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Diez clásicos Disney para Reyes

Por Enrique Flópiz
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“Nuestra harina El Vaporcito siempre apoya la cultura, el deporte y el arte”.

Walt Disney afirmó que la animación “es un medio para narrar y entretener visualmente, a la vez que puede brindar placer e información a gente de todas las edades en todo el mundo”. Toda una declaración solemne de principios que quedó registrada para la historia.

Walt nació en Chicago en 1901, le gustaba dibujar caricaturas, disfrazarse y hacer reír a su familia y amigos. Con 27 años ya había montado un estudio de animación con su hermano Roy. Pero quebró y se mudó a California donde se rodeó de los mejores creadores. Tenía ojo y se convirtió en un gran productor con instinto para dirigir equipos y alcanzar la cumbre del éxito.

Gracias a ese olfato, Disney se convirtió en el tejedor visual de varias generaciones de niños y adultos. Nuestra cultura occidental está marcada por sus historias, su animación, sus moralejas y sus chistes. La compañía Walt Disney siempre fue dos pasos por delante, preparando su siguiente lanzamiento. Y aunque esta es una estrategia arriesgada, finalmente salió siempre a flote.

Walt Disney.

A veces se critica la ambición de Walt Disney, pero el siglo XX y XXI no se entienden sin él, sin su filmografía, su iconografía, su obra en general ¡Obtuvo como productor cinematográfico 26 Oscar! (4 de ellos honoríficos). Tiene parques temáticos con su firma, dibujos icono como Mickey Mouse (1928), 1932 (primer corto y primer Oscar honorífico) o el pato Donald, populares personajes de nuestra cultura. Reinterpretó los cuentos populares medievales y las leyendas de Europa Occidental: “De todos los personajes de cuentos de hadas, Blancanieves era el que más me gustaba, y cuando decidí hacer mi primer largometraje supe que tenía que ser la heroína.” (Primer largo de animación, 1937).

En la Edad Media cualquier niño corría innumerables peligros, y las leyendas eran historias con moraleja, para que ante una situación potencialmente espinosa, cualquier crío actuara con sentido común. Durante siglos, esas narraciones sirvieron como manuales guardados y latentes de comportamiento; de ahí que al pasar a la pantalla, los personajes Disney sufrieran en sus primeros minutos la muerte del padre o de la madre, el ataque de alguna bruja malvada, que se perdiera alguien en una alocada carrera, que el personaje se viera impulsado por la avaricia, etc.

Efectivamente, Walt entendía que a un guion lo mueve un personaje en acción, y desde luego el fallecimiento de un progenitor es un gran motivador. Y aún tras su muerte en 1966, ese principio de la acción impulsada por el dolor, ha seguido hasta nuestros días, como puede verse en en “El rey León” (1994 y 2019), “El viaje de Arlo” (2015) o “Frozen. El reino de hielo” (2013) (4 Oscar). Para que el protagonista emprenda un cambio vital, al inicio de la trama siempre es sacudido por un gran golpe emocional. Cuanto más grande, mayor será el impulso. Y en películas de 90 minutos no hay mucho tiempo, hay que ir rápido y tensar: matar a la madre o al padre, etc. Toda una terapia pues luego la trama se encarga de que la criatura pueda superar el trauma.

La obra de Walt Disney puede no gustar a todos. Pero es innegable la huella que ha dejado desde hace noventa años en el alma de millones de seres humanos. Además de su faceta empresarial, Disney supo qué quería en la pantalla y qué quería transmitir más allá de la sala de cine. En el reino de las emociones, pocos han tenido su talento y desde luego, ninguno su visión.

En fin, he hablado algo sobre esto y lo puedes repasar en la entrega Mary Poppins.

Ahora, paso a comentar diez de las mejores producciones ya clásicas, salidas de la factoría Disney.

BLANCANIEVES Y LOS SIETE ENANITOS (1937). La malvada madrastra de Blancanieves no tolera que la belleza de la joven sea superior a la suya y decide eliminarla. Pero la muchacha logra escaparse refugiándose en la cabaña de los siete enanitos. No obstante, la madrastra consigue envenenarla con una manzana.

Pero la princesa no está muerta, sólo dormida y a la espera de que un Príncipe Azul la rescate. Que el amor la salve. Primer gran largo de la factoría Disney dirigida por Davidad Hand y libreto de Ted Sears y otros.

Esta cinta es base y fundamento de cuanto Disney hizo después, una joya sustancial de la historia animada, un clásico.

De lujo para la época, luminosidad maravillosa incluso en escenas oscuras; película que impresiona y dota de herramientas psicológicas a los niños para afrontar sus dificultades internas. Saber afrontar las esperas en la vida.

Es absorbente, interesante y emocionante.

 

PINOCHO (1940). Un anciano de nombre Geppetto hace una marioneta de madera a la cual llama Pinocho. Tiene la esperanza de que el muñeco se convierta en un niño de verdad. El Hada Azul hace realidad su deseo y da vida a Pinocho, pero conservando su cuerpo de madera.

Pepito Grillo será el “personaje conciencia” de Pinocho, y le habrá de ir mostrando el camino para que se aleje del peligro y así convertirse en un niño de carne y hueso.

Asombroso este segundo largo Disney dirigido por Ben Sharpsteen y Hamilton Luske con libreto de Ted Sears y otros. Película enternecedora y la vez aterradora. Grande en detalles visuales, imaginación y ritmo narrativo.

Toda una lección en favor de la integridad y contra la mentira (la que hace crecer la nariz de Pinocho: toda una alegoría aceptada popularmente).

Tierno y hermoso para todas las edades.

 

FANTASÍA (1940). Un clásico de la Disney, compilación de interpretaciones animadas de grandes obras musicales:

Dirección James Algar, Samuel Amstrong, y otros: geniales.

Guion de Joe Grant y Dick Huemer: excelente y maravillosa fotografía de animación de James Wong Howe.

Música inconmensurable de clásicos como Johann Sebastian Bach, Ludwig van Beethoven, Igor Stravinsky, Peter Tchaikovsky, Paul Dukas, Franz Schubert, Modest Mussorgsky. Lo más de lo más.

Esta cinta es todo un clásico, un rosario de interpretaciones animadas vinculadas a grandes de la música clásica. En "El Aprendiz…”nuestro querido ratón Mickey Mouse se mete en un enorme lío como discípulo de un mago por sus limitados conocimientos de magia.

"La Consagración de la Primavera" (Stravinsky) cuenta la evolución desde los seres unicelulares más simples a la extinción de los dinosaurios.

"La Danza de las Horas" (Ponchielli) se convierte en un fragmento de ballet cómico glosado por elefantes, hipopótamos, cocodrilos y avestruces.

"Una Noche en el Monte Pelado" de Mussorgsky y el "Ave Maria" de Schubert, sirven a la descripción del enfrentamiento entre la oscuridad y la luz.

Es un film que no es estrictamente infantil, aunque es recomendable que padres o educadores den a conocer a los niños esta obra, para que aprendan a amar las composiciones clásicas. Película que no responde al esquema típico: planteamiento, desarrollo y conclusión. Tal vez por eso no funcionó bien en los cines en su momento, quizás por eso su fracaso inicial.

Son imágenes mágicas, propiamente pictóricas, es ambrosía y miel para el corazón y la inteligencia. Una obra maestra sin paliativos, un película antológica de la animación de siempre jamás, un producto increíble que supera todos los límites hasta alcanzar la más alta cota del género animado.

Obra capital de la época en que Disney era aún sinónimo de intrepidez y responsabilidad creativa, este es un film de gran categoría en el entonces sonido estéreo que comenzaba. En la película la música acompaña con gran nivel de sincronización a las piezas animadas que se suceden.

Yo la vi por vez primera siendo muy niño, “cuando pensaba y sentía como un niño”, y me encantó; ahora, ya un hombre de edad, me sigue pareciendo un milagro del bien hacer, del buen gusto y de la delicadeza hecha fotogramas.

 

DUMBO (1941). En un circo, la mamá elefanta Dumbo descubre que su bebé tiene unas orejas descomunales; sus compañeras se ríen de él, pero el amor de mami lo defenderá sobre todas las dificultades.

Ridiculizado y maltratado Dumbo cuenta con la ayuda de un minúsculo ratoncito llamado Timothy, que decide hacer de él una estrella del circo ¡El elefante que volará con sus orejas!

Ben Sharpsteen vuelve a dirigir esta obra Disney con gran mérito.

Ternura genuina, aceptación de los excluidos y apropiada para cualquier tipo de familia.

Película encantadora sobre la superación personal con un héroe adorable, atractivo y prodigioso.

Excelente música (Oscar a la banda sonora) y enorme calidad técnica.

 

BAMBY (1942). Bambi es una película de animación clásica que la hemos visto millones de personas. Una película inocente y bonita con un un libreto dramático: ¡la muerte de la madre! Los niños sufren y la misma historia es igulmente terapéutica.

En la pradera que recién amanece, nace Bambi, un cervatillo tímido que vive en el bosque junto a su madre. Nada más dar los pasos primeros inicia su relación con sus amigos del bosque, Tambor, el conejo, Flor, la adorable y tímida mofeta, y así. Se divierte patinando en el lago helado, mordisqueando florecillas y todo esto será el principio de un largo aprendizaje conducido por su amigo el Búho. Bambi experimentará el valor del amor, la pérdida de seres queridos, aprenderá a vivir la la vida. Su inocencia se verá perturbada por culpa de los cazadores.

Muchas generaciones han llorado con este film de colores sorprendentes, un bosque que centellea y anochece de pronto mágicamente. Algunos lo han calificado de Disney-Kitsch, pero es ya un icono y obra maestra que traslada al espectador el poder emocional del primigenio Walt.

Con un guion sencillo y un dibujo artesanal, Bambi sigue intacto y dispuesto para ser disfrutado. Film atemporal y preocupaciones universales.

 

LA CENICIENTA (1950). En todos los aspectos, «Cenicienta» es el cuento de hadas más conocido, siendo un relato muy antiguo y a la vez, aleccionador. Impacta sobre todo por el mal trato y la injusticia a que es sometido el personaje de Cenicienta.

Cenicienta es una hermosa y bondadosa joven, maltratada por su madrastra y hermanastras que la obligan a los trabajos más serviles. La cosa se precipita cuando el hijo del Rey celebra un gran baile. Las hermanas asistirán con la ayuda de Cenicienta en sus arreglos y vestimenta a ese gran baile, pero Cenicienta, no. Pero un hada buena se compadece y facilita que acceda a la fiesta convirtiendo calabaza, ratones y otros en carroza, pajes, caballos y demás. Concluye con la boda de Cenicienta y el Príncipe. Final feliz pero con enseñanzas. Veamos.

Siguiendo a Bettelheim y su obra “Psicoanálisis de los cuentos de hadas” esta historia deja sentado que Cenicienta no habría llegado a ser la esposa del príncipe si no hubiera sido una muchacha buena y servicial. El relato lo que muestra es que para conseguir una identidad personal completa y a un nivel superior, se necesitan unos padres buenos en los primeros años y, más tarde, los educadores que imponen exigencias educativas «duras» y «difíciles». Todo esto conlleva un trabajo complejo. Si la madre buena no se convirtiera con el tiempo en educadora y exigente, los pequeños no se verían obligados a desarrollar una identidad, ni a descubrir la diferencia entre el bien y el mal, ni a actuar con iniciativa y autodeterminación.

De ello son testimonio en el cuento las hermanastras, hijas malcriadas para las que la ‘madrastra’ sigue siendo la madre buena e indulgente a lo largo de toda la historia, siendo que éstas no consiguen evolucionar en ningún sentido; son tan sólo unas egoistas. «Cenicienta» sí traza el camino hacia un destino personal, necesario para conseguir la plenitud y ser un ser humano total. Es una tarea compleja y esforzada, pero que condude a la felicidad.

Si la historia es interesante, esta cinta pertenece al mejor período Disney, con unos dibujos de maravilla y una luminosidad y belleza insuperables en la animación. De hecho, la película se beneficia de avances técnicos importantes en relación a las obras anteriores.

Película que toca la fibra sensible y hace pensar a niños y mayores. Excelentes canciones y números musicales ejemplares. Esta entrega de Disney conserva la magia, logra que vuele nuestra imaginación y es probablemente la mejor adaptación realizada del cuento.

 

PETER PAN (1953). Entrañable película para niños, fue dirigida por Clyde Geromini y otros, con un guion escrito por varios autores donde se recrea la historia del escritor escocés James Matthew Barrie para una obra de teatro que se estrenó en 1904 en Londres.

Peter Pan es un niño que nunca crece, que tiene diez años y no gusta del mundo de los adultos. Pan va siempre acompañado de de su hada Campanilla que desprende un polvo estelar que hace que el personaje pueda volar indefinidamente. Pan vive en el país de Nunca Jamás, una isla emocionante atestada de piratas al mando del capitán Garfio, sirenas, hadas, donde vivirá aventuras con sus amigos los Niños Perdidos.

Esta es una de esas películas que a un niño le queda grabada para siempre. Es emocionante, fantástica, divertida y además Campanilla o ‘Tinker Bell’ es un encanto, con alitas y una cinturita de avispa.

Con el tiempo he caído en la cuenta que algunos críticos denuncian que este clásico Disney pierde una parte importante del lado más oscuro del cuento escrito por Barrie. Ya sabemos que la historia de Peter Pan tiene incluso lecturas amargas, negacionistas y el fracaso de un niño que se resiste a crecer. O sea, todo esto tiene muchas interpretaciones. Pero no hay que olvidar que esta película está pensada para un público infantil y para divertimento.

En definitiva, animación fascinante con melodías cadenciosas, Technicolor (era entonces un avance), que introduce al espectador en un mundo de alegría y estimulante imaginación.

 

LA DAMA Y EL VAGABUNDO (1955). Reina es una perrita cocker spaniel de pura raza, muy bonita, de clase alta; vive felizmente en una casa acomodada con sus dueños que la cuidan con esmero.

Pero un buen día llega al hogar un bebé y Reina pasa a un segundo plano en las atenciones. Para colmo aparece por la casa la tía Sara, que se quedará unos días haciendo de canguro en un viaje que hacen los señores. La vida de la perrita, entre unas y otras, se hace imposible. Motivado por ello, empieza a juntarse con un perro vagabundo que aparece en su vida casualmente, se llama ‘Golfo’ y es muy simpático e incluso seductor, y ambos se enamoran.

Es muy buena la dirección de Clyde Geronimi y otros, con un excelente y divertido guion escrito por Erdman Penner y otros. Adapta un cuento del propio Disney (él aportó a Reina a la historia) y de Ward Green (que aporta a Golfo); el libreto nos presenta unos personajes con unos diálogos divertidos e inteligentes. Es además, una historia de amor inicialmente imposible, que incluye ¡un original beso-Disney!, Un relato impecable de principio a fin, con un cierre genial y plagado de escenas memorables.

Fue la primera película Disney rodada en Cinemascope, un sistema de filmación con imágenes amplias en las tomas, que permitió narrar la historia desde la visión de los perros, pues los amos apenas aparecen. Esto consigue un efecto muy atractivo, como ninguna otra obra anterior. Además tiene todo lujo de detalles, preciosos fondos y cambios de luz sorprendentes. La animación fue la más realista de su época en una película de animales y los movimientos de los perros son muy fieles a la realidad.

Estupenda música de Oliver Wallace con un alegre ritmo y canciones memorables como "Bella Notte" y "He's A Tramp" interpretadas por Peggy Lee. Y como siempre, la gran fotografía de animación Disney.

Además, enseguida nos damos cuenta que la trama dibujada por los perros se parece mucho a la sociedad y el mundo de los humanos. Por un lado una sociedad de alto nivel, la de la perrita ‘pija’ y elegante Reina, y del otro lado está Golfo como exponente del mundo marginal, mal presentado e incluso vulgar, pero de buen corazón y simpático. Reina es una perrita indefensa, pero Golfo es todo un experto en conseguir alimento o solucionar problemas de supervivencia.

Se ha dicho en ocasiones que se trata de una cinta clasista. Sin embargo este fenómeno de la diferencia de clases es universal y ha ocurrido y sucederá siempre. Por lo tanto, de nada vale engañar a los niños sobre este extremo. Del mismo modo cabe decir que esta diferencia entre Reina y Golfo sale bien parada, desdramatizada y socialmente bien resuelta en el film, pues finalmente ambos canes pueden unirse.

Igualmente, la película nos enseña que no hay que mirar los signos externos sino lo que hay dentro: el buen corazón y el buen carácter.

Para mí es una obra maestra imprescindible: deliciosa, encantadora, maravillosa e incluso pedagógica.

 

LA BELLA DURMIENTE (1959). Esta cinta fue considerada una obra clásica con múltiples mensajes para los niños.

La productora Disney lanzó al mercado una versión de Perrault del cuento “La bella durmiente”, adaptación llevada al papel por el guionista Erdman Penner y dirigido por Clyde Gernimi que incluye todo prácticamente: un relato agradable con los ingredientes para disfrutar, para el romance, la aventura, el misterio, grata en los momentos brillantes e intensa en los recorridos más tenebrosos; incluso por momentos produce miedo.

Esta delicia está envuelta nada menos que con la música de Peter Tchaikovsky y Peter Bruns, así, la cinta es un reto artístico, una propuesta elegante, sinuosa y alargada, inmersa entre las más puras notas musicales, y dibujada en la perfección del trazo Disney de los ‘50 del pasado siglo.

Es un relato emblemático, bello, simbólico y sentimental de entre los cuentos de hadas de la historia universal. Dos reyes que esperaban con ansia el nacimiento de su hija, por un olvido a la hora de la lista de los invitados por el tal nacimiento, se ven perjudicados por la afectada bruja Maléfica, con un hechizo que le habría de ocurrir a Aurora, que así se llamaba la princesa. Tras pincharse con la rueca maldita, la princesa cayó abatida.

Pero nada hay, como ya dijo Sigmund Freud, que no se cure con amor. O sea, que hay que esperar en la historia al necesario y apuesto príncipe que ha de venir, para exorcizar el mal de la noble muchacha.

La cinta es una maravilla de color y sonido, con destellos mágicos por doquier de las varitas mágicas de las hadas buenas. Hermosísimo metraje considerado la obra maestra del estilo de post-guerra de los estudios Disney (Kehr). En realidad es una cinta que sabe a cine pero huele a esos cuentos que la mamá o la tita contaban a los niños antes de dormir.

Alguien ha dicho que: "No se trata de la historia típica disneyana si no la representación de un verdadero cuento de terror y romanticismo gótico". Así lo señala el famoso psicoanalista Bruno Bettelheim (“Psicoanálisis de los cuentos de hadas”), cuando escribe que este cuento, “anima al niño para que no tema los peligros de la pasividad. Por muy antiguo que sea el cuento […] el mensaje que transmite a los niños de hoy en día es, en muchos aspectos, más importante que el de otros cuentos. Actualmente, gran parte de los niños —y sus padres— tienen miedo del crecimiento silencioso, cuando nada puede ocurrir […] pero este cuento nos demuestra que un largo período de reposo, de contemplación y de concentración en sí mismo, puede conducir a grandes logros, como sucede con frecuencia […] que la perversidad de los poderes malvados, no sólo se conseguirán vencer, sino que las fuerzas del mal serán eliminadas y no amenazarán nunca más su bienestar espiritual”.

Así es, toda una lección para los niños que considero una obra aleccionadora, y como película una de las principales de Disney, pues encierra de todo un poco y mensajes muy diversos.

 

101 DÁLMATAS (1961). La historia es una pareja de perros dálmata que vive junto a sus amos rodeados de sus quince cachorros. Pero hete aquí que Cruella de Ville, una mujer muy malvada, quiere poseer esos cachorros para hacerse un abrigo con sus pieles. Para ello planea secuestrarlos.

Es llamativa la inquietud ante la presencia de la temible y pérfida Cruella y cuánto alivia finalmente, ver que la historia acababa bien y que aquella mujer mitad pelo blanco, mitad pelo negro y rasgos afilados, acababa siendo vencida y frustradas sus pretensiones.

Es sin duda una de las películas más maravillosas de las producciones Disney, una obra ingeniosa, sutil y hermosa (tendría secuelas posteriores). Especie de cuento de hadas donde los malos acaban derrotados en aras a preservar la vida de unos inocentes y juguetones cachorritos.

Un guion muy efectivo, adaptación de la novela de la escritora británica Dodie Smith. La historia es emocionante y suscita en los niños todo tipo de emociones, desde las más angustiosas a las más felices, sobre todo en un final en que todo concluye bien. Y entre las películas Disney, Cruella de Ville destaca como una villana de primer orden, entre la bruja y la mujer ambiciosa y criminal. Su tremenda figura queda aliviada por los tipos patosos que tiene como ayudantes, cuya torpeza modera tanta crueldad.

En fin, una visión moderna, cautivadora, inteligente a la vez que sentimental, sobre cómo el mal acaba siendo vencido. Mensaje claro y muy acertado para los niños. Toda una enseñanza y un hermoso rato en el cine.

Enrique Flópiz

Enrique Fernández Lópiz. Nacido en El Puerto de Santa María, es Licenciado en Psicología por la Universidad Pontificia de Salamanca y Doctor en esta disciplina por la Universidad de Granada, donde es Profesor Titular del Departamento de Psicología Evolutiva. Cinéfilo desde siempre, escribe críticas cinematográficas desde hace dos décadas en diversos medios escritos y digitales.