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Asoma la Semana Santa de 2020 sabiendo como sabemos que apenas se celebrará la cuaresma en las iglesias ni podremos ver los pasos procesionales por nuestras calles. La Semana Santa siempre ha sido una mezcla de fervor y cultura popular cargada de devoción, y lo que está ocurriendo será muy triste para muchas personas. Estas fechas habitan en el corazón de muchos españoles, de los andaluces y más particularmente de los portuenses, que este año verán desde sus balcones las calles desiertas y los templos vacíos.

A modo de modesta contribución a la falta de procesiones y celebraciones litúrgicas a que nos obliga el COVID-19, he querido que mi entrega de hoy esté dedicada al cine centrado en la figura de Jesucristo, cuya pasión y muerte conmemora la cristiandad en estas fechas. “Jesucristo en el cine”, así la he titulado y de ello hablo a continuación. Alguno de vosotros quizá pueda compensar la carencia procesional y cuaresmal, con el visionado de imágenes filmadas, películas o escenas sobre la pasión y muerte de Jesús. En estas líneas puedes encontrar algunas muy interesantes.

El cine bíblico ha estado siempre entre el fervor y la gran superproducción, entre escandalizados y devotos seguidores. La figura de Jesús atrajo ya a los pioneros y a los productores desde el mismo cine mudo. Desde el principio del Séptimo Arte ya existieron producciones sobre la Pasión de Cristo, realizadas con fines divulgativos o de evangelización. Fue en 1897 cuando apareció por vez primera la imagen de Cristo en la pantalla: La Passion du Christ, dirigida por Léar y un hermano de las Escuelas Cristianas de nombre Basile. Los intérpretes eran aficionados y se llevó a cabo en un salón de la calle Felicien, de París.

En general las películas sobre Jesucristo han solido hacerse con fines catequéticos, como representación histórica, como transmisión de fe y en alguna ocasión con humor e incluso irreverencia (p.e. La vida de Brian, 1979, de Monty Pyton). Y siempre está por ver, claro, la calidad artística de la obra. En el cine, con la figura de Jesucristo hay de todo. Algunas películas tienen un trasfondo espiritual evidente, otras han sido manejadas ideológicamente y otras mejor ni hablar. Pero en todos los casos, el cine con Jesús como personaje central, siempre ha dado que hablar, nunca ha dejado impasible a los espectadores ni a la crítica.

Dando un salto considerable nos vamos a una gran producción norteamericana: Rey de Reyes (1961) de Nicholas Ray, a todo color y gran pantalla; película sólida que presenta una figura de Jesús poderosa y combativa, entre la acción y la contemplación, un Mesías esencialmente humano. Película importante inspirada en los textos del historiador romano Tácito y en los Evangelios, que fue criticada por la Iglesia como “inexacta”.

En esta obra «Ray convierte la pasión de Cristo en el arrebatado drama interior de un hombre cualquiera que duda. De este modo, el director juega a las contradicciones para convertir la pantalla panorámica en el escenario de una batalla que se libra en el reducido espacio de una conciencia torturada» (Luis Martínez).

 

En el caso de La Historia más grande jamás contada (1964) de George Stevens, el filme fue ante todo una superproducción de Hollywood filmada para Cinerama y excelente reparto donde destaca la actuación de Chartlon Heston como Juan el Bautista, un vigoroso profeta; y la representación de Jesucristo por el gran actor que fue Max Von Sydow; su rostro enigmático y profundo, nos hace recordar al Nazareno y la misión que cumplió aquí en la tierra; y hasta John Wayne actuó como centurión romano; esta película sirve perfectamente para rememorar la vida de Jesús.

En otras películas como Ben Hur (1959) de William Wyler, Barrabás (1962) de Richard Fleischer y La túnica sagrada (1953) de Henry Koster, la figura de Cristo y su pasión, subrayan el papel predominante de Jesús como Redentor.

Fue Pier Paolo Pasolini, ateo y marxista, quien realizó la película sobre la vida de Jesús más cercana a la austeridad evangélica: El evangelio según San Mateo (1964), basada en el texto de Mateo y rodada cámara en mano, tipo «cinema verité».

Jesús es interpretado por Irazoqui, actor español sin experiencia, un Cristo «autentico, cercano, austero, con fuerza en la mirada y palabra de fuego impulsiva e interpelante para explicar a los hombres el mensaje del Reino que no tiene dilación...» (Eduardo Gil de Muro).

 

En 1974, José Luis Sáenz de Heredia dirigió Proceso a Jesús, una reflexión que persigue aclarar si estuvo justificado condenar a Jesucristo, nada menos. Un film-debate interesante y estimulante, que a través del formato del juicio lleva a la catarsis y a la confesión. La parte del debate protagonizada por Carlos Lemos (un cura católico) y Armando Calvo (un intelectual) es realmente intensa.

 

 

 

 

 

Una película muy aplaudida por el público y rechazada por los integristas, aunque la Iglesia dio su aprobación fue Jesucristo Superstar (1973) de Norman Jewison, película-musical de la que hablaré más adelante. Otra obra importada al cine desde el musical fue Godspell (1973) de David Greene, una recreación moderna con canciones y coreografías del Evangelio según San Mateo, poco lograda cinematográficamente.

En 1972, en Polonia, el gran director polaco Andrej Wajda filmó Pilatos y los demás, por encargo de la televisión alemana. Esta obra se Inspiró en la obra del escritor ruso Mikhail A. Bulgákov, y se investiga sobre la posición de Pilatos y los demás en el juicio de Jesús.

El Mesías (1975) de Roberto Rosellini se rodó con actores no profesionales con un Cristo maestro de la palabra y un mensaje alentador e imbuido de su misión humana y sobrenatural, con una imagen de Jesús más humano, más cercano, más introvertido y menos elegíaco.

Rossellini. Se centra en sus bellos y aleccionadores discursos sobre la solidaridad, la paz, el perdón. Excelente el último y alegórico plano de la Virgen María tras ver el santo sepulcro vacío, con su mirada puesta en un cielo con nubes, como esperando una señal.

 

Otra gran superproducción fue Jesús de Nazareth (1977), del católico Zeffirelli, un filme alabado por la iglesia católica italiana, rechazada por los puritanos norteamericanos por mostrar a Un Jesús muy humano y denostada por la izquierda que la tachó de kistch y almibarada: «una larga y coloreada lección de catecismo» según La Repubblica. No quita para que otros críticos la hayan considerado una película magnífica y la mejor que se ha hecho sobre la vida de Jesús de Nazaret, según los evangelios canónicos de Mateo, Marcos, Lucas y Juan.

Con un gran reparto, el actor Robert Powell es sugestivo y carismático en su interpretación de Cristo.

 

 

Especialmente destacable y polémica en su momento fue La última tentación de Cristo (1988), realizada por un director profundamente religioso, Martin Scorsese, que se aleja de una visión perfecta, hablándonos de un Jesús que sufre; guion basado en una novela de Nikos Kazantzakis, siendo Willem Dafoe quien interpreta a Jesucristo de manera más que creíble.

“Un trabajo honesto, imaginativo y típicamente ambicioso del director más provocador e inteligente de América" (Geoff Andrew).

 

 

 

Saltando alguna producción menor, vino La Pasión de Cristo (2002) dirigida por Mel Gibson (hablaré sobre este película unas líneas más abajo). Un filme que suscitó el debate del antisemitismo y muestra con enorme crudeza, lejos de otras versiones edulcoradas de Hollywood, el sufrimiento de Cristo en su pasión y muerte.

JESUCRISTO SUPERSTAR (1973). De nuevo ese gran cieasta que es Norman Jewison y su equipo de guionistas, adaptó y llevó al cine con notable éxito esta archiconocida obra musical de de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice, que ya fuera estrenada en Broadway con más de 3000 representaciones y que cuenta la historia de Jesús de Nazaret a través de canciones tipo rock.

La película sigue vigente y puede seguirse viendo, pues entre otras, cuenta la vida de Cristo como personaje puntal para la cristiandad, un personaje universalmente conocido. Además, tiene una impecable realización, intérpretes cantantes, bailarines y músicos de lujo, rodada íntegramente en Israel y otras localizaciones de Oriente Próximo, y una música de excelencia que fue nominada a los Oscar en en aquel 1973, y en los BAFTA la Banda Sonora en su conjunto. Hay temas de gran belleza lírica como: "Gethsemane", "I don't know to love him" (cantada por el personaje de la Magdalena y éxito de ventas), las conmovedoras "Heaven on their minds" o "Simon, the Zealote”, las dramáticas "Trial before Pilate" o "This Jesus must die", sin olvidar el puro espectáculo de "Superstar".

Puede o no gustar pero siempre deja huella, no es una cinta que se olvide, al contrario, es emocionante y cálida, y las canciones son cantadas con pasión y desgarro. Llega a ser incluso enigmática en su final, cuando el personaje de Jesús no vuelve al autobús del desierto con el resto de actores y actrices participantes. El mejor musical sobre la vida y obras de Jesús, según mi opinión.

LA PASIÓN DE CRISTO (2004). Esta sensacional, dramática y dolorosa película recrea la Pasión de Jesús conforme a los testimonios de los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. También bebe de otros textos devocionales como el de Anna Katharina Emmerick (1774-1824), una monja canonesa agustina, mística y escritora alemana canonizada en 2004.

Mel Gibson hace una obra hiperrealista y descarnada de la pasión de Cristo desde su tormento en el Huerto de los Olivos tras la última cena, hasta su muerte en la cruz, el Vía Crucis al completo; lo hace desde un dolor infinito, sobre todo para los cristianos. Pero además, él mismo produce la película gastando entre cuarenta y cincuenta millones de dólares de su propio peculio, lo cual es una evidencia de que le pone ánimo y fuerza a la producción. Asimismo, Gibson es un declarado cristiano.

Además de dirección y coproducción, también escribió el guion junto a Benedict Fitzgerald. Ocurrió igualmente que debido a la interpretación, la violencia y el idioma de la película (arameo, latín y hebreo), resultó difícil encontrar a una compañía de distribución norteamericana que se encargara del film; la película ya estaba terminada cuando Newmarket Films se hizo cargo de su distribución en los EE.UU. Equinox Films la distribuyó en Canadá y en el Reino Unido, y en Australia fue Icon Films.

Gibson hace una gran dirección de esta obra, muy diferente a otras vidas de Jesús llevadas al cine; esta se centra en la pasión, muerte y resurrección. Enorme guion sin tacha conforme a los Evangelios. Tiene una música ‘ad hoc’ buena de John Debney y una gran fotografía de Caleb Deschanel.

En cuanto al reparto, el principal actor es un James Caviezel que parece transmutarse en Jesús y que a mí me parece una interpretación magistral. Maïa Morgenstern resulta impresionante en el papel de una María madre sufriente. Monica Belluci hace un trabajo antológico como María Magdalena. Hristo Jivkov muy bien en el papel de Juan. Franceso de Vito un estupendo Pedro. Luca Lionello muy correcto como Judas Iscariote. Y un elenco, en fin, de gran calidad.

A veces se ha tildado a la película de antisemita. Yo no lo creo. Lo que ocurre es que Los Evangelios, como testimonio histórico, hablan de un pueblo judío, el de aquellos entonces, que insultaba a Jesús, que vociferaban en aras a que fuera condenado, que incluso prefieren que Pilatos suelte a un bandido que a un hombre bueno. En realidad, todas estas polémicas le sirvieron a Gibson a modo de marketing promocional.

En conclusión, esta obra, tal y como la muestra Gibson es, además de dolorosamente física y hondamente espiritual e incómoda, única. Como dijo el propio Gibson: «La pasión es una profunda historia de coraje y sacrificio que describe las últimas doce horas de la vida de Jesucristo».