EL PUERTO.- La portuense Ana Pecci reclama que “devuelvan a mi madre el mismo horario que tenía de ayuda a domicilio antes del confinamiento”, puesto que su hermana, su padre y ella, que cuidan a su madre, Carmen Fernández, enferma de ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica), no pueden cubrir las horas que quedan fuera del nuevo horario impuesto tras el confinamiento por la pandemia de la covid-19.
A su madre, que se encuentra postrada en una cama y necesita ayuda para cualquier actividad que realiza en su día a día, le corresponden 70 horas de ayuda a domicilio al mes, y antes del confinamiento, si la auxiliar se marchaba sobre las 14.30 horas, la familia podía organizarse, teniendo en cuenta que su padre hace el turno de noche y parte de la mañana hasta que llega la auxiliar, y ella y su hermana, ambas con hijos, Ana incluso con un bebé de seis meses que aún reclama mucha atención por su parte, se reparten desde la hora de la comida en adelante.
Pero tras el confinamiento, que además su madre ha pasado sin ayuda a domicilio, “y sin apenas una llamada para ver cómo estábamos sobrellevándolo”, algo que también denuncian, al no parecerles justo ya que sus necesidades no han cambiado, puesto que requiere ayuda para poder moverse, trasladarse de una estancia a otra de la casa, etc., les han modificado el horario, de manera que ahora hay horas del día en que ella y su hermana no pueden acudir al domicilio de sus padres, puesto que su hermana se ha incorporado al trabajo y ella lo hará en breve, y hay un vacío de esa auxiliar que apoyaba a su padre. Una situación que se les antoja muy cuesta arriba, y para la que requieren una respuesta.
“Al retomar el servicio, nos han cambiado el horario, y la trabajadora viene solo hasta la una o una y pico de la tarde. Hemos llamado al Ayuntamiento, a Asuntos Sociales, para pedir que la auxiliar viniera más tarde, y así pudiera irse algo más tarde, de modo que nos dé tiempo a llegar a casa”, explica esta portuense, porque como bien dice, su hermana y ella tienen que trabajar, atender a sus familias, y ayudar a sus padres, algo que se complica si no obtienen un servicio adecuado a sus necesidades, y a lo que requiere su madre, una persona enferma.
La respuesta ha sido, lamenta Ana, "que no se podía cambiar el horario, pero no entendemos por qué, porque además no era precisamente el horario con el que contábamos antes de que ocurriera todo esto”, lamenta. “No estamos hablando de un capricho, sino de que nos hace falta, solo queremos lo que teníamos, ni más ni menos”.
Además, Ana explica que han añadido al servicio de su madre a una trabajadora de apoyo más, para ayudar a la otra que acude de forma regular, para que se ayuden la una a la otra, por lo que las 70 horas mensuales de su madre se ven reducidas a algo más de 50, ya que se computan horas por ambas trabajadoras. “Después de pelear por lo de las horas y no entenderlo tampoco, hemos claudicado con eso , aunque no es nuestra responsabilidad que la empresa no cuide a sus trabajadoras o les ofrezca las garantías necesarias para poder trabajar de forma individual y no hacerse daño o cualquier cosa, pero lo de los horarios no lo podemos dejar pasar, porque nos es necesario”.
Para suplir los huecos del calendario que les son necesarios, Ana Pecci solicitó a Bienestar Social un cambio, es decir, que el lunes, la hora que la trabajadora acudía a su casa, no lo hiciera, y ese tiempo se repartiera entre miércoles, jueves y viernes, para que así pudieran asistir a su madre hasta las 14.15 horas más o menos, que es cuando su hermana y ella pueden volver a casa de sus padres. “Me dijeron que tampoco era posible, y resulta que sin avisarnos, el lunes pasado no acudió la auxiliar. Llamé para ver qué pasaba, y me dijeron que como lo había pedido, pues el lunes no había acudido, pero sin avisarme y confirmarme nada”.