2012), una interesante historia que representa a muchos elvisianos.
Escribiré hoy sobre el estreno: Elvis (2022), de B. Luhmann; y el documental: Elvis Unleashed (2019), de S. Binder.
Puede que alguien imaginara que el director de Moulin Rouge (2021), El Gran Gran Gatsby (2013), Australia (2008) o Romeo Julieta (1996) iba contenerse en su regreso a una gran producción. Pero resulta que Luhrmann va hasta el final, con una apuesta en escena excesiva y asombrosa, llena de brillibrilli y entretenida, a pesar de su metraje largo.
Los pilares del filme son dos. El primero es que Elvis volcaba en sus fans una energía sexual potente, en una época de represión. Una sacudida libidinal inundaba el cuerpo de las féminas, lo cual se puede ver en la peli: cómo las fans de Presley llegan a ese estado de excitación por el espíritu erótico y rupturista del “Rey del rock”, en una época tan puritana como hipócrita.
La segunda idea es que no existe el arte neutro o meramente en función de intereses económicos. Hay ideología, hay política, si se quiere. El atractivo de Elvis fue luchar por lo que creía, aunque en ocasiones se arrepintiera de no haber seguido su camino con total franqueza.
Luhrmann saca adelante con solvencia esta película, sin caer como ocurre en otras obras del género biográfico, en la mediocridad, los tópicos, ni el exceso de academicismo. Tampoco es una “hagiografía blanca” con el consabido ciclo: infancia, adolescencia, consecución del sueño, laureles, caída y redención final. Aquí hay algo más: hay historia, época, espíritu social.
De modo que este trabajo sobre el cantante más popular de la historia de EE. UU., no se ajusta en sentido estricto al esquema biopic, apostando por un estilo libre e intenso. Como ha declarado su director: «He intentado explorar Estados Unidos en los años cincuenta, sesenta y setenta, y Elvis Presley estaba en el centro de la cultura para lo bueno, lo malo y lo feo de varias maneras».
Un filme modo colorista, números musicales vistosos, ritmo furioso, saltos en el tiempo y caracterizaciones estratosféricas. No obstante, la narración obvia el capítulo de las drogas, la promiscuidad y otros.
En cuanto al asunto de la evidente hibridación de la música de Elvis con la música negra, el filme exime de cargos al cantante, culpando a su representante, coronel Parker (un caracterizado Tom Hanks). Es Parker quien convence al artista de no alzar la voz demasiado, pasar de puntillas sobre este asunto y evitar que se viera el plumero en aquella sociedad racista.
Blockbuster de autor para salas. Un Elvis que incluso sabe salir de sus horas bajas, resucitando bajo el símbolo de un Hollywood oxidado y semiderruido; y una defensa del arte que puede emocionar, congregar a la gente y a la vez hablar de asuntos importantes.
En el reparto destaca, además de un Austin Butler magnífico encarnando a un Elvis creíble (al que yo auguro Oscar); un Hanks sensacional, irreconocible, mayor, grueso, pero con el repertorio actoral de siempre. Olivia DeJonge muy bien como la esposa Priscilla. Acompañando Richard Roxburgh, Helen Thomson, David Wenham y otros, todos en sintonía y con gran calidad.
Resumiendo, esta obra explora la vida y la música de Elvis, la relación extraña con el coronel Parker durante más de 20 años, desde el ascenso del artista a la fama y su estrellato sin precedentes, al declive. La revolución cultural y la pérdida de la inocencia en USA. Y centrando este viaje, su esposa, una de las personas más influyentes en la vida de Elvis.
Publicado en FilmAffinity.
Revive el clásico Elvis’68 Comeback Special, con imágenes inéditas y momentos fabulosos que colaboraron a lanzar de nuevo la carrera de Elvis. Lo cual incluye entrevistas exclusivas dirigidas por el crítico musical del LA Times Randy Lewis Dennis Quaid, también la joven cantante y compositora Jade Jackson y el legendario productor y director Steve Binder, sobre el influjo de Elvis en la música actual y el impacto que tuvo en sus vidas.
Como anécdota, los Rolling Stone describieron en su momento la actuación de Elvis en este programa, como una de las mejores en la historia del rock and roll. Según los informes, el propio Rey estaba tan conmocionado que eyaculó en sus pantalones de cuero.
Para este regreso a la televisión, interpretó dos sets desconectados más dos acompañados por una orquesta de 45 músicos, vestido con un cuero negro ceñido él, el pecho al descubierto y el cabello peinado hacia atrás. Su presencia escénica acicalada, sonriente e impostada no agradó a algunos críticos. En 1968, Elvis no había actuado en vivo desde hacía siete años, después de haberse dedicado al cine.
Aun así, el programa de televisión fue un triunfo, prueba de que Elvis aún mandaba en lo suyo. Y hay momentos conmovedores en los sets acústicos mientras toca ritmo y blues con sus compañeros de banda originales, el guitarrista Scotty Moore y el baterista DJ Fontana.
Pero había mucho de arrogancia y, como algunos dicen, poco de alma en esta actuación, con Elvis mostrándose petulante, malcriado y con un séquito importante que mantener. Hay teatralidad en sus interacciones con la audiencia. En un momento dado, cuando pide un pañuelo a una joven en primera fila para secarse la frente, se echa en falta al hermoso joven que a finales de los años cincuenta hacía un rock directo y libre.
Aquel «68 Comeback Special» dirigido y producido por el rebelde y jovencísimo Binder, destapó igualmente a un Elvis con sentido del humor y carismático. Un especial que supuso un punto de inflexión en su trayectoria artística, hasta entonces controlada por el opresivo Parker, que planteaba por primera vez un programa de más de una hora de duración dedicado a un solo personaje, ilustrando musicalmente su vida y su carrera.
Un documento que nos presenta a un Elvis entre bastidores, en una actuación memorable y su impacto en la cultura y la musical actuales. Momentos espontáneos, bromas y anécdotas detrás de este legendario programa de TV que lanzó nueva luz sobre Elvis, como un icono que llegó a la gran pantalla en forma de maravilloso homenaje.
Publicada en FilmAffinity.