En estos momentos, hoy, en este mismo instante, sin mirar atrás, sin mirar adelante, ahora. Ahora es el momento de no estar cómodo. A tu lado tienes a la gente que quieres, o bien, al otro lado de la línea puedes hacer videoconferencias, o simplemente te asomas al balcón para ver que va sucediendo.
Estando así las cosas es importante no olvidar que levantarse y abandonarse nunca es bueno, no es cuestión de estar cómodos en casa las veinticuatro horas del día, es cuestión de vivir de una nueva manera.
Los simples detalles cotidianos tienen más importancia de lo que parece, y en las cosas pequeñas está la grandeza del sur humano, por eso, pensemos por un momento que tener un aspecto demasiado cómodo, desaseado o dejado nunca es agradable. Hacer una videollamada en las mismas circunstancias es igual de desagradable.
Pensemos que aunque tengas mucha confianza con la familia, jamás nadie pasó días a todas horas con su familia. Por ello, siempre es conveniente mantener esa pequeña dignidad del vestirse, cómodamente, asearse y relajarse quizás solo a las horas en que antes lo hacíamos.
Si lo tomamos con un poco de humor, mantengamos viva la chispa, arreglémonos, al fin y al cabo lo hacemos todos los días, alegremos la vista a quienes tengamos al lado, y sobre todo, seamos limpios interiormente y procuremos tener mayor amabilidad, porque el barco aún no ha llegado a puerto.