Estimado Coronavirus:
Vengo a por ti y cuando te encuentre te voy a liquidar. Me has quitado lo mejor de la humanidad y, por ende, de mi ciudad: miembros de nuestras familias, nuestros seres queridos, amigos y vecinos, nuestros ángeles y héroes, jóvenes y viejos.
Has interrumpido groseramente todas nuestras vidas y robado nuestro precioso tiempo. Estoy harta de estar continuamente obligada a escuchar tu mal nombre. Tu legado es muerte, destrucción y miseria indescriptible, pero no me vas a vencer.
A cambio, desagradable, pequeño error de Covid, indefectiblemente te aplastaremos pues dispongo de ciudadanos preparados para ello. He observado que mis hijos portuenses han aprendido a conocerse mejor, pues muchas veces huimos de nosotros mismos y esta situación que me has originado les ha hecho más fuertes.
El mundo y mi hogar serán un lugar muy diferente después de que te hayas ido porque lo vamos a conseguir. No te quepa duda que así será. Tras esto, me aseguraré de que sea un sitio mejor para vivir para todos.
Sin otro particular, atentamente,
La Muy Noble, Muy Leal y Gran Ciudad de El Puerto de Santa María.